Miercoles, 27 de noviembre de 2024
El reino está reforzando su capacidad militar y busca en erigirse en una potencia política y económica en el continente
Un informe alerta que un Marruecos mejor armado y respaldado por EEUU en Sáhara es una mayor amenaza para España
Esa es la tesis que defienden Guillem Colom, Guillermo Pulido y Mario Guillamó en su informe 'Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España' publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura (ISC), al que ha tenido acceso Europa Press, advirtiendo que en juego podría estar la integridad territorial de nuestro país.
El reconocimiento del Sáhara como marroquí, que por ahora no parece que Joe Biden vaya a revertir, fue la moneda de cambio del restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel, un gesto que sin embargo los autores subrayan que no ha sido completo y que en realidad no supuso un cambio como tal, puesto que ambos países "mantienen desde hace tiempo profundas relaciones económicas, políticas y de seguridad".
Este gesto no solo afianza la alianza entre Estados Unidos y Marruecos sino que refuerza su postura en lo que se refiere al Sáhara, incluida su reivindicación sobre las aguas que rodean a la antigua colonia española. Los autores del informe creen que Rabat no cesará en su empeño de adaptar su legislación y delimitar "una nueva línea de costa y los espacios marítimos correspondientes".
Esto choca de pleno con los intereses de España, puesto que se produciría un "solapamiento de aguas con las Islas Canarias y la
reclamación mutua de una ampliación de la plataforma continental hasta las 350 millas náuticas", lo que supondría una nueva delimitación de su Zona Económica Exclusiva (ZEE).
"Más allá de la pesca, aspecto no menos importante, encontramos la capacidad de disputar la soberanía de los montes volcánicos del archipiélago canario que se encuentran sumergidos y son ricos en metales como el telurio, el cobalto y el plomo, destacando el monte Tropic", alertan los autores del documento, incidiendo en que España podría ver "amenazados sus territorios extrapeninsulares".
Con ello, Marruecos saldría también fortalecido desde el punto de vista político y le situaría en una buena posición para asumir un papel de liderazgo en la región y en el continente en general, donde en los últimos años ha venido dando pasos para mejorar su posicionamiento. Prueba de estos esfuerzos es que son ya 15 los países africanos que han abierto consulado en Dajla, en el Sáhara Occidental.
Que el reino alauí asuma un papel de liderazgo en el Magreb y en África en su conjunto, choca con los intereses en este sentido de países como Francia, pero también de España o Italia, que buscan ejercer su influencia, sobre todo en lo relativo al Sahel, región cuya situación por la presencia yihadista preocupa cada vez más del otro lado del Mediterráneo.
Pero, según el informe, "si Marruecos aspira a ser una potencia económica y política regional debe mantener alejadas de sus fronteras a las organizaciones terroristas, profundizar en la integración étnica", en referencia a los saharuis y los bereberes, así como por "el mantenimiento de unas Fuerzas Armadas modernas y el éxito de un capitalismo de Estado".
Solo así, inciden los autores, el reino "podrá influir en las decisiones que se tomen en su entorno, convertirse en un Estado mediador para la lucha contra el terrorismo y el radicalismo y un agente clave para la gestión del comercio regional y el fenómeno migratorio".
Conscientes, quizá, de su necesidad de reforzar su seguridad, Marruecos está inmerso en una carrera armamentística. Hasta hace unos años, el reino estaba en desventaja frente a su vecino, y rival, Argelia, pero esa tendencia parece haber cambiado.
Rabat puso en marcha en 2017 un plan quinquenal de rearme por valor de 22.000 millones de dólares con apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudí, gracias al cual ha conseguido acabar con sus principales debilidades desde el punto de vista militar, reforzando su capacidad aérea y antiáerea. Además, en 2018 se reintrodujo el servicio militar obligatorio.
Lejos de lo que cabría pensar, advierten los autores, el hecho de que las capacidades militares de Marruecos y Argelia parezcan estarse equilibrando supone un mayor riesgo de que termine produciéndose un conflicto entre ellos, a tenor de lo que apuntan los expertos en esta materia. El hecho de que los países tengan pendiente una disputa territorial, como es el caso, también incrementa el riesgo de un estallido.
Por consiguiente, el informe incide en que "dos países vecinos de España puedan entrar en una situación prebélica, o al menos de alta hostilidad y tensión, debe ser una prioridad para la seguridad nacional y requiere un análisis específico".
