Durante esta campaña electoral  escuchamos de todo bajo la especie de vaguedades. Los únicos que resultan concretos son Cayo Lara, que anuncia convulsiones en las calles, y Jáuregui, que insinuó la vuelta de ETA si gana la derecha.

 El terrorismo “políticamente correcto” ya echó mano en 2.004, ¿por qué no va a seguir echándola en 2.011?. Bien entendido: no es que Jáuregui, hablando por boca de Rubalcaba, diga que va a haber terrorismo si gana la derecha, sino que, como la derecha no sabe tratar bien a los terroristas, éstos, como es natural, van a volver a enfadarse.

 Y mientras tanto, Rajoy hablando de economía, al tiempo que las cadenas de derechas muestran tal obsesión por el paro, que da la sensación de que sólo les preocupa como pretexto electoral.  Yo nunca entendí muy bien a los empresarios que hablan de crear puestos de trabajo. La obligación de los empresarios es crear riqueza, y con la riqueza se crean puestos de trabajo. Pero que no pretenda confundirse, por pura demagogia, el empresario con el sindicalista.

No cabe duda de que Rajoy va a presidir un gobierno más cualificado y razonable que el socialista que hemos padecido, y en el que no cabrán equivalentes a personajes tan indocumentados y sonrojantes como Bibiana Aído, Leire Pajín y Pepiño.  ¿Cómo pueden formar parte tales portentos del gobierno una nación, no ya europea, sino del de una tribu de la Edad de Piedra?.  Que tales analfabetos hayan sido ministros es una bofetada a la dignidad del Estado y de la nación, del mismo calibre que poner a una embarazada separatista como ministro de las Fuerzas Armadas y a un antiespañol declarado, para quien la patria no existe, como jefe del gobierno de España. ¡A qué muladar nos han conducido los socialistas!. Y Rajoy, en su campaña, se preocupa seriamente por la economía, por el paro, pero no parece acordarse de la abyección de siete años de gobierno progresista y de sus efectos destructivos sobre la sociedad española. No sé si el problema económico llegará a resolverse.  Pero el arrasamiento social, político, moral y cultural que nos deja como herencia el zapaterismo, no es menos grave.

 Es vergonzoso el mundo en el que vivimos. Porque a fin de cuentas estamos en Europa, donde tres de sus naciones más representativas e lustres, tuvieron como gobernantes a personajes como Zapatero, Berlusconi y Sarkozy. No se ha podido llegar más bajo. O sí: porque un “comité de sabios”, presidido por un tipo como el compadre de Slim, Felipe González, es de rechifla.

 Ignacio Gracia Noriega