Sabado, 23 de noviembre de 2024
BRONCE EN NATACIÓN SINCRONIZADA
China no se deja remontar por el océano de las sirenas
De todos modos, las chicas de Anna Tarrés, pese a no defender el subcampeonato conquistado hace cuatro años en Pekín, con un equipo de mayor experiencia y del que únicamente quedaban Andrea Fuentes, Alba Cabello y Thais Enríquez, sumaron su segunda medalla en la cita, tras la lograda por el dúo Fuentes-Ona Carbonell, y dieron un éxito más a la delegación española, que logró su duodécima presea en la capital inglesa. Además, la de Valls logró su cuarta presea (tres platas y un bronce) y se coloca entre las más laureadas del deporte olímpico.
La rutina técnica había puesto complicada la plata para las españolas, que debían enjugar ocho décimas de desventaja con las pujantes chinas, una diferencia que la seleccionadora consideraba excesiva y difícil de remontar.
Sin embargo, Tarrés apostó por la innovación como es habitual, y además de los novedosos bañadores diseñados por Dolores Cortés, añadió un corte de pelo a todas sus pupilas, para que el casquete encajase de modo perfecto y los peces brillasen en el océano en el que se convirtió la piscina del Centro Acuático londinense.
Las sirenas Andrea Fuentes, Ona Carbonell, Alba Cabello, Thais Enríquez, Clara Basiana, Paula Klamburg, Irene Montrucchio y Margalida Crespí ejecutaron un buena ejercicio, bajo la música de Salvador Niebla, original como siempre en las figuras, y metiendo las acrobacias para intentar recortar distancias con China, sobre todo la más espectacular con la figura del puente.
Así, pese a algún fallo en algún salto, la coreografía recibió la ovación de los presentes, sobre todo por su originalidad, y los jueces la premiaron, con suspense por un extraño parón y retraso a la hora de dar a conocer las notas, con 96.920, casi ocho décimas respecto al Mundial de Shanghai.
Este resultado aseguraba como mínimo el bronce, ya que las canadienses, pese también deleitar con un homenaje al Circo del Sol, subía sus puntuaciones, pero sus 95.230 eran insuficientes para ni siquiera acercarse a las de Tarrés.
Después de estas fue el turno de las rusas, que como es habitual, no fallaron con un gran ejercicio, que les bastó para certificar el segundo oro con una nota en la rutina libre de 98.930, superior también a la del último Mundial.
Sólo quedaba esperar el ejercicio de las chinas y ver si se producía la remontada, pero las asiáticas demostraron su progresión y sobriedad, y también brillaron en el Centro Acuático, superando incluso en nota en esta rutina a las españolas, mejores una vez más en la impresión artística, pero no en la técnica.
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