Viernes, 15 de noviembre de 2024

analisis de la inmigracion

El tráfico con inmigrantes y el avance de las nuevas derechas europeas

Hay dos hechos que llaman la atención cuando se analizan los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio pasado: la baja participación y el crecimiento de las nuevas derechas europeas, llamadas, también, con intención peyorativa, de extrema derecha. El objetivo de este escrito es exponer las razones que podrían explicar estos resultados.

No todas las propuestas de estos partidos coinciden, pero hay una que comparten de forma prioritaria y es la que, posiblemente, más influyó para atraer el voto de muchos europeos. Se trata del rechazo a las políticas que facilitan la inmigración masiva e incontrolada, porque están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa.

El aumento de la delincuencia lo ha analizado Samuel Sánchez en el libro titulado «Don´t fuck the police», escrito en castellano con el título en inglés por razones obvias. Vázquez, asturiano, hijo y nieto de mineros, es policía y criminólogo. Comenta en su libro que, «siempre que hay un desbordamiento de la inmigración ilegal hay un aumento de la criminalidad...». Según sus estudios, el índice de criminalidad se ha incrementado de forma exponencial en los tres últimos años en España.

El otro riesgo, la islamización, lo advirtió Juan Pablo II en 1993. En una visión contempló «a la Iglesia afligida por una plaga mortal. Más profunda y dolorosa que el comunismo y del totalitarismo nazi... se llama islamismo. Invadirán Europa... Vosotros, la Iglesia del tercer milenio, deberéis

contener la invasión. Pero no con las armas, las armas no bastarán, sino con vuestra fe vivida íntegramente».

Esta especie de profecía se está cumpliendo. Hanna Serroukh (hija de musulmanes) en su libro titulado «Coraje», recuerda su infancia en Figueras, localidad en la que creció como una catalana más, hasta que llegó a su casa un salafista, y lo primero que hizo tras unirse con su madre, entonces viuda, fue prohibirle ir al colegio, cubrirla con la hiyab y obligarle a casarse con un marroquí que ni siquiera conocía. A pesar de tener sólo 15 años no pudo soportar tal vejación y se escapó de casa.

Su padrastro, ya el primer día, le dijo que el objetivo de los Hermanos Musulmanes era conquistar el mundo y que había ido a Figueras para construir una mezquita. En la pagina 109 comenta que el islamismo es una ideología que «propugna el terrorismo y aspira a barrer los valores occidentales para imponer la teocracia islámica: la sharía». Hanna, al regresar a España, tras unos años en Italia, comprobó que el salafismo había ganado poder y se había extendido por toda Cataluña.

También nosotros fuimos emigrantes, últimamente, a Centroeuropa, pero se iba con un control previo de los antecedentes penales. Por otra parte, tuvimos la ventaja de que, hasta hace unos años, los inmigrantes que venían a España eran en su gran mayoría hispanoamericanos, con la misma lengua y religión. Pero ahora España sufre la presión migratoria de África, que padece el lastre de la explotación de sus recursos naturales por las grandes potencias «megacapitalistas», las luchas tribales y la pobreza, situación que incita a los jóvenes a emigrar. Y esta situación ha sido aprovechada por las mafias para establecer un tráfico ilegal, me refiero en concreto al caso de Canarias, en el que participan el país de origen, las naves nodrizas y las oenegés de acogida.

Si elegimos Marruecos como un ejemplo de un país de origen de emigrantes podríamos decir que hasta fechas recientes la mayor parte de la inmigración que llega a España procede de allí, país en el que no hay ni guerra ni pobreza. Además, según un estudio médico hecho en Aragón, la mayoría de los que entraron como menores (el 70% marroquíes) tenían más de 18 años (según Rubén Pulido, investigador militar). Marruecos provocó la entrada por Ceuta de unos 10.000 inmigrantes en menos de dos días como represalia por permitir atender en un hospital español al líder del Frente Polisario. En resumen, el rey alauita utiliza a sus súbditos como arma de presión cuando le conviene para conseguir más dinero o más beneficios.

El segundo eslabón en el tráfico con emigrantes lo constituyen las mafias que cobran entre 2.000 y 10.000 euros (si lo hacen en una narcolancha), para conseguir un pasaje. En el libro titulado «Confesiones de un traficante de personas» se comenta que detrás de cada emigrante que sufre y que nos golpea la conciencia hay un traficante oculto que embolsa unos miles de euros. La comandante Antúnez, en su tesis doctoral, pone al descubierto que el terrorismo yihadista se está financiando a través del tráfico con inmigrantes.

El tercer eslabón lo constituyen las barcas (cayucos) que cuando uno las ve por televisión llenas de inmigrantes, en situación humanamente dramática, da la impresión de que todas vienen así desde las costas de África. Pero no es esa toda la verdad. La verdad es que los inmigrantes con el pasaje más caro vienen transportados o remolcados por las naves nodriza hasta las aguas españolas. A continuación, los que dirigen estas naves dan el aviso a las oenegés de acogida y dejan a los inmigrantes en las barcas.

Y aquí precisamente se hace presente el lado más inhumano del tráfico. Según Santiago Armesilla (economista y analista político), la decisión de dejarlos en las barcas en medio del mar es para ocultar el tráfico ilegal que tienen entre manos. Los que vemos descender de los barcos de acogida a tierra firme son los que pudieron acceder al pasaje caro. Sin embargo, los del pasaje más económico incluido los que vienen desde la costa africana remolcados o no (?), quedan en las barcas (sin motor, sin remos y hacinados) esperando el rescate por las oenegés de acogida.

Si surgen las dificultades propias de la mar, o por otras deficiencias, comienzan los problemas de salud: deshidratación, inanición, etc., incluso la muerte para los que quedaron esperando el rescate o intentan llegar a tierra. Y esas son las imágenes que impregnan las noticias televisivas. Pero es llamativo que la mayoría de los medios de comunicación se esfuerzan en contar el drama humano y ocultan, por la razón que sea, el hecho de que los responsables de las muertes son, en último término, los que ponen en marcha dicho tráfico o lo facilitan.

El último eslabón del recorrido lo constituyen las oenegés de acogida, financiadas, en parte, por los grandes «megamillonarios» como los Rothschild, los Rockefeller, Bill Gates y George Soros (según Carlos Astiz en «El Proyecto Soros y la alianza entre la izquierda y el gran capital»). Los dos primeros pertenecen a los grados más altos de la masonería y los cuatro tienen en común que son los promotores del neomaltusianismo (disminuir la población mundial), la ideología de genero, el aborto, la eutanasia, etc. Y uno se pregunta: ¿qué hacen estos personajes apoyando la inmigración ilegal? En el libro subtitulado «El desbordamiento de las

izquierdas por el globalismo oficial», escrito por Paloma Hernández, puede encontrarse la respuesta.

Una vez en Canarias, el inmigrante recibe 350 euros. