Ahora que nuestra situación nacional es tan delicada en muchos aspectos, mejor dicho en todos, a nosotros "los profanos" no nos cabe en la cabeza cómo hemos llegado a estos extremos tan alarmantes, aparentemente de la noche a la mañana, y precisamente, más o menos, desde que el PP ganó las últimas elecciones generales y pasó cargar con la responsabilidad de gobierno.

No es mi intención salir ahora en defensa del PP, pues estando en la oposición creo que no habló ni actuó en ningún momento con claridad y se fué tragando la situación resignadamente. Sin embargo, al presente, no puedo menos que compadecer a este partido y sus dirigentes por la delicadísima misión que les ha tocado en suerte y que a todas luces parece debida a una herencia envenenada por la ceguera ignorante e interesada de los anteriores gobernantes, cuyo jefe de filas decía, entre otras muchas y parecidas frases antológicas lo siguiente:

"La crisis es una falacia, puro catastrofismo. Estamos creciendo por encima del 3%. Aunque mañana crezcamos al 3% o al 2,8%, que es un crecimiento bueno, vamos a seguir creando empleo y teniendo superávit". (14 de Enero de 2008). Y como ésta, más y más sin reparar en que falacia eran más bien sus palabras.

Parece imposible que un hombre de la "calidad", más bien calaña humana e intelectual de J. L. Rodríguez Zapatero, haya llegado a ser presidente de gobierno de una nación como España, cuyas raíces culturales se remontan a los tiempos más antiguos de la civilización occidental. Este hombre ha ganado por dos veces la confianza mayoritaria de los españoles en unas elecciones, muy dudosas las primeras por las circunstancias sabidas por todos, pero parece que fuera de toda duda las segundas, por lo que este hombre ha dirigido la nación durante casi dos legislaturas seguidas. Repito: parece imposible. Sin embargo fué posible y así lo hemos vivido y padecido con unas consecuencias ya nefastas en su momento y convertidas en desgraciadas en la actualidad.

Desde los primeros momentos de su mandato, el sr. Zapatero mostró una animosidad impropia de cualquier gobernante que tenga un mínimo de dignidad, contra tendencias políticas, morales y religiosas que consideraba, en su desgraciado discernimiento, no aptas sino todo lo contrario para una convivencia y un progreso adecuados. En realidad, un cobarde deseo de venganza o una maléfica revancha muy propios de la ruindad integral de este personaje cuya forma de gobierno debe ser olvidada pero que de pasar a la posteridad debe hacerlo con el nombre de "zapaterismo" pues tan peculiar e insensata fué, que no puede encuadrarse en ninguna ideología determinada.

Lejos quedan aquellos tiempos en que la que debía haber estado al frente de un posible Ministerio de Astronomía, Leire Pajín, cual rubio y macizo Nostradamus a la española pero sin peineta, descubrió y anunció al universo entero, el hecho de que íbamos a vivir un acontecimiento de ámbito planetario y resonancias cósmicas, al coincidir en el tiempo la presidencia de Europa a cargo de D. J. L. Rodríguez Zapatero y la presidencia de los EE. UU. a cargo del sr. Barack Obama. ¡Qué ilusionante fué aquel descubrimiento! ¡Qué suerte la de los españoles el contar con una pitonisa de tan alto nivel! Fué tal el convencimiento que nos tansmitió, que todavía estamos esperando las bienaventuradas consecuencias de aquella fantástica coincidencia socio-político-planetaria. Sigamos esperando pero sentados, que es la mejor forma de esperar.

Creo que estoy pecando de falta de capacidad de síntesis y voy a procurar resumir:Volviendo a la anécdota del principio, mi opinión es que el zapaterismo es o, mejor dicho y a Dios gracias, fué, una forma de gobierno a "la contra" o más concretamente "en contra" pues el sr. Zapatero, como un menor de edad con un gran juguete en las manos, vió la posibilidad de dar rienda suelta a sus fobias y, aplaudido y ayudado por sus adláteres, se dedicó a alentar y firmar leyes, como diría el gallego, con la primera finalidad de joder. Y así vieron la luz leyes completamente innecesarias sobre asuntos que no eran, ni mucho menos, un clamor popular sino simplemente  buscaban el enfado, malestar y perjuicio de una gran parte de la población, poniendo en práctica mediante un abuso incalificable  de poder, la máxima: "No quieres caldo, taza y media" y venga a dictar leyes emanadas de caprichos particulares o de tertulias de café sin el menor rigor ni ecuanimidad y sin buscar por ninguna parte el bien común ni el bien de todos los gobernados, sino solo para facilitar el desahogo y las ruines aspiraciones de una partida de inútiles resentidos no se sabe bien de qué y por qué. (Como aquella María Amparo de la copla, que resulta que no estaba en Sevilla).

Las consecuencias de tanta insensatez ahí están y sus responsables se han marchado "de rositas" cuando debían de estar respondiendo ante las autoridades judiciales de algo que tendría una acepción tan clara como traición a la patria...aunque me pregunto ¿tenemos una patria?  Perdóneseme la reiteración pues sobre este tema ya he escrito algo. Yo entiendo que sí, que hoy tenemos una patria pero hablo de hoy, no de mañana pues cada vez está más claro que, gracias a las disparatadas aspiraciones de algunos iluminados mesías, aprovechando y amparándose en la tibieza y  ambigüedad de quienes en este momento tienen en sus manos el poder, este concepto y realidad pueden saltar por los aires en cualquier momento, si Dios no lo remedia.

Que Él nos coja confesados. Amén.

Francisco Alonso-Graña del Valle.