Así, el máximo representante de la Iglesia católica copta, el Patriarca Ibrahim Isaac Sidrak, ha declarado que la destitución del presidente Mursi ha de considerarse algo así como una mezcla de golpe militar y una segunda revolución. "El ejército no se ha hecho con el poder. Además, el pueblo quería el cambio y pidió ayuda a los militares. Afortunadamente, el ejército se encuentra al lado del pueblo. Egipto no es Siria", ha afirmado el Patriarca.

   Sobre una nueva Constitución, ha señalado que confía en un Estado civil, que garantice la libertad de cada persona individual. Por el contrario, ha desestimado una relación entre la Iglesia y el Estado según el modelo francés. "Somos un país religioso. La mayoría es de religión islámica o copto-ortodoxa, lo cual se ha de tener en cuenta", ha puntualizado.  

  Con todo, el Patriarca ha reivindicado cambios en el procedimiento de permisos para la construcción de iglesias cristianas. "Pienso que una solicitud para construir una iglesia debería tratarse como cualquier otra solicitud de licencia de obras. Por supuesto que se deben cumplir los reglamentos de la construcción; pero eso debería ser todo", ha indicado. Hasta ahora la licencia tiene que proceder del presidente del Estado, por lo que para recibir una respuesta pueden pasar diez años o más.  

  Por su parte, el obispo católico copto de Assiut (Alto Egipto), Kyrillos William, ha declarado que deplora las numerosas víctimas que se produjeron el pasado lunes en El Cairo en los enfrentamientos entre el ejército y los seguidores del presidente derrocado Mursi. Se habla de más de 50 muertos y de cientos de heridos. "Es muy triste", ha subrayado.

   Además, tiene la esperanza de que la situación se tranquilice. "No se va a producir una guerra civil. ¿Quién lucharía contra quién? El pueblo no tiene motivo alguno", ha apuntado, al tiempo que ha añadido que el nombramiento de un jefe del Gobierno, el martes, pone de manifiesto que la situación comienza a normalizarse lentamente y que la transición política está tomando forma.

   "Para la mayoría de las personas en Egipto, la vida continúa de manera normal", ha declarado monseñor Kyrillos. En relación con los Hermanos Musulmanes, ha indicado que "están invitados a sumarse a la reconciliación nacional".  

  Mientras, el obispo Thomas, ortodoxo copto de Qussia (Alto Egipto), ha defendido la destitución del presidente Mursi por el Ejército y ha explicado que "no ha sido un golpe de Estado, sino una revolución del pueblo". "Estamos felices de que el ejército se haya ocupado de ello. Los cristianos han sufrido mucho bajo los Hermanos Musulmanes", ha precisado.  

  Así, ha señalado que, a diferencia de los tiempos del presidente Mubarak, la persecución de los cristianos por las leyes de blasfemia ha crecido significativamente con "muchos casos en solo un año".

   "Ahora, después de su caída, los Hermanos Musulmanes nos amenazan directamente. Los cristianos somos un blanco fácil para los extremistas islámicos. Las amenazas terroristas por parte de grupos extremistas continuarán. Nuestra situación solo mejorará con la estabilización de la seguridad general en Egipto", ha asegurado para remarcar que "la Constitución ha de expresar la igualdad de todos los egipcios, cristianos y musulmanes, ante la Ley".

   Por otro lado, el representante de la Universidad de Al-Azhar en El Cairo Mahmoud Azab, asesor del Gran Sheik para el diálogo interreligioso. ha afirmado no quieren "un Estado islámico" en Egipto, la diferencia principal respecto del Islam de los Hermanos Musulmanes y otros islamistas. "Nosotros queremos un Estado nacional y constitucional democrático y moderno. Los musulmanes y los cristianos de Egipto tienen que tener los mismos derechos, basados en la ciudadanía", ha concretado.

    Además, se ha mostrado expresamente contrario a una interpretación fundamentalista de la Sharía (ley islámica) y ha condenado los actos de violencia contra los cristianos. "Eso va en contra del Islam", ha aseverado.