Ayer, publicaba Honorio Feito un  gran artículo. Desde la visión de un español que desconoce la práctica de nuestros tribunales, consecuencia de la nefasta Constitución del 78 y su posterior desarrollo, que  han impedido la separación de poderes y como consecuencia la inexistencia en España de un Poder Judicial, siendo sustituido por un sucedáneo llamado la administración de justicia, coronado en última instancia por un órgano político, el llamado Tribunal Constitucional.      

    De entrada, condeno y pido la dimisión del diputado Sr. Hernando,  por sus insultos al magistrado Sr. Pedraz Gómez que reputo intolerables, pues el diputado y su partido, ante el Auto, sólo tienen dos opciones, recurrir el mismo o  presentar una querella por prevaricación contra el citado Magistrado, lo que nunca pueden hacer es insultar a D. Santiago Pedraz, los insultos como los circos mediáticos están fuera de nuestro derecho.     

     El problema nos es el Sr. Pedraz Gómez, ni siquiera el condenado Sr. Garzón, el problema es el fracaso total de la administración de justicia española, fracaso que no quiere reconocer el partido del Sr. Hernando, ni por supuesto la levantisca oposición, ni claro está las tribus secesionistas a las que les viene muy bien la actual situación.     

     El fracaso está en el origen, en la fracasada constitución del 78 y por lo que respecta a la Audiencia Nacional, como tribunal especial y excepcional, desde su creación por Real Decreto de 4 de enero de 1977, para sustituir al TOP, el Tribunal de Orden Público, siendo la Audiencia Nacional un tribunal que por mucho que se justifique contradice el artículo 24.2 de la mal nacida constitución del 78, pues priva a los ciudadanos de su juez natural, al fín y al cabo su justificación legal actual radica en una sentencia de un órgano político, como es el tribunal constitucional.      

    Los partidos políticos y los grandes grupos de presión que operan a cara descubierta sobre España, nunca quisieron la separación de poderes y mucho menos un poder judicial independiente, al contrario diseñaron una administración de justicia, destinada única y exclusivamente a servir  a la  ejecución de las nuevas normas que contra lege y razón  tenían pensado imponer: aborto, filosofía de género, ruptura de España y a juzgar a los ciudadanos, fundamentalmente díscolos y rebeldes con el Régimen, para los grandes delitos, los de verdad, los que han arruinado a nuestra nación, para eso seguía vigente, con otro nombre, el antiguo tribunal de orden público, la Audiencia Nacional, y eso no es culpa, Sr. Hernández del señor Pedraz, ni del señor Garzón, la culpa y bien repartida, es entre otros del partido al que pertenece, la culpa es del Sistema.       

Esta es la gran tragedia de la justicia española, que como muchas instituciones no está destinada al fín que justifica su existencia, al igual, que lo que afirmábamos del absurdo del sistema financiero, en el que la banca no sirve a su fin esencial que es el de dar crédito; la administración de justicia se ha mostrado inoperante y ha fallado en su fin fundamental, la protección de los grandes intereses de España y de los españoles, España está al borde de la ruptura y nuestro sistema financiero quebrado, nuestro dinero desaparecido y no ha habido ni una acción, ni una condena, ni siquiera unas diligencias previas contra los autores de la ruina y miseria de millones de españoles.      

    Al fin y al cabo, muchos de ellos reconocen su condición de funcionarios. Ayer en Gijón se manifestaban contra el recorte salarial impuesto por el jefe del Sr. Hernando según información del diario El Comercio, y ya saben en Pola de Lena actividad terrorista y millones de españoles sin hogar, sin pan y sin justicia, que ya sabemos no existe en casa de los famélicos y según el criterio del Auto, que más que Auto es una nueva moto, tampoco en los miembros de la policía, que se añade a otros pliegos judiciales que la niegan a  las victimas de ETA, a los concebidos y asesinados por un Sistema genocida y en definitiva en la casa de todos los españoles que creen en Dios, la Patria y la Justicia.      

    Tal vez, la diferencia entre un Poder Judicial independiente y la administración de justicia, dependa únicamente de una cosa, de creer en la Justicia y no confundirla con las edificaciones en donde trabajan los funcionarios al servicio de la misma, pues muchas veces los lujos de los palacios, sean de justicia o de las cortes, esconden el mal olor de la especulación y el pelotazo de los que han conducido a los españoles y claro está a los funcionarios, incluidos los de justicia, a iniciar el camino para recuperar la dignidad y la libertad, que como el pan hemos de ganarlas todos los días con el sudor de nuestra frente, incluso frente a los servidores del Régimen incluidos los de la administración de justicia.

Á de las Asturias