Sabado, 28 de junio de 2025

en las elecciones más disputadas desde la democracia

Los nigerianos eligen mañana presidente

  Los nigerianos eligen este sábado a su presidente en las elecciones a priori más disputadas desde que en 1999 se reinstauró la democracia y en las que el actual presidente, Goodluck Jonathan, busca un segundo mandato frente al antiguo gobernante militar Muhamadu Buhari y en el que la insurgencia del grupo islamista Boko Haram estará presente como telón de fondo.

   Las elecciones estaban previstas inicialmente para el 14 de febrero, pero la Comisión Nacional Electoral Independiente (INEC) optó por aplazarlas por motivos de seguridad, ya que las fuerzas de seguridad no podían garantizar que fuera seguro votar.

   El retraso ha permitido a la comisión electoral avanzar más en el reparto de las tarjetas electrónicas de voto que los nigerianos deberán presentar para poder depositar su papeleta. Así, esta semana se informó de que el 82 por ciento de los casi 69 millones de votantes inscritos habían recogido su tarjeta.

   Precisamente, estas tarjetas han sido uno de los temas de fricción durante la campaña y han sido objeto de críticas por algunos candidatos, que defienden que podría impedir que algunos de los ciudadanos participaran en las elecciones. El objetivo de estas tarjetas es evitar el fraude que ha marcado los anteriores comicios en el país.

   Así, los nigerianos deberán acudir a partir de las 8:00 horas a los alrededor de 150.000 colegios electorales y hacerlo antes de las 13:00 horas, con el fin de acreditarse como votantes para poder depositar su papeleta. Para ello, la tarjeta de voto se pasará por una máquina y se comprobará tanto la foto como la huella digital. Solo una vez completado este proceso se podrá votar.

   Desde la INEC, sin embargo, se ha asegurado que aún en el caso de que los lectores de las tarjetas tengan problemas para leer la huella digital, si se comprueba que la tarjeta se corresponde con la persona que la porta se le peritirá votar. Además, está previsto que los colegios electorales estén abiertos hasta que el último de los votantes que haya acudido antes de las 13:00 horas deposite su papeleta.

LOS CANDIDATOS

   En total, catorce candidatos concurren a estas elecciones pero todos los ojos están puestos en Jonathan, candidato del gobernante Partido Democrático del Pueblo (PDP), y Buhari, del opositor Congreso de Todos los Progresistas (APC).

   El PDP ha dominado la política de Nigeria desde que se puso fin al régimen militar en 1999 pero los analistas coinciden en que éstas serían las elecciones más ajustadas desde entonces. Por su parte, Buhari ha tratado sin éxito de llegar a la jefatura del Estado en las tres últimas elecciones presidenciales.

   Jonathan, un cristiano del sur de 58 años, tomó las riendas de Nigeria en mayo de 2010 cuando, siendo vicepresidente, falleció el entonces mandatario, Umaru Yar'Adua. En las elecciones de 2011, en las que se impuso pese a las denuncias de fraude, desafió la tradición dentro del PDP de que debe haber una alternancia presidencial entre el norte, mayoritariamente musulmán, y el sur, predominantemente cristiano, imponiéndose en las primarias.

   Por su parte, Buhari, un musulmán del norte de 71 años, gobernó Nigeria entre enero de 1984 y agosto de 1985, tras un golpe de Estado militar en diciembre de 1983. Tras intentar sin éxito volver a la jefatura del país, en esta ocasión espera que la situación de inseguridad y su experiencia militar le den una nueva oportunidad.

   Además, las numerosas deserciones que en los últimos años ha sufrido el PDP, con la salida de algunos gobernadores estatales e incluso del presidente de la Cámara de Representantes, Aminu Tambuwal, que han pasado al APC, podrían ser clave en estos comicios.

VIOLENCIA POSTELECTORAL

   Así las cosas, el principal temor es que no haya un ganador claro o que el perdedor no acepte su derrota, lo que podría desencadenar una ola de violencia. En las anteriores elecciones de 2011, la violencia postelectoral dejó 800 muertos. Esta vez, todos los candidatos se han comprometido por escrito a que haya unas elecciones pacíficas y a respetar el resultado.

   Para ganar las elecciones, Jonathan o Buhari deberían obtener más del 50 por ciento de los votos a nivel nacional así como el 25 por ciento en 24 de los 36 estados que componen el país. Si esto no ocurre, la Constitución nigeriana contempla la posibilidad de una segunda vuelta, que debería enfrentar a los dos candidatos más votados en la primera siete días después, algo que los expertos dudan que se pudiera hacer en Nigeria. En caso de segunda vuelta, solo hace falta obtener mayoría simple.

   En opinión de Nnamdi Obasi, analista de International Crisis Group, el problema es que "los dos grandes partidos creen que van a ganar y contestarán la credibilidad de cualquier resultado que sea contrario a sus expectativas". Así pues, añade, "la victoria de cualquiera de los candidatos con toda seguridad supondrá nuevos retos de seguridad".

   "Si gana Jonathan, es probable que haya violentas protestas. Es muy impopular en el extremo norte", explica Obasi. "De forma similar, una victoria de Buhari casi con toda seguridad desencadenará protestas en el Delta del Níger, lugar natal de Jonathan, (...) donde los antiguos líderes milicianos han dicho que considerarán una victoria de Buhari una 'declaración de guerra' y responderán de 'forma desproporcionada'".

BOKO HARAM

   El principal temor respecto a la jornada electoral lo supone el grupo terrorista Boko Haram. Sin embargo, el Ejército nigeriano, con el apoyo de Chad, Camerún y Níger, ha logrado importantes avances en su ofensiva contra el grupo que lidera Abubakr Shekau en el último mes, reconquistando buena parte de los territorios en las provincias de Adamawa, Yobe y Borno.

   El último gran revés se lo han dado este mismo viernes, con la toma de la localidad de Gwoza, donde Boko Haram, que este mismo mes juró su lealtad al autoproclamado Estado Islámico, había proclamado su propio 'califato' el pasado mes de agosto.

   Así las cosas, no es de descartar que el grupo terrorista, que ha matado a miles de personas en los últimos seis, pudiera cometer algún atentado durante la jornada electoral. En los últimos meses, ha recurrido con frecuencia al uso de mujeres, incluidas niñas, para perpetrar sus ataques suicidas en lugares concurridos como mercados o estaciones de autobús.


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