"Más que como un conjunto estático de creencias, el cristianismo se manifiesta en el día a día a través de múltiples formas de relación con los demás", según ha apuntado la doctoranda, Christin Tind Johannessen-Henry, responsable del estudio.

   La investigación se ha llevado a cabo con la colaboración del Centro de Investigación contra el Cáncer de Dinamarca, como parte de un proyecto multidisciplinar que abarca la teología y las ciencias de la salud. Para llevarla a cabo, se han revisado los casos de 1.043 personas que han sobrevivido al cáncer, 20 de los cuales han sido entrevistados.

   Los resultados indican que, "cuanto más profunda es la crisis personal, más se validan las distintas formas de fe y creencia en Dios", al tiempo que las personas implicadas experimentan un mayor deseo de vivir y un sentido más "vibrante" de la existencia, según la investigadora.

   Así, las esperanzas y la fe de las personas, entrelazadas con situaciones de confusión, ansiedad o alegría, emergen como una especie de "camino personal" a través de los diagnósticos, la quimioterapia, las operaciones y las secuelas que dejan los tratamientos que, además de dejar consecuencias visibles en los cuerpos de los supervivientes imprimen una vivencia que continúa en las personas "durante un largo tiempo".

   Johannessen-Henry ha destacado que, a pesar de que Dinamarca es considerado un país "muy secularizado", el estudio muestra que los participantes en el estudio manifestaban creer en un Dios (59 por ciento), en Jesucristo (51 por ciento), un Dios amoroso (45 por ciento), un Dios que perdona (49 por ciento) y en la vida después de la muerte (entendida como la permanencia en el recuerdo de otros) en un 87 por ciento de los casos. Sin embargo, ha destacado que, más allá de las creencias "determinables en un cuestionario", la fe de las personas se determina en el modo en que actúan.

   Así, ha destacado que actuaciones comunes como hacer un regalo a una persona amada "para continuar vinculados tras morir" o cuando se dice a los niños que "Dios, los ángeles o los familiares fallecidos cuidarán de ellos" son modos de "compartir o dar fe", permitiendo que el cristianismo se desarrolle y renueve constantemente en nuevos "espacios de fe" a través de imágenes y metáforas.

   En este sentido, la investigadora ha diferenciado entre el cristianismo que se practica en la teología y en los rituales de la Iglesia y el cristianismo que mucha gente vive en la vida diaria.

   Según Johannessen-Henry, ambas formas de práctica cristiana están "conectadas" de modo que la fe individual se mueve siempre entre las ideas de la tradición y los dogmas cristianos y otros elementos ajenos a la fe. "De este modo se entiende cómo la doctrina de la resurrección se manifiesta en la vida cotidiana" de algunas personas.

   Además, ha asegurado que, incluso en los casos en los que las creencias de las personas no son específicamente cristianas, sino que incluyen elementos como la reencarnación y otras ideas muy diversas, el ambiente de Dinamarca hace que incorporen ideas propias del cristianismo como "Dios como un padre", "Dios omnipotente", "sacrificio", "crucifixion" o "ángeles".