¡Loado sea Dios y todos los santos de la corte celestial junto con todos los ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, serafines y querubines! ¡Creo que he apreciado un brote verde en nuestro diario acontecer!

El Gobierno ha aprobado este viernes el anteproyecto de ley de desindexación, que "desvinculará los precios de los servicios públicos del IPC a partir de 2014 y creará un nuevo índice de referencia destinado, principalmente, al sector privado". ¡No me lo puedo creer! ¡Cuántos millones de españoles habrán saltado de alegría como yo al oir semejante noticia! Se desvincularán los precios de los servicios públicos del IPC. No me lo puedo creer, repito; es tan maravilloso y esperanzador que no es fácilmente creíble. Era un clamor popular la necesidad de esta ley. Se acabaron mis noches de insomnio debidas a la pérdida de esperanza y de confianza. El porvenir se adivina más halagüeño. “Querida Elena Salgado, he aquí, materializada o a punto de materializarse por fin, aquella afortunadísima previsión que tu preclara mente atisbó antaño. No pudo ser tu gobierno el protagonista de tal éxito pero no dudo que compartirás este gran contento. Tal vez no era la desindexación lo vuestro o quizá no la vieseis en tonos verdes, pero ahí está,  y del color de la esperanza.” Y, aunque esta ley no se pondrá en vigor hasta 2014, nuestro optimismo ha renacido por fin al ver desplegarse ante nosotros un esplendoroso futuro en un panorama completamente desindexado que, sin duda, desde este mismo momento, va a apreciarse en el cotidiano devenir.  

 Pero ¡ay dolor! En un momento dado, se truncaron mis ideas, me pareció volver a la realidad con la sospecha de que todo habría podido ser un sueño.Tampoco me podía creer que todo había sido irreal. Empecé a palpar mi cuerpo de arriba abajo; me dí cuenta de que a la punta de los pies alcanzaba con cierta dificultad, ¡los años! pero alcanzaba; no aprecié ningún cambio y saqué la conclusión de que no estaba desindexado...Me puse a leer papeles del correo y prensa que tenía pendientes; nada pude ver que me demostrase cambio alguno. Una carta del banco con la misma redacción de siempre: "...tenemos el gusto de comunicar a vd. que hemos adeudado en su estimada cuenta..." ¡hombre, si han adeudado, tendrán el disgusto de comunicármelo, si es que tanto me aprecian y quieren compartir mis sentimientos! pero ¡nada! Todo igual. Leo en la prensa: "Rosa Díez dice que su partido es el único que defiende a España y que tiene capacidad para decidir quién y cómo debe gobernar". Bueno, esto por lo menos me quita un peso de encima porque andaba yo muy preocupado con este asunto de la gobernabilidad de España; ahora ya sé quién tiene la solución; una preocupación menos. Esta Rosa Díez, ¡qué lista es! Leo por encima, una entrevista a una chica muy mona, encuadrada en las juventudes del PSOE, considerada ya un gran valor: Opina muy rotundamente ella, ¡qué rica! lo primero que haría si pudiese, sería preguntar al pueblo español si quería monarquía o república. ¡Ay guapina! Escucha: "Yo quería un coronel pero no me quiso él" y añado de mi cosecha: "Y si es muy larga la espera, me basta un cabo primera". Paso a Deportes y leo que el Oviedín de mi alma pierde en casa con el Coruxo ¡Si D. Carlos Tarière levantara la cabeza! Noticias del parlamento: insulto tras insulto, malos modos, trastos a la cabeza, protagonista: la corrupción. Ninguna palabra sobre el avance y pretensiones de los independentistas. Ninguna medida ante este enorme despropósito. 11 M en el olvido. Por otra parte observo que la justicia sigue perdiendo la confianza de los ciudadanos con opiniones y sentencias sorprendentes y descorazonadoras. Siguen los palos a las víctimas del terrorismo que ahora parecen "los malos" contra los pobres presos de ETA. Leo grotescas opiniones de D. Gaspar Llamazares y otros sobre la posible instalación de "Eurovegas" en las cercanías de Madrid; algunas, trayendo a cuento de una manera muy graciosa la ley antitabaco. Pilar Rahola, en funciones de presidenta del Congreso se lo toma a coña. Montoro se ríe de sus propias gracias al tiempo que nos riñe a nosotros, probos y honrados contribuyentes. También Rajoy nos riñe y no digamos la señora Cospedal. Las intervenciones de Soraya PSOE son también del más puro estilo “Júpiter tonante” o “Jupiteresa” ya que en este momento no encuentro equivalente femenino en el Olimpo, adobado este estilo con ignorancia supina "a manta". Parece que es moda reñir, quizá pensando que la mejor defensa es el ataque. Pregunta: ¿Hemos salido de la recesión? Hay opiniones...

¡Ah! Casi se me olvidaba otra noticia halagüeña: Según un parte médico o similar, nuestro rey D. Juan Carlos, ya deambula (sic) por su habitación. ¡Quién lo verá! ¡cuánto me gustaría verlo deambular, se entiende, entre la multitud que es como se deambula correctamente! Propongo que, cuando vuelva a su vida normal y, al no tener, por ahora, sobrenombre como correspondería a un buen monarca, pasemos a llamarlo Juan Carlos I "el Deambulador" o Juan Carlos I "el Deambulante" (la elección entre estas dos propuestas, se decidiría en referéndum, uniéndolo al que prepara Arturo Mas con no sé qué motivo para mayor economía.) Y ya que hablamos de esto, no me resisto a contar un chismorreo que dice que, por error, mandaron al rey, para ayudarle a deambular, dos mulatas en vez en vez de dos muletas, mulatas que irrumpieron en la habitación bajo la atónita mirada de los presentes en aquel momento. ¿Será cierto?

  En fin, no es bueno alargarse. A pesar de mi primera sensación de optimismo, termino apegado al suelo otra vez y solo se me ocurre para terminar, dados todos los disgustos y problemas que nos regalan nuestros mandatarios y, pensando que todo es culpa nuestra, tomar prestadas las palabras de un tal Segismundo, acompañadas de unos humildes golpes de pecho.  

 ¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!

Apurar, cielos, pretendo,

 ya que me tratáis así

¿qué delito cometí

contra vosotros naciendo?

    Francisco Alonso-Graña del Valle