Lunes, 25 de noviembre de 2024
El 39,8% de los españoles y el 46,1 de los lusos
Crece el apoyo a la unión entre España y Portugal en ambos países
El 39,8 por ciento de los españoles y el 46,1 de los portugueses consideran que España y Portugal deberían unirse para formar una federación, según el último Barómetro de Opinión Hispano-Luso (BOHL), elaborado por el Centro de Análisis Sociales de Salamanca en colaboración con el Centro de Investigación y Estudios de Sociología de Lisboa y presentado este martes en Madrid.
Tanto el porcentaje de portugueses como el de lusos que son partidarios de que ambos países se unan ha aumentado con respecto a las anteriores ediciones de este estudio. En 2009, el 30,3 por ciento de los españoles y el 39,9 por ciento de los lusos eran partidarios de la unión de España y Portugal en una federación, opción que fue respaldada en el barómetro de 2010 por un 31 por ciento de los españoles y un 45,6 por ciento de los portugueses.
En cuanto al modelo de integración política, la opción preferida por los españoles es que España y Portugal se unan por medio de una "alianza estable" como países ibéricos en la Unión Europea y ante Latinoamérica. Esta opción es valorada por los españoles con una nota de 7,39 puntos sobre diez, frente al 6,15 otorgado por los portugueses.
La segunda opción para la integración política de ambos países preferida por los encuestados es que España y Portugal acuerden reconocer "plenos derechos políticos" a los ciudadanos de cada país que residen en el territorio de la otra nación. Los españoles conceden a esta opción una puntuación de 7,32 puntos sobre diez, frente a los 6,46 puntos que otorgan los lusos.
La posibilidad de que ambas naciones configuren un Estado confederado como Suiza es valorada por los españoles con una nota de 5,5 sobre diez, frente al 4,82 por ciento que le conceden los lusos. Por debajo de esta opción, se sitúa la posibilidad de crear un único Estado Federal al estilo de Estados Unidos, valorada por los españoles con 4,78 puntos y por los lusos con 4 puntos, y la de crear un Estado unitario al estilo de Francia, que obtiene un 4,54 por parte de los españoles y un 3,55 por parte de los portugueses.
CRISIS ECONÓMICA
El Barómetro de Opinión Hispano Lusa pone de manifiesto que la mayoría de los españoles cree que la crisis económica hace más difícil el comercio, la mano de obra, las fusiones empresariales y la colaboración entre España y Portugal.
Un 56,4 por ciento de los encuestados se declara "de acuerdo" con que la crisis dificulta las relaciones empresariales y comerciales entre ambos países y un 17,6 por ciento afirma estar "muy de acuerdo" con esa afirmación.
También la mayoría de los españoles, un 54,5 por ciento, cree que España y Portugal ganarían si llevaran a cabo una integración económica más estrecha a nivel estatal y empresarial. Esta opción es apoyada por el 9,2 por ciento de los consultados, que se declara "muy de acuerdo", y por el 54,5 por ciento, que dice estar "de acuerdo".
Consultados sobre si la debilidad de las finanzas públicas portuguesas están perjudicando a España más de lo debido, la mayoría de los encuestados, un 39,9 por ciento, rechaza que así sea, frente a un 27,5 por ciento que está "de acuerdo" en que la mala situación de las finanzas del país vecino tiene consecuencias en España y 6,5 por ciento que está "muy de acuerdo" con esa afirmación.
En cuanto a la opinión de los portugueses sobre la crisis, la mayoría de los consultados cree que la mala coyuntura económica hace más difícil las relaciones empresariales y comerciales entre ambos países. Esta afirmación es apoyada por un 57,2 por ciento de los encuestados, que dice estar "de acuerdo" con la misma, y por un 19,8 por ciento, que afirma estar "muy de acuerdo". Los portugueses también coinciden en su mayoría en que España y Portugal ganarían con una integración económica más estrecha.
El Barómetro de Opinión Hispano-Luso muestra la opinión de los ciudadanos de ambos países sobre diferentes naciones europeas. Así, el país más valorado por los españoles es Alemania, al que el 36,1 por ciento de los encuestados da una valoración "muy buena" y el 47,8 por ciento "buena", seguido por Francia, al que el diez por ciento concede una "muy buena" nota y el 54,6 por ciento da una "buena" valoración. Portugal se sitúa como el cuarto país mejor valorado, por detrás de Reino Unido, Francia y Alemania.
Por su parte, los ciudadanos lusos sitúan a España como el país mejor valorado. Un 10,8 por ciento de los encuestados tiene una "muy buena" opinión de España y un 66,3 por ciento expresa una "buena" valoración. Alemania, Francia e Inglaterra son los mejor valorados por los lusos por detrás de España. Tanto los portugueses como los españoles se muestran en la encuesta favorables a que se imparta más historia y cultura del país vecino en el sistema educativo. Un 68,8 por ciento de los españoles quiere que así sea, frente al 75,3 por ciento de los portugueses que se decanta por esta opción.
Elaborado por el Centro de Análisis Sociales de la Universidad de Salamanca, con el apoyo del Centro de Investigación y Estudios de Sociología de Lisboa, el Barómetro de Opinión Hispano-Luso se basa en entrevistas telefónicas a 1.741 personas (893 españolas y 848 portugueses) y cuenta con un margen de error del 2,39 por ciento.
Columnistas
La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa
Por Angel Jiménez LacaveLeer columna
La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias
Por Francisco J Contreras Leer columna
Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.
Por Teodoreto de Samos Leer columna
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate
Por Enrique García MáiquezLeer columna
Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.
Por Francisco J Contreras Leer columna
Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna