Domingo, 24 de noviembre de 2024
Cristiano, de cabeza a por el título
El Real Madrid, campeón de Copa tras vencer (0-1) al Barça
Una generación de futbolistas del Real Madrid se había quedado sin festejar la Copa del Rey, que no entraba en las vitrinas del equipo blanco desde 1993, pero finalmente, fue Cristiano Ronaldo el que cumplió su rol y otorgó al equipo de Concha Espina su título 18 en la competición.
Tras dos finales perdidas en 2002 y 2004, el campo de Valencia volvió a ser talismán para el Real Madrid. Allí conquistó el título en 1993 con goles de Butragueño, hoy en el palco como directivo, y Mikel Lasa, y hoy se vuelve a coronar, acabando también con la sequía de títulos que le acosaba las dos últimas temporadas.
El Barça fue de menos a muchísimo, asedió el área del Real Madrid durante toda la segunda parte, pero no mató, y el Real Madrid, que hizo una brillante primera parte, aprovechó una de las contras de que dispuso para romper el brillante palmarés de Pep Guardiola, que contaba sus seis finales por títulos.
De salida, sin sorpresas. Mourinho repitió con el "trivote", pero sin "9", con Ozil, Di María y Cristiano Ronaldo por delante. Mientras, Guardiola, finalmente alineó en el eje de la zaga a Mascherano junto a Piqué y se decantó por Pedro por la derecha.
Parecida propuesta, pero muy distinta puesta en escena, ya que el Real Madrid que saltó a Mestalla no parecía el mismo que el del Bernabéu, y su intensidad de salida pilló en "shock" a los azulgrana, que se vieron agobiados sin poder superar la barrera blanca. Del 4-3-3 al 4-5-1 con continuas permutas entre los cinco del centro, y siempre Cristiano Ronaldo como jugador más adelantado y principal peligro, pero mucho más desequilibrio con la presencia de Mesut Ozil dueño de la banda derecha.
Khedira, a veces casi de mediapunta, y Cristiano tuvieron un par de internadas con peligro, mientras que Barça poco a poco fue dándose cuenta de que el equipo de enfrente tenía el mismo nombre que el del sábado, pero diferente cara y fue haciéndose su composición de lugar y con el dominio del balón, pero sin oportunidades.
Villa se agotaba en disputas con Arbeloa y sin encontrar el hueco, mientras Messi, no era capaz de zafarse del acoso continuo. La intensidad fue tal, que el protagonista también tuvo que ser el árbitro, acosado en cada jugada dudosa por al menos ocho futbolistas. El navarro intentaba serenar los ánimos, pero los jugadores no sólo no le ayudaban sino que su comportamiento agresivo y protestón calentó en exceso el partido.
Pepe vio la primera amarilla, pero antes pudo haber alguna otra, y muchas más después. Un pisotón de Arbeloa a Villa, que el árbitro no vio, precipitó la peor tangana con más de un empujón alevoso, pero Undiano Mallenco, el más centrado del partido, la salvó con advertencias.
Las faltas y las protestas deslucían el encuentro, con poco fútbol, pero mucha intensidad, sobre todo madridista, ya que los barcelonistas no terminaban de superar el asedio del equipo blanco, que tuvo la mejor ocasión en la cabeza de Pepe. El luso recibió un balón de Ozil solo en el área, pero su testarazo se estrelló en el palo al filo del descanso.
EL BARCELONA DESPIERTA EN EL VESTUARIO.
Tras el combate "nulo" del Bernabéu, el Real Madrid se marchó al vestuario con la sensación de ser el momentáneo ganador a los puntos y el disgusto por no haber certificado sus opciones. Guardiola decidió en los vestuarios cambiar de banda a Pedro y Messi. Y la opción funcionó, ya que el canario tuvo la mejor ocasión, pero remató fuera e instantes después volvió a enlazar una buena opción.
El Barça entero era otro, había necesitado un tiempo para despejarse, pero empezó a ser el auténtico equipo que se esperaba, rápido, incisivo y agotador. El merodeo al área de Casillas era continuo, mientras que Real Madrid iba desapareciendo, Ozil y Di María se ahogaban y Cristiano ni recibía.
Mientras, la parroquia azulgrana vitoreaba con "olés" a los suyos antes de que Pedro, otra vez, recibiera en posición franca para batir a Casillas, pero en fuera de juego. Aunque ya no quedaban dudas de quién llevaba las riendas del encuentro. Pedro volvió a probar fortuna, y esta vez fue Iker quien se lució, como lo hizo poco después ante Iniesta.
El Real Madrid estaba fundido y sólo era cuestión de tiempo que llegara el gol. Una salida extraña de Pinto, que él mismo resolvió, fue la única opción de los blancos, que pedían la hora... pero quedaba media más... aunque entonces tuvieron las mejores ocasiones justo antes del pitido final los de José Mourinho.
El pequeño respiro le vino bien a los de Chamartín. El partido no había cambiado de dueño, pero los blancos ya no estaban con la lengua fuera. Y mucho menos Cristiano Ronaldo, que pudo cambiar el destino, pero su disparo se marchó rozando la cepa del poste.
El luso avisó y en la siguiente no perdonó. Di María recibió de Marcelo y la colgó al área para que el "7" rematara de forma impecable para superar a Pinto y hundir al Barça, que no supo convertir su dominio en goles y se queda sin opción de triplete.
Columnistas
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