Sabado, 23 de noviembre de 2024
Apéndices burgueses
Antitaurinismo y prohibicionismo
En verdad, todo lo que tenía que decir sobre el tema taurino lo dejé asentado en mi cuaderno de bitácora tiempo ha: http://poemariodeantoniomorenoruiz.blogspot.com/2010/08/carta-serafin-marin.html
No voy a entrar más en el tema específico en sí. Empero, lo que me sigue sublevando es esa hipócrita e ignorante mentalidad acaudillada por los pesados prohibicionistas. Está claro que el mediocre y criminoso mayo del 68 no fue más que una gran farsa que convino a unos intereses muy determinados. Ya quitada la careta, todo se ha convertido en paranoia prohibicionista. En nombre de no sé qué, o simplemente "no me gusta", a prohibirlo todo.
Y entramos en el tema de los toros…. Donde han encendido un debate inexistente, pues si esto sigue así, de aquí a pocas décadas el asunto morirá por inanición, porque las capas más jóvenes de la población apenas muestran afición alguna por el asunto. Con todo, como digo, no vamos a desmontar los pseudo-argumentos de los de siempre. Eso es una tarea demasiado fácil y que se puede ver en el enlace. Ahora bien: No dejo de mostrar mi más enérgica repulsa contra quienes pretenden dar lecciones de ecologismo cuando jamás vieron un toro bravo de cerca. A ellos les digo que se vayan con esa música a otra parte, que yo me crié cuando las cabras pasaban por la Corraleja, cuando mi abuelo materno tenía cochinos y borregos y un tío paterno tenía galgos y mulos; que yo, como tantos otros chiquillos del pueblo, tengo sangre campesina de no sé cuántas generaciones corriendo por mis venas, y que nos criamos viendo olivos, viñas y trigales en derredor del arroyo Majalberraque cuyo rumor no se nos borrará jamás. El que más y el que menos sabe por dónde andan los zorros y los conejos, los zorzales, las golondrinas, los palomos y los gorriones. Que lecciones de amor a la ecología, poquitas. Y es que me parece muy respetable que no gusten de los toros, pero si la regla es que todo lo que no gusta se prohíbe, empecemos por prohibir esa supuesta “superioridad moral de amante de la naturaleza” a quien ha visto el campo porque el colegio lo llevó de excursión. El antitaurinismo no tiene nada que ver con la naturaleza, todo lo contrario. Tampoco tiene que ver con una supuesta sensibilidad, puesto que no es extraño que muchos de estos prohibicionistas sean entusiastas del aborto, demostrando así su amor por sus tan ladrados derechos. Pero más allá de eso, los hechos son muy tozudos. No hace mucho, la Iglesia Matriz de la Virgen Milagrosa, esto es, la parroquia del distrito limeño de Miraflores, fue invadida por los autodenominados animalistas. El motivo es que el parque Kennedy (En verdad el parque central) está lleno de gatos abandonados, y por lo visto, no hay otro lugar en la capital del Perú para que reposen estos felinos, llenando de olor a orín los rincones de esa preciosa zona; y miren por dónde, resulta que un gato se posó en el campanario y que éstos sujetos querían rescatarlo… Y no tuvieran otra manera de hacer que blasfemar e insultar a la iglesia. ¿Se imaginan si al gato le hubiera dado por posarse en una mezquita o una sinagoga? ¿O en una iglesia protestante o en una pagoda budista? Más que seguramente, esta turba no hubiera hecho nada. Como nunca harán nada en la sierra peruana, donde la afición taurina es grandísima en amplias comunidades donde lo indio predomina abrumadoramente en lo etnocultural. No llevan para allá su supuesto ecologismo y su complejo indigenista porque, como buenos burguesitos urbanitas, es muy cómodo hacerse el rebelde en el barrio tranquilo. Pero no les pidan que salgan de ahí… Y no les pidan que su sensibilidad se acerque a esos pobres cholitos que apenas tienen edad para la enseñanza primaria y sin embargo deambulan hambrientos por las calles de Lima mendigando o vendiendo cigarrillos. Ahí no hay ni asaltos ni vestiduras rasgadas.
En fin, cada vez queda más claro el tema: El antitaurinismo nada tiene que ver ni con el amor por los animales ni con la defensa de la naturaleza; no es más que un apéndice del prohibicionismo burgués; todo un disfraz de miserias.
Antonio Moreno Ruiz
http://poemariodeantoniomorenoruiz.blogspot.com/
Comentarios
Por Clara de Trastámara 2012-11-07 17:51:00
Comentarios No es incompatible ser antiabortista y antitaurino. Yo soy ambas cosas. El autor del artículo parece tener muchos prejuicios. No voy a comentar más cosas del artículo (ecologismo etc.) pero si hay una cosa clara: el espectáculo de los toros es una tortura que, aparte del sufirimiento del toro, fomenta el sadismo. No es propio de seres humanos mínimamente sensibles disfrutar con la muerte y el sufrimiento de un animal sólo por diversión. Desgraciadamente tenemos que matar para comer pero es innecesario divertirse. Ya además es un contradiós. Lo dice claramente el catecismo de la Iglesia Católica "es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inutílmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas". Y no tiene nada que ver con que quiera prohibir lo que no me gusta. A mí no me gustan muchas cosas pero no las prohibiría.
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