Jueves, 25 de abril de 2024

el Chinavirus

Dimita, señor Sánchez

Escribo en el día en que hemos superado los cien mil casos registrados, en que han fallecido, que sepamos, casi novecientas personas, en que hemos alcanzado la inimaginable cifra de nueve mil muertos, en que llevamos casi tres semanas de un confinamiento inhumano, inusitado en cualquier otro país occidental, sin que se vean hasta ahora los beneficios de medida tan brutal y desproporcionada en comparación con las impuestas por gobiernos menos truculentos pero más eficaces. El día en que cientos de periodistas se han rebelado frente a la falta de transparencia y el dirigismo informativo impulsado desde el Gobierno, ocupado en comprar el silencio y la complicidad de los principales medios, en que se ha denunciado la ocultación del número real de fallecimientos tras saberse desde el principio que el de infectados que se nos ofrece es pura entelequia. En el día en que la oposición parlamentaria ha debido reconsiderar la confianza hasta ahora ofrecida a este Gobierno desleal e irresponsable, en que los agentes sociales muestran ya sin ambages sus temores de que, en estas manos, se derrumbe la economía del país, hundida por las medidas desaforadas, la imprevisión, la ignorancia y la demagogia; el día en que crece el clamor, que pronto será exigencia, de formación de un gobierno técnico y de unidad, con la preparación necesaria para hacer frente a la terrible situación que vivimos y los tiempos aún más duros que nos esperan. El día en que los sanitarios siguen desprotegidos, los test masivos sin realizarse, las farmacias desabastecidas de guantes y mascarillas, y las residencias de ancianos convertidas en ratoneras.

La pandemia no es un problema sólo de España, pero es ya necesario, urgente, preguntarse por qué este país, con una población sana, un más que aceptable sistema sanitario, una economía entre las quince primeras del mundo, un pueblo disciplinado y capaz de reaccionar ante las mayores pruebas, puede presentar el panorama apenas esbozado arriba sin que se nos ofrezca una sola razón plausible para haber alcanzado el mayor número de infectados y fallecidos por millón de habitantes ¡del mundo! Hasta Italia, que hace una semana parecía el país del Apocalipsis, empieza a ser un ejemplo ante lo que tenemos. Y lo que tenemos es un Gobierno superado desde el primer momento, incapaz de prevenir ni de curar, dividido, mentiroso, narcisista y hasta ridículo, protagonista de episodios sonrojantes al más puro estilo bolivariano, que nos arrastra al desastre. ¡Dimita ya, señor Sánchez!


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