El lector, sobre todo si es asturiano, estará ya saturado de comentarios sobre el regreso a la liza política de Álvarez-Cascos. Y lo que te rondaré, morena. Pese a ello, quiero dar una percepción más, como consecuencia de haber asistido hoy a la presentación de su movimiento “Foro Asturias” en Mieres. Sin pretensiones de autoridad u originalidad, sí que las tengo de asepsia en cuanto a los conflictos o fidelidades  personales, pues no tengo vinculación con las ramas oficial o cismática de su  partido de procedencia, y no pretendo hacer proyección ideológica .    

           Observación in situ como anécdota-pretexto: 22 de enero. Unas 500 personas abarrotaron un local de Mieres para escuchar lo que ya se sabía *; aunque formalmente no se anunció la presentación de candidatura el 22 de mayo, parece evidente que concurra “Foro Asturias”. El discurso fue breve, con las habituales citas a Jovellanos y otros ilustrados, y asturianista pero con un reconocimiento expreso e inescindible de España, que contó el discreto aplauso del otrora nacionalista asturiano Arias-Cachero. A Cascos le seguían a la entrada, por este orden, Pelayo Roces y el abogado Botas. Le presento Oblanca. Como no he sido seguidor de la pequeña política regional, no es que me digan mucho los nombres de los que le secundan. Menos los concejales. Seguro que son más los notables que prefiriéndole, a un año de un previsible reparto de jamón por el PP, no se han aventurado a experimentos. Los asistentes de procedencia diversa, no necesariamente del PP. Media de edad algo alta, pero es la normal para Asturias y las cuencas en particular. Muchas mujeres, y por guapo no será.    

           El padre de la sociología moderna, Max Weber, pone mucho acento en la dicotomía entre “institución” y “carisma”. Omitiendo sesudas definiciones puede aplicarse ese permanente conflicto al reciente ejemplo del PP asturiano. El aparato del partido es la institución, la normalidad orgánica y gris de los comités. El personaje arrollador e incontrolable con predicamento mayoritario entre las bases, Cascos. Ejemplifica también otro referente canónico de la politología; la “ley de hierro de las oligarquías”, de Robert Michels, según la cual,  la cooptación desde arriba del dócil es la regla entre los partidos, aunque se prediquen democráticos. No lo son, pero es que ninguno puede serlo, mientras funcionen las listas cerradas, entre otras cosas, pero eso, como diría Kipling, ya es otra historia.

              No se trata de hacer victimismo, pues Cascos fue parte responsable de esos mecanismos de la partitocracia, que al otro lado de la sartén no recuerdo que denunciara, por ejemplo consultando a las bases catalanas para el relevo de Vidal-Cuadras. La cosa es que todos en Asturias saben, incluyendo a Ovidio, Gabino, su concejala que ha escogido para candidata, etc., que en congreso o asamblea abierta, habría sido el preferido de la afiliación. También todo el mundo, en Asturias, incluyendo al PSOE, como en Madrid, sabían que tendría garantizada la mayoría absoluta en la Junta General del Principado. Otra cosa es que Rajoy, que no quiere que le den problemas o le hagan sombras de aquí a su previsible victoria del 2012, prefiriese una enésima derrota dulce en una región pequeña que un barón peso pesado, crecido y reforzado, fuese Cascos o Rato.

              Ahora estamos en un escenario en que se consuma una ruptura, pero algo más que un cisma; Cascos va a tener 2/3 de sus votos del caladero de procedencia, pero el tercio restante vendrá, por éste orden, del PSOE, la abstención desencantada y potenciales votantes de derecha radical. La encuesta apresurada de El Mundo, puede ser algo exagerada en su cuantía, pero no en su composición. Lo de votantes tradicionales de izquierdas para Cascos quizá no se entienda lejos de la desesperación del tremendo paro que se padece en Asturias. La paralización de las obras de comunicación es además un gancho valiosísimo para Cascos, que resulta asociado automáticamente como un paisano con “remangu”, y cierto mal genio, capaz, como por ensalmo y con un puñetazo en la mesa, de hacer circular los camiones y paleadoras parados entre Llanes y Unquera, Salas y la Espina, etc.    

           Todo ello introduce unos meses de incógnita interesante. La innecesaria división en tres distritos de la representación autonómica puede afectar, por aquello de los restos, a un resultado que fuese ajustado. Pese a ello, me animo a dar una previsión. La suma de diputados PP+Cascos superaría seguro a la suma de la de izquierda. (Mínimo 23 de 45).  Ambas partes tendrían que tragarse antipatías por que otra combinación no sería admisible para el grueso del electorado, que no percibe a Cascos como un bisagra-Revilla. Pero hay dos subescenarios; es bien diferente que tenga a su vez más peso el PP (lo que en principio sería “lo normal”, pese a la asombrosa encuestas de inicio del año), que Foro Asturias. El tal caso Cascos tendría que votar por Pérez-Espinosa. Se habría vengado igualmente del staff del PP, sin tener que pedir expresamente a Génova cabezas en bandeja, pues deber el poder es mucho deber. Sólo con eso, podría retirarse satisfecho, si es que para un exvicepresidente es incómodo un simple escaño o una consejería. En el otro caso, más difícil, exultante, el presidente Cascos habrá resultado ser la mejor inversión para sus recientes apoyos, y el único revés para Rajoy en una previsible buena jornada para sus candidaturas en toda España.  

             Cascos juega con el suspense. Por si acaso hay cordón sanitario ha registrado su partido como nacional (el “Foro Ciudadano” podría componerse de “Foro X, Y…”, según las regiones). Pero nadie dura siempre y las iniciativas personales tampoco. La derrota de los obstáculos personales allanaría una hipotética fusión, aunque es algo rarísimo en la historia de los partidos del país más personalista de Europa.  

            No cabe duda que los “sexagenarios” pueden dar guerra, y desde luego, animar el cansino bipartidismo imperfecto. Muy imperfecto.  

 * Una reseña convencional: http://www.elcomerciodigital.com/20110122/mas-actualidad/politica/cascos-mieres-201101221300.html