El reconocimiento del Sáhara como marroquí por Washington también supone un impulso en el deseo del reino de convertirse en un país líder en el continente, donde ya es la quinta potencia económica. El Sáhara Occidental encaja en los planes de desarrollo económico del reino alauí como fuente de exportaciones, principalmente de fosfatos.
Asimismo, es clave para el principal proyecto de infraestructuras de Rabat, el puerto Tanger-Med. Como punto final en la red comercial de infraestructuras del 'Eje Tánger-Dakar', su éxito depende del tránsito libre y seguro de las mercancías terrestres a través de la antigua colonia española, explican los autores, que señalan que el proyecto Tanger-Med compite directamente y con importantes ventajas con los puertos de Algeciras, Valencia y Barcelona.
Por último, las llamadas 'Provincias del Sur' también tienen importantes implicaciones económicas y geopolíticas debido al proyecto de construcción de un gaseoducto transahariano que conecte a Nigeria, Marruecos y Europa, el cual vendrá a socavar además el monopolio del gas argelino.
En resumen, España se enfrenta a un doble desafío para su seguridad. Por una parte, un eventual conflicto entre Marruecos y Argelia "con efectos que se proyectarían por toda la región del Estrecho de Gibraltar" y por otra, el rearme marroquí y la consolidación de su control sobre el Sáhara Occidental podría, a más largo plazo, significar un desafío para la integridad territorial".
"No debemos olvidar que una parte de la mentalidad y cultura estratégica marroquí tiene como ensoñación seguir una agenda de expansión territorial acorde con el viejo concepto del 'Gran Marruecos'", resaltan, lo que implicaría controlar Ceuta y Melilla.
En este sentido, recuerdan las declaraciones en diciembre del primer ministro marroquí, Saad Eddine El Othmani, quien sostuvo que "llegará el día en que vamos a reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara". Estas declaraciones provocaron que la embajadora marroquí en Madrid fuera convocada al Ministerio de Exteriores, donde aseguró que la postura de Rabat respecto a los dos enclaves no había cambiado y seguían reconociendo que son españolas.
Esa es la tesis que defienden Guillem Colom, Guillermo Pulido y Mario Guillamó en su informe 'Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España' publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura (ISC), al que ha tenido acceso Europa Press, advirtiendo que en juego podría estar la integridad territorial de nuestro país.
El reconocimiento del Sáhara como marroquí, que por ahora no parece que Joe Biden vaya a revertir, fue la moneda de cambio del restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel, un gesto que sin embargo los autores subrayan que no ha sido completo y que en realidad no supuso un cambio como tal, puesto que ambos países "mantienen desde hace tiempo profundas relaciones económicas, políticas y de seguridad".
Este gesto no solo afianza la alianza entre Estados Unidos y Marruecos sino que refuerza su postura en lo que se refiere al Sáhara, incluida su reivindicación sobre las aguas que rodean a la antigua colonia española. Los autores del informe creen que Rabat no cesará en su empeño de adaptar su legislación y delimitar "una nueva línea de costa y los espacios marítimos correspondientes".
Esto choca de pleno con los intereses de España, puesto que se produciría un "solapamiento de aguas con las Islas Canarias y la
reclamación mutua de una ampliación de la plataforma continental hasta las 350 millas náuticas", lo que supondría una nueva delimitación de su Zona Económica Exclusiva (ZEE).
"Más allá de la pesca, aspecto no menos importante, encontramos la capacidad de disputar la soberanía de los montes volcánicos del archipiélago canario que se encuentran sumergidos y son ricos en metales como el telurio, el cobalto y el plomo, destacando el monte Tropic", alertan los autores del documento, incidiendo en que España podría ver "amenazados sus territorios extrapeninsulares".
Con ello, Marruecos saldría también fortalecido desde el punto de vista político y le situaría en una buena posición para asumir un papel de liderazgo en la región y en el continente en general, donde en los últimos años ha venido dando pasos para mejorar su posicionamiento. Prueba de estos esfuerzos es que son ya 15 los países africanos que han abierto consulado en Dajla, en el Sáhara Occidental.
