El artículo que Jaime Cifu ha escrito sobre la ACdP ha levantado enérgicas reacciones. Muchos agradecen que se difunda la indignante verdad que ellos conocen, para escarnio de malos y vindicación de buenos, y por ello se sienten reconfortados. No es este artículo para estos, sino para aquellos otros católicos necesitados de entender que las formas y la ocasión son importantes, pero sólo al servicio de Verdad, Justicia y Caridad. Tal es la correcta clave interpretativa de la Prudencia, la “auriga virtutum”. Y tengamos presente que para ciertas personas nunca hay forma u ocasión adecuadas cuando el fondo (la verdad) se considera inadecuado.

La errónea interpretación acerca del lugar que formas y ocasión tienen en la acción del hombre prudente queda en evidencia cuando se recuerdan las invectivas de San Juan Bautista o Jesucristo contra los inmorales, o el látigo que Nuestro Señor empleó contra los mercaderes, o los anatemas de San Pablo contra los inmorales. De hecho no se está siendo caritativo (y lo recordaba Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate) con un prójimo cuando su situación requiere la verdad y ésta se le oculta o se le dice mentira.

Para ilustrar esto que decimos: el padre Juan de Mariana fue un excelente jesuita, y denunció los graves males de la Compañía con claridad y dureza  en su “Discurso de las enfermedades de la Compañía”. Veamos unos pocos fragmentos de su “escasamente caritativa e inoportuna” obra, para así cumplir con nuestro deber cristiano de enseñar al que no sabe. De seguro deleitarán al lector:

“Las faltas de mi Madre forzosamente me han de causar vergüenza y pena, pero será el daño doblado si por escusalla, no se descubriesen al Médico las llagas, para que se ponga el remedio, antes de que se encanceren, y se hagan del todo incurables.”

“Arrimansele (al General de la compañía de Jesús) otros muchos, y los más: unos, por ser del mismo parecer; otros, por agradarle; muchos, por no tener ánimo para contradecir, y contrastar à lo que su Superior se inclina, sea por vivir ellos en paz, sea por no señalarse, y desabrir á quien sobre ellos tiene tanto poder, y mándo. Déxo las pretensiones de conservarse en los oficios los que los tienen, y de alcanzarlos los que los desean, ¿contra esquadrón tan grande, y tan cerrado como este, quién se atreverá?, Quién se adelantará? Si bien fuere un San Pablo, siempre le tendrán por extravagante, por inquieto, y perturbador de la paz.”

“Me persuado será milagro atajar los daños, hasta tanto que el agua llégue à la boca, y que no se pueda pasar adelante, ni aún por ventura volver atrás, por estár todo desquiciado, y estragado.”

“Yo gran sospecha tengo, que efectos tan malos proceden de algunos yerros secretos, que se cometen en el Gobierno; y que esta es la razón, y raíz de las amarguras que experimentamos […] mirese si por ventura es falta de justicia, por no repartirse los cargos á los mejores, sino a los más confidentes, aunque tengan mil alifafes, y pocas partes, ò ningunas. Si falta castigo para los malos y disolutos, de que se podía decir mucho. Si haver perseguido, y maltratado algunos hombres de bien […] Mirese si procede este dolor de alzarse el General, y tres, ò quatro en cada Provincia con el Gobierno, sin dár parte à los otros, aunque sean personas de las mas graves, y doctas que haya en la Iglesia: mirese si nuestro Fundador, y los primeros Generales siguieron este estilo […] Solo pretendo probar, que en el Gobierno puede haber causas de la desunión que vemos, y de los disgustos que se experimentan.”

“No es buen Gobierno que se tenga por inquieto el que no aprueba todo lo que el Superior hace, y que se tenga por desunión el no decir, que es blanco lo que es negro; porque la verdad, y la virtud han de andar sobre todo.”

“Pudiéranse poner muchos exemplos de casos feos, y malos, pasados en silencio […] Como uno muestre dientes, no se le atreven, y si acuden á Roma (en especial si tienen allá algún favor), todo se hace sal, y agua. La horca solo se hizo para los miserables.”

“Ninguna Congregacion se puede conservar sin justicia, aunque sea de ladrones la junta.”

“Es un veneno de la unión, y caridad fraterna, que no fien unos de otros; antes bien teman que los venderá quien pudiere, por ganar gracias. Daño gravísimo!”

“Sólo casi en algunos tristes, que no tienen fuerzas ni valedores, emplean sus aceros, y rigor. No faltan exemplos de esto.”

Que los buenos, es cosa miserable, ó sin causa, ó por cosas ligeras son afligidos, y aún muertos, por pensar que no hablarán, ni resistirán; de que se podrían poner lastimosos exemplares; y los ruines son sobrellevados, porque los temen […] y pienso que basta para que Dios hunda la Compañía.”

“Suelo yo decir, que la Compañía está al presente como Mercader sin crédito, porque han desacreditado (parece de propósito) à los hombres graves, y los que han querido honrar, no son capaces por sus pocas partes.”

“En semejantes Elecciones se debe poner la mira en tres cosas. La primera: Que haya acierto; quiero decir, que se elijan los mejores, y los más dignos. La segunda: que haya satisfacción de parte de los Subditos. La tercera: unión; quiero decir, que se haga sin alborotos, ni sobornos […] Si las elecciones se hiciesen por votos el acierto no sería mucho mayor, porque siempre en las Comunidades los imperfectos son mas en numero; y como no se pueden pesar, ni calificar los votos, à veces salen las Elecciones torcidas.”