Los miles y miles de españoles que se manifiestan intentando rodear al parlamento tienen razón, aunque sus legitimas y justas razones estén siendo manipuladas por la casta política y por elementos al servicio de poderes siniestros que se han infiltrado en las instituciones y tienen agarrada a la casta política por los cataplines.     

     Ayer, en esas Cortes de la vergüenza, se han presentado unos presupuestos destinados únicamente a salvar a la oligarquía que gobierna esta nación desde hace doscientos años, la misma que como el Estado Liberal que impone no cree en nada. Afirmaba José Antonio  que “El Estado liberal no cree en nada, ni siquiera en su destino propio, ni siquiera en sí mismo. El Estado liberal permite que todo se ponga en duda, incluso la conveniencia de que él mismo exista”, como de hecho estamos comprobando en vivo y en directo, por no creer no cree ni en España.

Fíjense queridos lectores, hasta que punto llega esto de no creer en nada, que incluso los servidores de las instituciones del Estado Liberal tampoco creen en nada, bueno no es totalmente cierto, los citados servidores creen en una cosa: en el euro, por lo que las instituciones sobran y a título de ejemplo de lo pillines que son les pongo uno y vamos a hablar de la banca.      

  Ya saben ustedes que la actuación típicamente bancaria es la captación de depósitos y la concesión de créditos, pues bien en nuestro Estado Liberal, muchos bancos han captado nuestros depósitos pero muy cucos ellos resulta que no conceden créditos,  y no dan créditos puesto que no tienen dinero, al parecer según auditorias extranjeras, deben lo que está escrito y lo que no está, y claro está el sistema ha tenido un fallo multiorgánico y ha hecho crack, sin que las instituciones encargadas de la vigilancia de todo es asunto se enterasen, claro está como el estado del que se sirven no creen en nada, sólo están en rebelión por que dicen que cobran poco, en un ejemplo de solidaridad con los seis millones de parados y los otros seis que engrosaremos las citadas listas.  

 Llegamos a la astracanada de que un determinado banco necesita un rescate por el importe de su valor en bolsa, indudablemente llevan la misma gestión que un padre de familia, eso sí poco honrado, manirroto y fiel seguidor de la filosofía de género impuesta por el Sr. Zapatero y que vamos decir de las Cajas, convertidas en bancos privados, y ahora en una entelequia societaria cuyo fin ultimo es esquilmar a los españoles más débiles económicamente y a todo esto la justicia ni está ni se le espera, claro está es la justicia de un Estado Liberal y como buena discípula del maestro, no cree en nada ni siquiera en la justicia.

Y mañana abren los mercados, y los inversores que tampoco creen en el Estado Liberal, sólo creen en su dinero, castigarán una vez más al conjunto de los españoles, exigirán más ajustes en casa de los pobres e incrementarán sus fortunas sabiendo que los  políticos españoles no creen en nada, ni siquiera en España.

 Desde este digital diversas voces propugnan una reforma constitucional, sin darse cuenta que es precisa otra solución, los españoles de una vez y para siempre tenemos que tomar la Bastilla, la fortaleza en la que desde hace doscientos años se refugian los afrancesados, los servidores de potencias extranjeras y una élite luciferina que sólo tiene un amo: el euro, el dinero aunque sea ajeno, el suyo, el mío, el de todos los españoles.

Mañana será tarde, hay que empezar el camino hacia la conquista del Estado,  pues el que tenemos no admite reformas, es inútil, es un decorado destinado a imponer la esclavitud de los españoles. Hoy, el estado que padecemos, como los bancos que no tienen dinero para dar crédito, no cumple su función,  y  recordemos el viejo proverbio: “Cuando el sable esté enmohecido y el arado reluciente/ las prisiones vacías y los graneros llenos/ las escaleras de los templos gastadas y las de los tribunales cubiertas de hierba/ cuando los médicos marchen a pie y los panaderos a caballo/ entonces estará bien gobernado el Imperio/ , y esa será la España de la dignidad del hombre, de la Patria, el Pan y la Justicia, en la transcendencia histórica hasta la consumación en el Paraíso  más allá, mucho más allá de las estrellas.     

   Á. de las Asturias