Miercoles, 27 de noviembre de 2024
Una sentida ausencia
GISTÁU
Digo que no es mi caso, pues ante situaciones como la presente, suelen florecer por todas partes amigos y allegados de una forma o de otra, sobre todo si el ausente es persona admirada y de renombre.
Mi primer contacto con sus escritos, tuvo lugar al leer uno de ellos en la estupenda y ya desparecida revista "Chesterton", artículo o colaboración que, por cierto suscitó la contrariedad de un lector que escribió al director, quejándose, por considerarla poco apropiada dentro de la ideología o línea editorial de la citada revista. La respuesta muy sincera y ponderada por parte del director, parece que zanjó la cuestión sin más dificultades ni contratiempos.
Desde entonces y tal vez influído por el caso y también por curiosidad, pasé a leer todos los artículos del periodista hoy fallecido que caían en mis manos, al tiempo que me ponía al corriente de su biografía, y la verdad es que, sin duda ninguna, mi impresión fué que se le podía considerar como uno entre los mejores columnistas que podían leerse en España, donde por cierto y a Dios gracias, en este aspecto, abunda la excelencia y es habitual el disfrutar de ella a diario y en medios variados.
Pues valgan estas líneas como recuerdo hacia un hombre joven, dinámico, brillante y generoso, que nos deja un legado de esa excelencia que antes citaba y que constituye un ejemplo para esa, con frecuencia maltratada profesión, que día tras día nos ilustra, nos orienta y que también es capaz de hacernos tanto reir como llorar y a veces hasta rabiar y que, repito también, se prodiga felizmente al día de hoy en nuestra prensa en todas sus manifestaciones.
Descanse en paz, pues, David Gistáu que se nos fué en plenitud, habiendo gozado, extraña virtud, del afecto de todos, gracias a su tremenda humanidad en todos los sentidos y a su buen hacer profesional, digno del mayor elogio.
Francisco Alonso-Graña del Valle
Columnistas
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