Es tan curiosa que algunos relamidos llaman a las elecciones “fiesta de la democracia”, equiparando voto a representantes con democracia, lo que seguramente sorprendería a los nobles visigodos, polacos o germánicos que “in illo tempore” elegían a su rey por votación.

  Entonces, ¿con qué régimen se gobiernan los europeos y useños?

  Pues si los representantes elegidos por sufragio quisieran y supieran servir al bien común, tendríamos una aristocracia electiva; pero si son una escoria social convenientemente disfrazada de traje, e interesada exclusivamente en prosperar a costa del contribuyente, entonces lo que tenemos es una oligarquía electiva.

  Doy por supuesto que tú, lector, sabes perfectamente lo que tenemos.

  En este régimen, la calidad de la fauna política sólo puede empeorar, pues la ley de la selección natural dice aquello de que sólo los más aptos sobreviven, ¿y cuál es el más apto para prosperar en una oligarquía electiva? Pues aquel individuo tan sumamente ignorante, torpe o vago que es incapaz de ganarse la vida en una empresa privada y, por ello, perfectamente incentivado para incorporarse a las filas del bandolerismo navajeando a gogó; siendo el primer damnificado el buen ciudadano con vocación política que desearía poner límite a los desmanes de gente como él. En definitiva, la dinámica de un sistema que no está al servicio del bien común hace plenamente lógico que donde hoy hay pirañas mañana se vean tiburones.  

  ¿Y si se funda un partido que no comulga con el espíritu de la cueva de Alí Babá? Los oligarcas son conscientes de la ilegitimidad de su posición y privilegios, por lo que temen más las críticas organizadas políticamente que las consecuencias de su incompetencia. Por eso de que “perro no come perro”, se ve a “adversarios” ideológicos defendiendo en comandita su rapaz sed de poder ilegítimo frente a dicho partido, al que a buen seguro enviarán "off the record" la siguiente información:

  “Podéis comer de la mesa, enriqueceros mientras guardáis las apariencias frente a vuestros votantes... pero si seguís en plan tonto, no cobráis, os difamamos en los medios de masas (ultraderechistas, fascistas, radicales, violentos...), quedaréis fatal frente a vuestros votantes y, si os ponéis rebecos, a lo mejor cerramos el grifo de la contratación pública a vuestras empresas, os hacemos inspecciones fiscales y a los que sois funcionarios os vetamos la promoción”.

  No hay quien niegue que los oligarcas “democráticos” son los más refinados perpetradores de su ramo.