España acabó con todo tipo de complejos y maldiciones en Viena con el tanto de Fernando Torres en la primera final en los últimos 44 años ante la poderosa Alemania, y dos años después, Andrés Iniesta, expandió en Johannesburgo, el dominio al mundo entero. Ahora, enfrente hay una serie de enemigos, muchos de ellos deseosos de revancha por haberse cruzado en su camino hacia algo grande.

   Por ello, la Roja es la gran favorita, aunque enfrente tendrá un reto mayúsculo, ya que nadie en la historia ha logrado encadenar el triplete. La Mannschaft estuvo cerca de hacerlo en 1976, pero la Checoslovaquia de Panenka, en la tanda de penaltis, evitó que los Beckenbauer, Muller y Maier coronaron una época magnífica iniciada con la Eurocopa de 1972 y su Mundial de 1974.

   Ahora, los de Vicente del Bosque, con un bloque conocido, con 19 campeones del mundo y 12 que ya estuvieron en Austria y Suiza, intentarán superar una barrera más, aunque también afronta una serie de problemas como la tensión vivida entre los internacionales madridistas y azulgranas tras el carrusel de clásicos, y que parece olvidado, o el del calendario que ha afectado a una preparación con todos los convocados sin juntarse hasta principios de junio. De todos modos, el conocimiento de la mayoría de todos, hace algo más sencillo que el preparador pueda ensamblar sus piezas.

   Por otro lado, está el problema de la baja de David Villa, la de mayor renombre junto a la de Carles Puyol. Sin el Guaje, España ha perdido a su mejor goleador y obliga a Del Bosque a pensar en cual es su mejor relevo (Torres, Negredo o Llorente), o si incluso jugar sin delantero y dar más protagonismo a los bajitos, que siguen siendo el eje de un equipo, que ha ganado en su preparación a rivales menores como Serbia, Corea del Sur y China.

   Todo para iniciar una defensa del título este domingo ante una de las aspirantes, una Italia, que acude rejuvenecida, víctima en los cuartos en 2008 y envuelta en un escándalo de amaños de partidos por apuestas ilegales en su calcio.

   Por el partido ante la azzurra, frente a la que podría conseguir un nuevo récord de victorias consecutivas en partidos oficiales con 15, pasarán muchas de las posibilidades de la actual campeona, que no puede permitirse el lujo de repetir un tropiezo como en Sudáfrica en su estreno ante Suiza, dado el peligro que traen tanto Croacia como la República de Irlanda.

ALEMANIA, HOLANDA Y FRANCIA, SERIAS AMENAZAS.

   Además, una terna de aspirantes ansiosos de acabar con la racha de éxitos de la selección española, comandados por sus dos últimos grandes rivales, Alemania y Holanda, que cayeron en las finales continental y mundial.

   Los de Joachim Loew, los más laureados a nivel europeo con tres títulos, no ganan nada desde precisamente la victoria en la Eurocopa de 1996, y con la buena base que ha formado el técnico espera poner fin a la sequía, aunque para empezar debe superar el grupo de la muerte.

   Con un bloque definido, hambriento y pleno de talento, la Mannschaft es siempre un rival peligroso, y sobre todo, muy regular en los últimos años firmando semifinales en las últimas tres grandes competiciones, pese a que en su preparación no haya estado a su mejor nivel.

   En el complicado Grupo B está igualmente encuadrada Holanda, favorita tras su buena actuación en el Mundial, con Arjen Robben y Robin Van Persie a muy buen nivel, y con el examen de ver si mejora su imagen futbolística tras lo sucedido en la final del Soccer City para busca su segunda corona, tras la que la generación de Gullit, Van Basten, Rijkaard o Koeman lograron en 1988.

   Un escalón por debajo en cuanto al favoritismo se encuentran otras potencias continentales como la Portugal de Cristiano Ronaldo, deseosa también de olvidar su mal Mundial y con el madridista como gran líder y en busca de un éxito que le catapulte al Balón de Oro. De todos modos, alemanes, holandeses o portugueses podrían quedar fuera en la primer fase, o incluso dos de ellas si Dinamarca, campeona de Europa en 1992, acierta a dar otra campanada.

   Francia también aspira a llegar lejos. Los galos están dando muy buenas sensaciones (derrotaron a domicilio a Alemania en un amistoso) y parecen acudir finos a un torneo que ganaron en 1984 y 2000, sobre todo Karim Benzemá. Los galos, con el aire fresco que supuso la llegada de Laurent Blanc, son otros de los que deben olvidar lo sucedido en Sudáfrica, con el motín que le hicieron a Raymond Domenech, y podrían estar en el camino hacia las semifinales de España. 

  Al igual que Italia, Inglaterra, otra aspirante, llega revuelta a la cita continental. Encuadrada con Francia, los pross tienen nuevo seleccionador desde principios de mayo en la figura de Roy Hodgson, sustituto de Fabio Capello, que dejó su cargo por que la FA no quería darle el brazalete de capitán a John Terry, acusado de racismo sobre Anton Ferdinand, hermano de Rio, que ha sido descartado en beneficio del jugador del Chelsea. Sin Wayne Rooney en los dos primeros choques por sanción y con bajas importantes como Gareth Barry y Frank Lampard, los ingleses intentarán salir airosos de la fase de grupos y evitar a España.

   A partir de ahí, hay un grupo que aspira a convertirse en sorpresa como hicieran en su momento Dinamarca en 1992, la propia España en 1984 o, más recientemente, Grecia en 2004. De los coanfitriones, Polonia tiene un grupo más asequible (República Checa, Rusia y los griegos) para alcanzar los cuartos que la timorata Ucrania (franceses, ingleses y Suecia). Pero todos quieren lo mismo, desbancar a España de un trono que ha ocupado con mano de hierro desde el 29 de junio de 2008.