"Éste es uno de los mayores desastres a los que nos hemos enfrentado", indicó Amos en una rueda de prensa celebrada en Nueva York para informar de su reciente visita a las regiones afectadas por las inundaciones.  

  La responsable de Asuntos Humanitarios relató que la crisis es diferente en cada área de Pakistán, pero añadió que "cada una de ellas es un desastre en sí misma". En algunas zonas el nivel del agua ha descendido y eso está permitiendo dedicarse a tareas de asistencia humanitaria. Sin embargo, en otras áreas del sur del país las inundaciones continúan extendiéndose.  

  "Un nuevo desastre está ocurriendo literalmente cada día", señaló Amos, añadiendo que la magnitud de la tragedia impide que Naciones Unidas pueda ocuparse de ella sin la ayuda de la comunidad de donantes.

   Desde hace casi dos meses "el agua se está trasladando del norte al sur, lo que equivale a una nueva crisis cada pocos días. Esta situación está poniendo una enorme presión sobre nuestra capacidad para gestionarla", indicó Amos en declaraciones recogidas por el Centro de Noticias de la ONU.

   No obstante, la responsable de Asuntos Humanitarios de la ONU señaló que aún "podemos continuar salvando vidas y aliviando el sufrimiento" de los afectados. Para ello, informó, Naciones Unidas elevará "sustancialmente" la cantidad solicitada a la comunidad internacional para hacer frente a la asistencia humanitaria de las personas que han quedado sin hogar y sin alimentos tras las inundaciones.   

Amos no quiso precisar la cantidad exacta que solicitará Naciones Unidas, pero indicó que sería similar a los 460 millones de dólares (unos 350 millones de euros) solicitados el mes pasado para dar respuesta a lo que la responsable de Asuntos Humanitarios denominó como "una inmensa y aún creciente crisis".   

Los nuevos fondos para las inundaciones de Pakistán serán solicitados oficialmente por la ONU el viernes. Al menos 2.000 personas han muerto como consecuencia de los estragos causados desde hace casi dos meses por la lluvia. Otros 21 millones han sido víctimas de la destrucción de sus hogares, de la malnutrición, de enfermedades, epidemias o de la pérdida de sus tierras de cultivo y modos de subsistencia en todo el país.

ALTOS NIVELES DE MALNUTRICIÓN

   Aunque han pasado siete semanas desde el inicio de las inundaciones, "tenemos que trabajar muy duro" para detener el sufrimiento humano, recalcó Amos. "La gente aún está hambrienta y todos estamos preocupados por los niveles de malnutrición. Las enfermedades cutáneas van en aumento debido a la ausencia de jabón y agua para lavarse. La diarrea también va en aumento y necesitamos hacer todos los esfuerzos posibles para evitar una potencial crisis sanitaria", añadió.

   A fecha de 10 de septiembre, Naciones Unidas ha registrado 700.000 casos de diarrea aguda, al menos 800.000 infecciones respiratorias agudas, cerca de un millón de casos de enfermedades cutáneas y 183.000 supuestos casos de malaria.

   "Una inmensa tragedia continúa extendiéndose", señaló la responsable de Asuntos Humanitarios de la ONU. "Las implicaciones humanas de lo que ocurrirá si no se hace lo necesario son terribles. Muchos millones de personas ya han perdido todo y no tienen nada por lo que volver atrás", añadió. "Por eso es por lo que (el viernes) pediré a nuestros socios a que profundicen su implicación y hagan más".