Jueves, 02 de mayo de 2024
Anarquía superstar
El mapa de su revolución es el mismo: corrupción e injusticia institucionalizadas, jóvenes universitarios frustrados por el paro y un detonante que ha sido la subida del precio de los alimentos... pero el gobernante es Gadafi, un revolucionario psicópata de la escuela soviética, no un golpista de terciopelo como Ben Alí o Mubarak.
No debe extrañar que esta escoria que ordenaba reventar aviones civiles en vuelo o discotecas europeas, haya ordenado al ejército libio abrir fuego contra sus conciudadanos. Tampoco debe extrañar que parte del ejército y de su gobierno se hayan pasado a la oposición, obligándole a recurrir a miles de mercenarios africanos para imponerse a la revolución.
Lo que sí debería extrañar es la alegría con la que se celebran estas revoluciones en Europa. Quizás haya quien piense que estas naciones acabarán adoptando un régimen político liberal, pero se equivocan de parte a parte: el futuro del mundo musulmán son regímenes islámicos. De hecho en Libia ya se han proclamado emiratos islámicos.
Y lo mismo sucederá en el resto del mundo árabe, de una u otra forma, desatándose una brutal ola represiva contra los opositores no islamistas, que son cuatro gatos mal avenidos y sin respaldo de la población, seducida por las obras de caridad de las asociaciones islámicas y sus promesas políticas de paz, uniformidad social y prosperidad.
De hecho, toda la oposición tuitera y feisbuquera que tanto admiran los liberales europeos y estadounidenses será la primera en ser “depurada”, a imagen y semejanza de lo sucedido con la nobleza, clero y católicos de a pie franceses durante la Revolución Francesa (y como hubiera sucedido con la estadounidense de haberlos habido), a la que "picaron el billete" o exiliaron: simplemente, son una resistencia a eliminar para la utopía en construcción.
Así que, en lo que respecta a las revoluciones del mundo árabe, menos pensar en Guy Fawkes, el “anarquista” superstar por excelencia y más pensar en Almanzor, Mehmet II o Saladino.
Columnistas
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