Sabado, 23 de noviembre de 2024
El divorcio entre la economía financiera y la real
La fiesta de la deuda pública
En junio de 2012 estaba en Amsterdam participando en la “Urban Environmental Pollution Conference”. Pocas veces tantas personas se dirigieron a mí para preguntarme por la situación económica española que entonces tenía una prima de riesgo desbocada que llegó a los 650 puntos básicos en julio de ese año. Desde España, familiares y amigos me llamaban y escribían para saber si debían sacar su dinero de los bancos temiendo un corralito. Mis colegas en el congreso confieso que se interesaban más por la coyuntura económica de nuestra Nación que por los trabajos que exponía en las diferentes sesiones.
Yo sabía que los intereses que entonces estaba pagando España por financiarse no habían sido los más altos de la Historia reciente. Sin ir más lejos, en 1996 España pagaba un 12 % por colocar bonos a 10 años, pero entonces la prima de riesgo con el bono alemán de referencia no era tan alta como la de 2012.
Seguramente tardaremos años en saber cuál fue la cantidad de dinero que los españoles sacaron de los bancos aquel verano de 2012. Lo que sí sabemos es que todo cambió después de que Mario Draghi pronunciase su célebre frase el 26 de julio de ese año afirmando; “El Banco Central Europeo hará lo necesario para sostener el euro. Y créanme, eso será suficiente”.
Desde entonces y por la vía de un ajuste draconiano, la prima de riesgo española ha llegado a estar por debajo de los 190 puntos básicos. Sólo en 2013 el abaratamiento de los intereses de la deuda supuso a España un ahorro de 8.700 millones de euros (M €) respecto a lo previsto. Téngase en cuenta que los españoles pagamos el año pasado unos 80.000 M€ sólo en los intereses de la deuda viva; una deuda que asciende a 954.863 M€ -el 94,2 % del PIB- y que parece que tocará techo cuando alcance el 100 % este año.
Para alcanzar esa cifra redonda el Tesoro –que es el órgano encargado de las emisiones de deuda-ha planeado emitir la cifra record de 242.370 M€, de los que 23.000 M€ servirán para que el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) siga alimentando el agujero del Estado de las Autonomías. Sólo Cataluña supera ya los 80.000 M€ de deuda y es una región que lleva técnicamente rescatada varios años por el resto de España.
Analicemos la cifra de deuda a emitir en 2014 -242.370 M€- y que representa aproximadamente el 24 % de nuestro PIB. La mayor parte de esta deuda servirá para amortizar la deuda que vence este mismo año. En términos coloquiales esto significa que pedimos más préstamos para pagar los préstamos que nos vencen, como si diésemos una patada hacia adelante al balón. Pero 65.000 M€ serán “emisión neta” de deuda, es decir, deuda nueva fruto de nuestro déficit público. Los economistas han discutido mucho sobre el límite de la deuda pública. Como en tantas cuestiones, tampoco aquí hay consenso científico. Pero sí lo hay en señalar como preocupante las situaciones en las que el crecimiento del endeudamiento es superior al crecimiento del PIB. Así las cosas, el endeudamiento neto apenas supone un crecimiento del 0.06 % respecto al PIB; bastaría un crecimiento económico superior para tranquilizar a la ortodoxia económica.
Pero lo más relevante quizá sean las condiciones en las que vamos a conseguir que nos presten los 242.370 M€ (en 2013 pedimos prestados 236.695 M€). En este momento somos capaces de colocar bonos de deuda pública española con vencimiento a 10 años al 3.8 %. Teniendo en cuenta que el bono alemán se está colocando al 1.9 %, cualquiera puede restar ambas rentabilidades, multiplicarlas por 100 y obtener los 190 puntos básicos en torno a los que ahora se mueve nuestra prima de riesgo.
Esta buena situación de la prima de riesgo se extiende al mercado secundario, a entidades privadas y a otros países. Por ejemplo, Bankia acaba de conseguir 1.000 M€ en bonos en la primera emisión que realiza desde que fue nacionalizada. También Portugal –país aún en situación de rescate- ya coloca deuda pública a niveles razonables e Irlanda lleva tiempo haciéndolo a un interés incluso inferior al de España.
Esta mejora también se sostiene en un análisis detallado de la distribución de tenedores de la deuda pública española.El porcentaje de deuda en manos de inversores extranjeros aumentó levemente en 2013 respecto del año anterior. También lo hizo la participación de las entidades de seguros y se redujo la deuda en manos de Administraciones Públicas. Lo que sí permaneció constante es la deuda en manos de bancos españoles que doblaron su participación a partir de 2011. Desde 2012 –recordemos la histórica frase del presidente del BCE- este banco dispuso una barra libre para los bancos que les permitió comprar una deuda pública muy rentable con millones de euros prestados casi al 0.5 %. Un negocio redondo para los bancos que ofrecían como aval de los préstamos pedidos al BCE la misma deuda que compraban.
Con todo, aún persiste el divorcio entre el crédito que fluye cómodamente a los Estados y la sequedad del crédito que asfixia a empresas y familias. El divorcio entre la economía financiera y la real es un rasgo tan explícito como una cicatriz en la cara de esta economía brutal en la intentamos supervivir.
José Manuel Cansino
laeconomiapublica.blogspot.com.
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