Al progre-rojerío hiper-mega-subvencionado lo que le pide el cuerpo es quemar iglesias. Sobre todo cada cierto tiempo. Y para ello tiene que buscar “excusas”, a cual más estúpida, por supuesto. Para que luego hablen de memoria histórica cuando ellos mismos son los que llevan años y años retratándose.

El gobierno de Rajoy ha empezado pronto con los recortes, continuando el mortífero legado socialista. Justo lo contrario de lo que defendió en una campaña medio silenciosa, tan silenciosa como la del sempiterno Arenas (¿Pero en qué ha trabajado ese hombre, aparte del politiqueo?), puesto que creían que iban a ganar por la cara bonita. Una de las medidas-estrella: Subir impuestos. Cada vez hay menos trabajo y no se les ocurre otra cosa, en un país con más funcionarios que el Japón, con más coches oficiales que en los Estados Unidos, con la liga de fútbol más cara del mundo y con personajillos de la prensa del corazón que cuentan sus euros por millones, que subir impuestos, mientras que los grandes empresarios/financieros disfrutan de los paraísos fiscales, la clase media es expoliada y se halla en peligro de extinción. Fenómeno de proletarización que se está dando en algunas áreas europeas, pero con más prisa en la Piel de Toro, y a entrambas orillas del Guadiana, donde ocurren problemas harto similares.

 Y es que en estos últimos años –en proporción- somos de los países europeos que más inmigrantes hemos recibido y sin embargo comenzamos a perder población por nuestros propios emigrantes, entre los cuales se incluye un servidor… ¿Y qué decir del crimen del aborto?

 ¿Y contra eso qué dice la izquierda caviar? Pues qué va decir… Y yo siempre me acuerdo en estos casos de Frederick Wilhelmsem, el que en su genial “El problema de los cristianos y Occidente”: La Revolución fue la guerra de los ricos contra los pobres…. Éstos no son más que sicarios. Como no tienen respuesta para la crisis sino que al contrario, que son parte esencial del problema y sostén de ese capitalismo salvaje, siempre que puede intenta buscar un chivo expiatorio para tapar sus maldades. Desde que S. S. Benedicto XVI pisó suelo español para la Jornada Mundial de la Juventud, la veda está más abierta que nunca. Ahí, los que más impuestos dilapidan para promocionar, qué se yo, la homosexualidad en Zimbabue o el feminismo en Guatemala, ahora vienen con las “prisas”, como el mal equipo que se queja del árbitro. Y contra la institución que más hace por los pobres en nuestro país. De hecho, si la Iglesia frenara su enorme obra social, apenas nos diferenciaríamos de su adorada Cuba castrista de un día para otro. Que igual es lo que ellos quieren. Para verlo a la distancia, claro. Nos cuelan la mentira de que el Estado financia a la Iglesia cuando no es así; empero, ya un revolucionario francés dijo aquello de “miente, miente que algo queda”. Pero como nos quieren pobres a la fuerza, quieren quemar a quienes combaten la pobreza.

 Y no se engañen creyendo que esto va sólo contra el clero. Si pudieran, no dejarían ni un católico sobre la faz de la tierra. Ya lo intentaron. Memoria histórica…

 No nos extrañe, por otra parte, que muchos de éstos que están todo el día despotricando contra la Iglesia luego luzcan sus mejores galas en Semana Santa. Pero ésta ya sería otra historia, apta para un futuro artículo…

  No obstante, en vez de recortar siempre para lo mismo, más nos valdría recortar en esa blindada casta parasitaria y en esa peligrosa enfermedad mental que es el progresismo, auténtica horca de la libertad y el sentido común. Eso sí que es un arma de destrucción masiva y un eje del mal.

Y que no se olvide algo fundamental: Es imposible que el rojerío florezca sin un previo y grande abono liberal.

  Antonio Moreno Ruíz

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