Semana, no Santa, más bien negra para España, fuerte castigo de los inversores a la política económica del gobierno  popular, ya que los señores prestamistas no confían en el nuevo patriotismo de nuestra élite financiera;  no  creen ese invento de los bonos patrióticos, los llamados “hispanobobos”, ni mucho menos en las reformitas efectuadas por la “inteligencia” popular,  ni pueden tener confianza en un Sistema que premia el dolo y camina, como si de una República bananera o un sucedáneo del III Reich se tratara, en la construcción del derecho penal de autor, pues al fin y al cabo eso es en última instancia, la repatriación de los capitales sujetos a la llamada amnistía fiscal.    

      Tampoco es de extrañar, pues si algo caracteriza a la adulterina Constitución del 78 y al régimen político que amamantó es el dolo, el engaño, las maquinaciones insidiosas de los políticos desde su nacimiento hasta los últimos estertores que estamos escuchando, desde el llamado sábado santo rojo, a este sábado santo en el que nuestro gobierno confiesa que estamos en números rojos, desde la ilegitimidad de una Constitución sin cortes constituyentes, a una venta ilegal e ilegitima de la soberanía nacional a los mercaderes del nuevo orden.     

     No tienen la culpa los mercados, los inversores o los mercaderes, no tiene importancia como les llamemos, ellos lo único que quieren es ganar más y asegurar sus dineros, ese medio de pago, que un régimen político que ha renunciado a la búsqueda de la Verdad, le ha dado categoría transcendental. Se persigue con saña, odio e inquina lo verdadero y eterno, se ponen en peligro los cuerpos y las almas,  la única preocupación del Régimen es el euro, siempre lo accesorio, lo prescindible; el Estado ha dejado de ser para la persona, el Estado es para el euro y trata de impedir que la persona sea para Dios.     

     Como Pilatos, nuestras Instituciones, renuncian a indagar y conocer la Verdad, nuestras Instituciones no están al servicio de las personas, puesto que no quieren ni oír la verdad, ni la existencial ni la trascendental, sólo quieren ser amigos del César, ese nuevo emperador que se reviste con la toga o túnica del euro, nuestras Instituciones sólo están al servicio del euro, del dinero, aunque para ello sacrifiquen en el paro a millones de españoles.      

    España necesita grandes reformas y la primera es la eliminación del régimen autonómico, así como la igualdad de los españoles ante la ley, todos tenemos derecho a jubilarnos con los mismos años trabajados, todos tenemos que pagar los mismos impuestos, todos tenemos que tener los mismos derechos y las mismas obligaciones, y una seguridad jurídica que garantice a todos una igualdad de trato, no se puede consentir un derecho de autor, ya no sólo en lo penal, sino también en lo laboral, civil o fiscal, que el Régimen ha negado,  desde las prejubilaciones en las empresas públicas quebradas, la ley del aborto o la de violencia de género, la diferente tributación en una u otra comunidad autónoma o incluso en cada ciudad y en la llamada amnistía fiscal, e incluso en el ámbito penal sin ánimo de estigmatizar a nadie.      

    Creen que con el dinero se hace algo, pobre ilusos, marionetas manejadas por los hilos del Régimen del engaño, del dolo, han olvidado nuestras raíces, olvidan que con la pobreza se hace todo,  ellos son los pretorianos de la grandes capitales que han huido, nosotros sólo queremos ser una cosa, simples soldados de una España trascendente, que esta  Semana Santa ha desfilado en silencio acompañando a su Capitán General.