Es verdad que esta es la primera vez que el partido concurre a unas elecciones con Feijóo asentado como lider del mismo ya que cuando se celbraron las de Castilla y León hace pocos meses él acababa de aterrizar al mando del mismo y es verdad igualmente que el resultado ha sido excelente, incluso mejor que el de Isabel Díaz Ayuso que se quedó a las puertas de la mayoría absoluta y que aunque mínimamente necesita el respaldo de VOX.
Seguro que los "agradaores" que pueblan cualquier partido estarán a estas horas convenciondolo de que ha sido el efecto de su llegada al timón lo que ha decantado esa mayoría tan amplía. Desconozco el pragmatismo y cuán de asentados tiene los pies en la tierra el Señor Feijóo pero conociendo al ser humano parece difícil que se resista a semejante análisis.
Es muy posible que tengan razón, el gobierno de Pedro Sánchez da síntomas de agotamiento en todos los frentes y cuando el pueblo español se enfrenta a crisis ecónimas dantescas suele recurrir a los "gestores de la derecha" para que arreglen el desaguisado. Sólo que esta vez las proporciones del mismo son de una magnitud desconocida. Pero si repasamos lo que hizo el PP la última vez que asumió el poder,cuando Zapatero dejó España a los pies de los caballos, para sacarnos del apuro las expectativas son poco alentadoras. Subió los impuestos de una manera cruel a las clases medias, con un ministro de hacienda, Cristóbal Montoro, que presumía de poner impuestos más altos que la izquierda y desde luego mucho más que el anterior gobierno, no desarticuló ninguno de los chiringuitos que la izquierda había montado para lucro de amiguetes y propios, una de las vías hemorrágicas que mas desangran nuestras finanzas y cuatro años más tarde la crisis económica continuaba en tal grado que se dio un bofetón electoral memorable. Si a eso añadimos que no derogó ni una sola de las leyes abominables que había promulgado la anterior administración y encima continuó con la política de humillación a las victimas del terrorismo, algo hasta entonces inconcebible en su partido, el futuro se nos presenta oscuro.
Se me dirá que Feijóo nada tiene que ver con Rajoy, un tipo indolente cuya máxima era no hacer nada,que las cosas ya se arreglarian por sí mismas. Es verdad pero Rajoy con todo había ganado unas oposiciones a Registros y Alberto Núñez no presenta en su curriculum ningún título de esa envergadura, dicen que fue gestor en la Administración mucho tiempo. Si, sé que tuvo un alto cargo en el ministerio de Sanidad y un médico al que conozco bien y sé de su integridad y entrega a su vocación,hace años que me contó que tenía la peor opinión del personaje ya que consideraba el acto médido como un hecho económico, aproximadamente porque cito de memoria y esta facultad es bastante traicionera, si analizamos esta confidencia nos sentimos estremecidos por una mentalidad que parece beber en las que recorrían la Europa de los años veinte y treinta del pasado siglo.
Feijóo no es un recién llegado,conocemos su trayectoria al frente de la Xunta gallega y aunque goza de un coro mediático que canta las excelencias de su gobierno la realidad es que, sobre todo durante la pandemia, ha mostrado unas hechuras de dictador verdaderamente inquietantes, hasta el punto de que tuvo que ser el gobierno central y los tribunales quienes frenaran su intento de decretar la vacunación obligatoria con sanciones que comportaban el ser encerrados en, como podíamos llamarlos, guetos, campos de concentración a los "rebeldes" que no se dejaban vacunar. Así y todo implantó un pasaporte covid de los más duros de España. Si a eso añadimos que su bajada de impuestos es la menor de las autonómicas en manos del PP y  sobre todo que su política lingüistica nada tiene que envidiar a la de los seccesionistas catalanes, creo que el desliz de Bendodo hablando de la nacionalidad andaluza, no se habría dado en su ausencia, y que la sola idea de un pacto con VOX parece provocarle una aguda urticaria, me temo que su gobierno sólo sirva para asentar definitivamente todas las políticas globalistas comenzadas por Zapatero e intensificadas por Sánchez, propiciar la disgregación "indolora" de los territorios que conforman España además de completar la operación de transición de una sociedad de ciudadanos libres a otra de siervos anestesiados.

Como colofón un pequeño apunte sobre su "techo de cristal", quizá la gente haya olvidado aquellas fotos de Alberto en la cubierta del yate de un amigo, sucede que el "amigo" parece estar implicado en el tráfico de drogas, foto utilizada en su día por su propio partido para disuadirlo de concurrir a las primarias que ganaría Casado, pueden haberse olvidado pero las fotos siguen ahí y en cualquier momento alguien, bien nacional o extrajero, puede utilizarlas para torcer la voluntad del que sería presidente del gobierno y eso es algo excesivamente peligroso para la seguridad de la Nación.