Doña Rosa Diez cree haber encontrado la excusa perfecta para apoyar a sus antiguos compañeros de partido y al tiempo conseguir “engañar” a los votantes de la derecha  que le permitieron alzarse con la llave de la gobernabilidad –una simple operación aritmética sobre la distribución de los votos en las dos últimas elecciones asturianas prueba esta afirmación.

Doña Rosa sólo apoyó a la coalición de izquierdas –PSOE más IU- porque después de su decisión “nadie tiene ya coartada para intervenir esta región”.

 Sucede que esa coartada se conseguía  de igual modo apoyando al bloque de la derecha. Y esto Doña Rosa lo entiende hasta un ciudadano de derechas al que usted debe considerar, a la vista de su actuación, al igual que sus compañeros de ideología, como una persona poco dotada intelectualmente y por tanto manejable. Quizá tenga razón, no en lo de la capacidad intelectual sino en que un absurdo complejo de culpa, unido a un excesivo candor le conducen a una actuación asimilable. Pero Doña Rosa todo tiene un límite y usted acaba de retratarse o como diríamos en Asturias “retratose”.

 Es verdad que muchos avisaron de que usted podría en realidad ser  un lobo con piel de cordero porque no era prudente olvidar que era la misma persona que había formado parte del Gobierno de Vascongadas en coalición con el PNV, del que fue consejera de Turismo puesto en el que se hizo famosa por aquel anuncio, tan poco oportuno, de ven y cuéntalo que el llorado y genial Mingote parodió con fino humor negro y que a la  entonces consejera le causó tanta  indignación  que decidió denunciar, de manera torpe al humorista, ante los tribunales quien solamente reflejaba de manera brillante y punzante, es verdad, una realidad que ella quería esconder. Doña Rosa perdió el juicio a pesar de la “deriva” de nuestra justicia.

Hace pocos días, un veterano político asturiano ya retirado, opinaba que Doña Rosa era una política con poca preparación intelectual pero con mucho olfato político que había descubierto un hueco electoral con la defensa de la unidad nacional donde podría lograr un caladero de votos, como está de moda decir ahora, transversales, los de aquellos ciudadanos tanto de izquierda como de derecha que lo que más les preocupa es el desmoronamiento de la Nación, en definitiva que era una política más al uso y nada nuevo como ella pretende transmitir.

 Pero su coartada ha resultado fallida porque ayer el ministro Montoro no aceptó las cuentas de nuestra autonomía.

La otra cosa que produce una inquietud insoportable es que el supuesto pacto del “duerno”, conocido de manera más fina como pacto de la Zoreda, es decir, el acuerdo secreto entre el PP y el PSOE asturianos para que el primero gobierne ininterrumpidamente en la capital: Oviedo y el segundo la Autonomía, parece adquirir consistencia

 La actuación del PP en toda esta historia disipa las dudas al respecto y lo que parecía una leyenda urbana emerge como una cruda realidad.  

¿Cómo es posible que el PP nacional haya preferido la vuelta de los Riopredes y demás cuadrilla de imputados y de todo un partido que no sólo se quedó con el dinero de todos nosotros sino que despilfarraron el dinero llegado de Europa a través de los fondos mineros en proyectos absurdos como la dispersión imposible de la Universidad de Oviedo, o el Centro Niemeyer donde el escandaloso “latrocinio” fue denunciado a voces por miembros del Gobierno de Foro con escaso  eco por  su nefasta política de comunicación y en parte por su innegable prepotencia, a que su antiguo militante Alvarez-Cascos siguiera gobernando?  

A propósito quién es el responsable o responsables del manto de silencio que oculta este caso Riopedre a la ciudadanía con la total connivencia de los medios tanto regionales como nacionales, incluidos los adscritos a la ideología liberal-conservadora. Otra razón para añadir sospecha a la sospecha.

 Además el actual Gobierno amenazó, esto si es verdad, con intevenir la autonomía asturiana, antes que Andalucía,Valencia o Cataluña endeudadas como la nuestra, sin duda para dejar sin aliento al gobierno de Foro en funciones. Parece que la amenaza continúa veremos si sólo es un paripé. Detrás de la actitud de Mariano Rajoy en el problema de Asturias latirá, como se malicia en algunos ambientes, la intención de no sólo eliminar sino de borrar de la faz de la tierra, en sentido político naturalmente, todo el equipo que llevó a José María Aznar a revalidar su gobierno con mayoría absoluta. Curiosamente en los últimos días ha sido “estigmatizado” otro de los “grandes” Rodrigo Rato, sin que parezca que su responsabilidad sea tal como se le quiere atribuir con la total indiferencia del Gobierno. Para qué aludir a casos como los de Mayor Oreja, Pizarro o Marí San Gil.

Era tan atrabiliario Alvarez-Cascos hasta el punto de ser totalmente imposible llegar a ningún acuerdo con él. Es difícil de creer que sea más fiero que Arzallus con el que sí pactó el Gobierno de Aznar del que era ministro Mariano Rajoy.

 Quizá sea la hora de que los asturianos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad en toda esta situación y mandemos al paro a esta casta política que padecemos porque sino tendremos la situación que nos merecemos