España puso pie y medio en la final de la Copa Davis tras dominar con claridad por 2-0 a Francia en las semifinales que se están disputando en la Plaza de Toros de los Califas de Córdoba, después de unos primeros individuales donde Rafa Nadal y David Ferrer no dieron opciones a Richard Gasquet y Gilles Simon.   

 Había dudas sobre como respondería sobre todo el balear, cargado tras la dura final del US Open ante Novak Djokovic, el viaje de vuelta y el cambio de superficie, pero, con la ayuda de un desconocido Gasquet, apenas tuvo que gastar energía, mientras que el de Jávea tuvo que batallar más, pero acabó sin demasiado sufrimiento su choque contra Simon.  

  De este modo, el planteamiento no pudo salirle peor a Guy Forget, capitán galo, no por no ganar ningún punto, un objetivo que se presentaba complicado, ya que Nadal y Ferrer están invictos en tierra batida en la competición, sino porque su objetivo de desgastar, principalmente al número dos del mundo, no funcionó. El balance para los franceses fue demoledor, y acabaron el día con tan sólo diez juegos en su haber y ni un solo set ganado.

   Ahora, con 2-0, los galos buscarán que el doble no les haga despedirse este sábado, y se queden al borde de ver devuelto el 5-0 del año pasado en la indoor de Clermont-Ferrand. El especialista y experto Michael Llodra y el reservado Jo-Wilfried Tsonga intentarán que Feliciano López y Fernando Verdasco no cierren el cruce.  

  Las cosas empezaron lo mejor posible en la pista del coso taurino cordobés, repleto pese al calor reinante. Rafa Nadal abrió la eliminatoria y lo hizo con una contundencia en la que nadie pensaba, pese a ser el mejor del mundo en la arcilla roja.  

  El manacorí arrolló a un siempre peligroso Richard Gasquet por 6-3, 6-1, 6-0. El pupilo de Forget no respondió a la confianza de su jefe y firmó una mala actuación, equivocando la táctica y siendo incapaz de encontrar respuestas a la superioridad del de Manacor, que, sin jugar a su mejor nivel, tuvo un choque plácido que no le exigió nada en el aspecto físico y le hará estar fresco, por si acaso, para el domingo.

   El número dos del mundo no concedió ni una sola bola de break, fue de menos a más y se aprovechó también de los continuos errores de su rival (40 no forzados), encajando tan solo cuatro juegos, tres de ellos en el primer parcial, el más competido.   

 Gasquet, considerado antaño un futuro antídoto en la tierra batida para el balear, nunca estuvo cómodo, y siempre fue a remolque. Sin calma para afrontar largos peloteos, se fue diluyendo, y ni siquiera su privilegiado revés, funcionó. El resultado fue once juegos encajados de forma consecutiva que pusieron el marcador del 4-3 de la primera manga a un 6-3, 6-0 y 3-0, un agujero negro del que el francés sólo salió para hacer un juego que evitase otro rosco.

FERRER, SÓLIDO.  

  Tras el esperado triunfo de Nadal, llegó el de David Ferrer por 6-1, 6-4 y 6-1 ante Gilles Simon, que tampoco encontró la fórmula necesaria para crear más complicaciones al de Jávea, muy sólido durante todo el partido.  

  Ferru tuvo que batallar mucho más que su compañero ante un rival, que pierde mucho de su potencial en la arcilla roja, y que sólo creó incertidumbre en el segundo parcial. Y es que a Simon le pesó la falta de habilidad para jugar puntos largos, una situación en la que el cinco del mundo se mueve con mucha más solvencia, lo que le costó cerrar el partido con 52 errores no forzados, demasiados para tener opciones ante un jugador como el español.

   A Ferrer no le costó demasiado romper el saque del galo, éxito que consiguió en el cuarto juego del partido, y rápidamente finiquitó el primer parcial (6-1). Las cosas cambiaron en el segundo, aunque de inicio el francés parecía que emularía a Gasquet y cedía el primer juego, el sexto de forma consecutiva, y con dos dobles faltas.   

 Sin embargo, mejorando desde su drive, logró controlar mejor a Ferrer, y devolverle la rotura, para posteriormente poner a Francia por primera vez por delante en toda la eliminatoria, pero no aguantó el pulso en el carrusel de breaks, el del noveno juego definitivo para su suerte, porque el alicantino no perdonó ya.   

 El de Niza, demasiado irregular, no pudo más y sólo aguantó un saque en la tercera manga para recibir cinco juegos seguidos y perder el partido sin poder evitar el 2-0.