La Europa de los especuladores se derrumba. Como en la vieja novela de Ágatha Christie, los “negritos” van cayendo uno a uno, representados por las naciones invitadas a la fiesta de los mandiles y otros disfraces versallescos, mientras se intensifica el acoso y derribo de las personas que se oponen al nuevo orden, que sin ley ni Dios, se pretende imponer en España.       

   Hoy, el dimitido presidente del CGPJ y del TS, en una entrevista en la Cope, afirma que “se siente víctima de una "persecución" y de una campaña orquestada”,  y tiene razón el señor Dívar, pero sólo  es una victima colateral más en la gran batalla por apoderarse del poder judicial español, diseñada por el neo orden para convertir la justicia en una maquinaría diabólica contra el hombre y sus derechos inalienables.      

  Igual que en nuestra nación la derecha está infiltrada, dando lugar a la llamada falsa derecha, que se concreta en un partido de cuadros (carentes de motivación política y formación), cuyo único objetivo es la conquista del poder para disfrutar de sus prebendas, el poder judicial desde su inicio en la constitución del 78, sólo tiene un objetivo, poner a la justicia al servicio de la política y de la “filosofía” importada desde centros de poder luciferinos, para que los tribunales acepten y apliquen leyes contra el hombre al estilo de la ley del aborto y toda la normativa en la que se plasma la filosofía de género,  mientras hace la vista gorda, muy gorda, frente a los escándalos económicos y financieros que han conducido a la quiebra económica de nuestra patria, sin haber ni un solo condenado por estos hechos, al igual que considera irrelevante la libertad religiosa, uno de los pilares de la norma del 78.      

    No es nuevo este hecho, de que a través de los tribunales de justicia, con fundamento en sentencias de órganos políticos, el tribunal constitucional en España, o la suprema corte de Norteamérica desde los años treinta del pasado siglo, mutilen todo el engranaje de la moralidad pública y de la justicia, sirviendo de penetración a las ideas contra los intereses, virtudes y valores tradicionales de los pueblos, para imponer una sociedad decadente al servicio de los intereses de los que operan detrás de las instituciones, detrás del trono.         

Todo ha empezado hace muchas décadas y en el derecho comparado resalta Félix Frankfurter, el hombre designado por Roosevelt  para que a través del órgano superior de la justicia de su nación, sentase una jurisprudencia contra los derechos contemplados en la constitución americana, a él le siguió Earl Warren, siendo obstaculizados y bloqueados los dos presidentes americanos que se opusieron a ese ataque a la libertad de los ciudadanos, Kennedy y Nixon, que pagaron el primero con la vida y el segundo con el desprestigio y el ostracismo político, igual que ahora lo padece el señor Dívar.     

   Tiene razón el señor Dívar, bienvenido a las trincheras en las que se enarbola la bandera de España, la bandera de la libertad y dignidad del hombre y de una justicia transparente, limpia y al servicio de los derechos superiores a cualquier norma, los que Dios nos otorgó y que abarcan desde nuestra concepción hasta nuestra muerte natural, estamos ante el abismo, pero no se preocupe ante persecución, dignidad y resistencia.