Antes del inicio las cosas no empezaban bien para los blancos, ya que una gripe que venía arrastrando toda la semana impedía jugar de inicio a Xabi Alonso y obligaba a Jose Mourinho a dejar el peso de la creación en Khedira y Lass, lo que no hacía presagiar nada bueno.

   El partido empezó difícil para los madridistas por el ambiente hostil de la afición navarra y la presión que realizó Osasuna en los primeros minutos. Tras los minutos iniciales, la posesión comenzó a ser del Madrid y también las ocasiones más claras que tuvieron el gol en un centro de Di Maria que no llegó a rematar Benzema en la misma línea de gol y en un pase largo de Carvalho que dejó a Cristiano sólo, pero un mal control permitió recuperarse a la defensa rojilla y robarle el balón al luso.   

Con el empate sin goles en el marcador y un pique entre Walter Pandiani y Cristiano Ronaldo por un falta que lanzó el portugués justo antes de que el colegiado pitará el final de la primera parte y que se estrelló en la espalda del delantero osasunista, lo que no pareció sentarle bien.

   Tras el descanso, el partido comenzó como acabó con el Real Madrid creando ocasiones protagonizadas por Cristiano Ronaldo, pero la sorpresa saltó en el Reyno de Navarra en el minuto 20 de la segunda parte cuando Aranda peinó un saque largo de Ricardo para que Camuñas anotará el gol local. El tanto provocó la reacción de Mourinho con un triple cambio en el Kaká, Xabi Alonso y Adebayor, que debuta en la Liga, sustituían a Albiol, Lass y Di Maria.   

El Real Madrid se volcó en ataque más por orgullo y por el subconsciente que hacía ver a los de Mourinho que la Liga BBVA se marchaba para Barcelona. De los recién incorporados sólo Xabi Alonso participó activamente en el juego, mientras que Kaká y el debutante, Adebayor, pasaron desapercibidos durante los minutos que estuvieron sobre el césped.

   El arreón final del Real Madrid fue más de control de balón que de ocasiones, ya que la defensa de Osasuna estuvo muy seria sin dejar crear y finalizar jugadas a los madridistas. Los blancos atacaron de forma desorganizada y en la media hora de juego que estuvieron sobre el campo juntos Cristiano, Kaká, Ozil, Benzema y Adebayor apenas hubo un tiro a puerta muy desviado de Benzema y un intentó en solitario de Cristiano Ronaldo que detuvo Ricardo, lo que provocó la derrota final.

EL ATLÉTICO EN CAÍDA LIBRE.

   Por su parte, el Atlético de Madrid perdió su partido en casa ante un gran Athletic de Bilbao (0-2) que se llevó la victoria ante la atenta mirada del seleccionador nacional, Vicente del Bosque, que estuvo presente en el palco del Vicente Calderón.   

Volvían al equipo titular del Atlético de Madrid, Agüero y Reyes, recuperados de sus lesiones. El Athletic empezó mejor el partido tocando en el centro del campo y sacando el balón jugado, pero los locales respondieron con dos ocasiones prácticamente seguidas de Agüero, primero y Reyes, un minuto después que estuvieron a punto de inaugurar el marcador.

   Tras este empujón del Atlético de Madrid, los de Bilbao tuvieron una clara ocasión con un remate de cabeza de Toquero que hizo lucirse a David de Gea para evitar el primer gol de la tarde. Esta ocasión de Toquero precedió a un gran disparo de Diego Forlán que tocó en el larguero tras tocar Gorka Iraizoz.  

  Antes del descanso, ambos conjuntos se fueron en busca del gol y todo cambió cuando el árbitro del encuentro expulsó a Perea por un penalti que no existió sobre Llorente, pero la justicia futbolística provocó que el internacional español fallará la pena máxima -el tercero que falla esta temporada-. Dos minutos después, Forlán no finalizó en un mano a mano con Iraizoz y ya en el 45, Toquero consiguió marcar el primero del partido al rematar un centro de Iraola.

   En la reanudación, estuvieron a punto de sentenciar los visitantes, pero el remate tras centro de Koikili se le marchó por poco a Llorente que remató solo en el punto de penalti. Tras esta primera ocasión de peligro el partido empezó a ser de ida y vuelta hasta el minuto 20 cuando de nuevo Toquero hizo el segundo para los de Joaquín Caparros y sentenció el partido que acabó con un Atlético de Madrid entregado y sin la posesión bajo la intensa lluvia que cayó sobre el Vicente Calderón.