Sólo tienen que hacer una cosa al año y esa es la ley de presupuestos, y aquí en esta tierra asturiana no los tramitan por el procedimiento ordinario, ni tan siquiera por el extraordinario. Aquí, en esta Asturias de los pactos de hierro, los tramitan por el procedimiento de la vergüenza, procedimiento ordinario del estado de desecho en nuestra región.

       Una izquierda desunida que se tira al monte, y que en algún municipio intentó aplicar un IBI sobre tumbas, panteones y enterramientos en general, en una acción administrativa digna de figurar en nuestra “Celtiberia sohw” particular, capaz de levantar de su tumba al mismo Cicerón, al aplicar un tributo sobre bienes inmuebles, periódico y anual sobre  una concesión administrativa, sólo superable por la propuesta de sus socios en la vetusta ciudad, que pretende la municipalización de las viviendas no arrendadas, eso sí sin justiprecio, ni nada que se lo parezca, tal como si la administración local estuviese comandada por Almanzor, nada extraño pues desde hace años la casta política se dedica única y exclusivamente a efectuar razias sobre los indefensos ciudadanos.

       Y, de la derecha, bueno del centro derecha asturiano, ese tan tibio, tan socialmente correcto cuya única función conocida es acabar con todo lo que represente al Régimen anterior. Eso sí, en leyes mordaza son expertos desde la ley de prensa de 1966, tan ambigua que la libertad de expresión dependía del criterio despótico de entre otros señor ministro, y así se cerraron numerosas publicaciones falangistas, volando la libertad de prensa, la de expresión y las leyes antimonopolio, ya saben son muy “liberales” con el dinero ajeno y muy “conservadores” con el propio.

       Y, en la vetusta ciudad, antaño cuna de héroes que la defendieron de la barbarie marxista, los populares pactan con la muchachada (ya entrada en años) de izquierda unida, en un ejercicio de populismo típicamente soviético, al que sólo le faltan Víctor Manuel  cantando “El portalín de piedra” y Javier Fernández disfrazado de pastorcillo, mientras se derrumba el techo del edificio de maternidad del hospital universitario, signo evidente de la política herodiana de los partidos políticos españoles.

       Bueno, ya saben “liberales de las comisiones obreras”, eso es el centro derecha asturiano, y así con tanto “dame tira compañeru” todos al pozo, no de mina, sino de los fondos mineros perdidos, mientras los chicos de D. Alberto confunden el principio de legalidad con la gran familia, con las trescientas familias que usurpan el poder en nuestra nación desde tiempos inmemoriales.

       Pues ya sabe, D. Alberto déjese de cuentos e historias para damas social y políticamente correctas, y modifique su anteproyecto empezando de la siguiente manera y bajo la rúbrica de delitos contra la vida humana no independiente: “ El aborto consiste en la muerte del feto mediante su destrucción en el seno materno o por su expulsión prematuramente provocada”, si quiere mejore el contenido a la luz de los nuevos avances de la medicina y otro día hablaremos de la culpabilidad, tipos cualificados y demás, todo ello acompañado de una ley  que de verdad proteja a las madres en estado, con su correspondiente dotación económica, que podía aquí en Asturias salir de los fondos públicos destinados a la Junta General y a los Ayuntamientos, dado que no son capaces de aprobar un presupuesto su inutilidad es evidente, y España está más necesitada de niños que de viejos políticos crapulosos.

       Y, encima son “liberales de las comisiones obreras”, la gran tragedia de la derecha española, que piensa con el estómago y ama con el puñito cerrado, pues sus pérdidas las nacionalizamos o municipalizamos siempre.

José María Álvarez Cuartas