Los mercados ignoran a Dª Elena, no creen a la titular de la cartera de Hacienda. La credibilidad del gobierno de España es nula por muchos palmeros que servilmente tengan a sueldo. No es de extrañar, la mentira y el engaño cotizan en esta hora a la baja, el régimen está en los minutos de la basura, han dado el partido por perdido y están en pista los alevines.  

       Nuestra lealtad es a España y a los españoles, no a un régimen que día a día vulnera los derechos mas preciados de las personas, un régimen que ha hecho del fraude de ley, el abuso de derecho y la desviación de poder, los pilares básicos de su actuación, desde el concepto de “expropiación preventiva” a la negación del derecho a la vida, desde Rumasa a la despenalización del aborto.    

       El gobierno de la nación tacha de falsos “patriotas” a quienes discrepan de de sus opiniones. La lealtad institucional y el respeto al ejercicio legítimo de las competencias institucionales, no puede ser invocado por aquellos que infringen el principio de Legalidad, consagrado en el artículo 9 de nuestra Constitución.  

        Ha pasado en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos que los gobernantes no han estado a la altura del pueblo español, y al final ha sido la “fiel infantería”, esa que formada por caballeros españoles y tan bien definida por D. Miguel de Cervantes, la que ha escrito las mejores páginas de una historia transcendente.    

      La clase política española no ha dado la talla, por ello, es la hora de la sociedad civil española, que está en el derecho de exigir a los políticos el cumplimiento del principio de legalidad, que debe de regir el ordenamiento jurídico español, en su doble aspecto de cumplimiento de las reglas jurídicas y también de los principios que informan al mismo. Ahora, mañana será tarde.

         El régimen ha entrado en concurso y además fraudulento. Necesitamos urgentemente unos nuevos administradores y por supuesto, un nuevo marco jurídico en el que  los derechos esenciales de la persona, conculcados a diario en nuestro país, sean la piedra angular de nuestro orden legal  y  no, los “desvaríos”  de una “élite” disolvente y disoluta, que en última instancia, un dócil tribunal político convierten en ley, sonrojando a cualquier persona con sentido común.

        Hoy, según informaciones de agencia, el alcalde de Madrid y su equipo de asesores, en vez de explicar la verdadera situación de las cuentas municipales y los motivos que han conducido a esa situación, depurando en su caso las responsabilidades políticas y de todo tipo si las hubiere, sigue realizando los mismos “ajustes contables” y los negocios anómalos (autocontratación incluida), y empeñando aún más si cabe al pueblo madrileño, que a no tardar, se va a “levantar” no contra el francés, sino para poner en su sitio a los ineptos que confunde la labor de gobierno con el juego del “monopoly”.  

        En las últimas horas, el presidente de una entidad bancaria afirma que “España no puede esconder más la cabeza bajo el ala”; y, desde el Banco de España se tiene temor a los mercados, esos mercados totalmente manipulados por los “amigos” de la casta política española, ésos que olvidando la misión transcendente del hombre, adoraron el lujo y mal olor del dinero mal conseguido, sin darse cuenta que son incapaces de gestionar, como en Madrid, la tasa municipal de la basura, por muchos amaños de “ingeniería financiera” que dediquen y ante los que las dañadas Instituciones, a coro, respondan aceptando pulpo como animal de compañía.