El FC Barcelona ha alzado la Supercopa de España tras derrotar al Real Madrid (3-2), en el partido de vuelta disputado en el Camp Nou, en un encuentro de nuevo muy disputado y tenso entre ambos equipos en el que Messi volvió a ser vital para su equipo al anotar dos goles, entre ellos el tercero del Barça a falta de dos minutos para el final, y dar una asistencia en la noche del debut de Cesc Fàbregas como blaugrana.   

 De inicio, Josep Guardiola recuperó el timón para su nave que dejó en el banquillo del Santiago Bernabéu el pasado domingo. Con la entrada de Piqué en el eje de la defensa y de Sergio Busquets y Xavi en la línea de mandos del centro del campo culé, el de Santpedor quería reecontrar la frescura y fluidez habituales en su juego y evitar el atasco en la línea de creación que le ahogó en la ida. El Barça quería y recuperó su esencia.  

  Por su parte, José Mourinho hizo un sólo cambio respecto la ida. Coentrao ocupó el sitio de Marcelo, pero el ideario fue calcado al de tres días antes: asfixiar la creación blaugrana. De hecho, avisaron muy pronto los blancos, decididos a morder desde el principio. A los treinta segundos, una recuperación en la salida de balón del Madrid en campo contrario desembocó en un disparo de Ronaldo despejado por Valdés.   

 Durante poco más de diez minutos, el guión se ciñó al del Bernabéu. Hasta que apareció Messi. El argentino, incansable desatascador, rompió la asfixia merengue con una asistencia desde tres cuartos de campo para dejar sólo a Iniesta ante Casillas, batido por arriba con un sutil toque del manchego.  

  Pese al contratiempo, continuó en su línea el Madrid, que tardó solo cinco minutos en contestar. Tras un uno contra uno fallido de Khedira, Cristiano desvió un chut cruzado de Benzema al que no llegó Valdés. El portugués igualaba la contienda en el minuto 20 con

 su gol número cien de blanco, el primero que consigue en el Camp Nou.    El tanto devolvió rápidamente a la eliminatoria al conjunto de Mou, que, a tenor de lo visto en estos dos primeros clásicos, parece haber dado con la fórmula para discutirle la hegemonía a un Barça que siguió descolocado. Ahogados en la construcción, los catalanes se vieron obligados en su propio feudo en varias ocasiones a despejar balones sin sentido, algo inaudito en los últimos tres años.   

 Hasta en tres ocasiones pudo avanzarse el Madrid, sobre todo con un potente derechazo de Ronaldo desviado al travesaño por un apurado Valdés. Los blancos, pues, perdonaron y dieron tiempo de resarcirse al campeón de Europa. A falta de diez minutos del descanso, los blaugrana encontraron su sitio en el campo, hilvanando un pase tras otro y desplegando su habitual juego de toque.  

  Así, antes de enfilar el camino a vestuarios, Messi, otra vez el 10, trenzó una pared con Piqué dentro del área, que asistió de tacón al argentino y éste, ante Casillas, elevó el balón por encima del portero blanco y lo mandó a la red. El de Móstoles se iba a vestuarios superado en dos ocasiones por arriba, una de las acciones que más detesta un cancerbero.  

  Volvieron tensos los jugadores al campo tras la media parte. En el minuto 53 una tángana tras una entrada de Marcelo a Messi desembocó, como ya pasó en el Bernabéu, en lamentables gritos racistas de la grada del Camp Nou, una mala costumbre esparcida ya por muchos campos españoles.   

 Mourinho, obligado a ir al ataque, quitó a Khedira y a Di María y sacó a Marcelo y Higuaín, un recurso que no funcionó, pues el Madrid, acusado por el desgaste del primer tiempo, no pudo arrinconar de igual forma al Barça, que, sin embargo, tampoco estuvo eléctrico. Una diablura entre Iniesta y Messi con chut del crack de la albiceleste repelido por Casillas y un testarazo de Cristiano Ronaldo que rozó el palo derecho de Valdés fueron las únicas ocasiones en media hora larga de segundo tiempo.

DEBUT DE CESC, MESSI DECIDE Y LA TÁNGANA CIERRA OTRO EPISODIO   

Parecían controladas los tiempos hasta entonces en la Ciudad Condal, que se preparaba para celebrar el debut de un Cesc que esperaba ya su turno en la banda cuando otro córner mal defendido por una insegura zaga culé sirvió para que Benzemá igualara el partido y la eliminatoria.  

  Por si no estaba ya bastante entrada la madrugada en el Camp Nou, se intuía una prórroga indeseable por las dos escuadras cuando sólo llevan un mes de pretemporada. Pero ahí estaba, como siempre, Messi para evitarlo. A sólo cinco minutos del final, Cesc iniciaba una combinación perfecta que pasaría por Adriano y acabaría con el astro blaugrana mandando el centro del brasileño a la red. Dos goles y una asistencia para un Messi omnipotente, dispuesto a empequeñecer cualquier reto que se le ponga por delante.  

  Tras cinco últimos minutos de baile al son del toque culé, el partido terminó de la manera más fea posible, con una dura entrada de Marcelo a Cesc delante de las áreas técnicas que terminó en una guerra entre ambos equipos y tres expulsiones directas, dos para el Real Madrid -Marcelo y Özil-- y una para el Barça --Villa--. Tremenda tensión antes del pitido final y el estallido de júbilo de la afición ante la enésima sardana bailada por jugadores y equipo técnico culés para celebrar otro triunfo ante el eterno rival.  

  Así pues, primer título de la temporada para el Barcelona y undécimo para Pep como entrenador culé, que adelanta con poco más de tres años en el primer equipo a quien fuera su maestro, Johan Cruyff. Récord también para Xavi, que, con 17 títulos, aventaja en uno al símbolo de la Masia que le crió, Guillermo Amor.

    Empiezan con buen pie el año los catalanes ganando la Supercopa a su eterno rival, un Real Madrid que, pese a caer, se han mostrado capaces en ambos clásicos de poner en serios apuros a su bestia negra. Se divisa un año más igualado si cabe entre los dos grandes dominadores del fútbol español que, si bien ya prometían una persecución frenética en todas las competiciones, con lo mostrado en este inicio cabe esperar enfrentamientos directos competidísimos entre dos rivales que se conocen cada vez mejor.