Que el reino alauí asuma un papel de liderazgo en el Magreb y en África en su conjunto, choca con los intereses en este sentido de países como Francia, pero también de España o Italia, que buscan ejercer su influencia, sobre todo en lo relativo al Sahel, región cuya situación por la presencia yihadista preocupa cada vez más del otro lado del Mediterráneo.
Pero, según el informe, "si Marruecos aspira a ser una potencia económica y política regional debe mantener alejadas de sus fronteras a las organizaciones terroristas, profundizar en la integración étnica", en referencia a los saharuis y los bereberes, así como por "el mantenimiento de unas Fuerzas Armadas modernas y el éxito de un capitalismo de Estado".
Solo así, inciden los autores, el reino "podrá influir en las decisiones que se tomen en su entorno, convertirse en un Estado mediador para la lucha contra el terrorismo y el radicalismo y un agente clave para la gestión del comercio regional y el fenómeno migratorio".
Conscientes, quizá, de su necesidad de reforzar su seguridad, Marruecos está inmerso en una carrera armamentística. Hasta hace unos años, el reino estaba en desventaja frente a su vecino, y rival, Argelia, pero esa tendencia parece haber cambiado.
Rabat puso en marcha en 2017 un plan quinquenal de rearme por valor de 22.000 millones de dólares con apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudí, gracias al cual ha conseguido acabar con sus principales debilidades desde el punto de vista militar, reforzando su capacidad aérea y antiáerea. Además, en 2018 se reintrodujo el servicio militar obligatorio.
Lejos de lo que cabría pensar, advierten los autores, el hecho de que las capacidades militares de Marruecos y Argelia parezcan estarse equilibrando supone un mayor riesgo de que termine produciéndose un conflicto entre ellos, a tenor de lo que apuntan los expertos en esta materia. El hecho de que los países tengan pendiente una disputa territorial, como es el caso, también incrementa el riesgo de un estallido.
Por consiguiente, el informe incide en que "dos países vecinos de España puedan entrar en una situación prebélica, o al menos de alta hostilidad y tensión, debe ser una prioridad para la seguridad nacional y requiere un análisis específico".
El reconocimiento del Sáhara como marroquí por Washington también supone un impulso en el deseo del reino de convertirse en un país líder en el continente, donde ya es la quinta potencia económica. El Sáhara Occidental encaja en los planes de desarrollo económico del reino alauí como fuente de exportaciones, principalmente de fosfatos.
Asimismo, es clave para el principal proyecto de infraestructuras de Rabat, el puerto Tanger-Med. Como punto final en la red comercial de infraestructuras del 'Eje Tánger-Dakar', su éxito depende del tránsito libre y seguro de las mercancías terrestres a través de la antigua colonia española, explican los autores, que señalan que el proyecto Tanger-Med compite directamente y con importantes ventajas con los puertos de Algeciras, Valencia y Barcelona.
Por último, las llamadas 'Provincias del Sur' también tienen importantes implicaciones económicas y geopolíticas debido al proyecto de construcción de un gaseoducto transahariano que conecte a Nigeria, Marruecos y Europa, el cual vendrá a socavar además el monopolio del gas argelino.
En resumen, España se enfrenta a un doble desafío para su seguridad. Por una parte, un eventual conflicto entre Marruecos y Argelia "con efectos que se proyectarían por toda la región del Estrecho de Gibraltar" y por otra, el rearme marroquí y la consolidación de su control sobre el Sáhara Occidental podría, a más largo plazo, significar un desafío para la integridad territorial".
"No debemos olvidar que una parte de la mentalidad y cultura estratégica marroquí tiene como ensoñación seguir una agenda de expansión territorial acorde con el viejo concepto del 'Gran Marruecos'", resaltan, lo que implicaría controlar Ceuta y Melilla.
En este sentido, recuerdan las declaraciones en diciembre del primer ministro marroquí, Saad Eddine El Othmani, quien sostuvo que "llegará el día en que vamos a reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara". Estas declaraciones provocaron que la embajadora marroquí en Madrid fuera convocada al Ministerio de Exteriores, donde aseguró que la postura de Rabat respecto a los dos enclaves no había cambiado y seguían reconociendo que son españolas.
Columnistas
La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa
Por Angel Jiménez LacaveLeer columna
La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias
Por Francisco J Contreras Leer columna
Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.
Por Teodoreto de Samos Leer columna
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate
Por Enrique García MáiquezLeer columna
Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.
Por Francisco J Contreras Leer columna
Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna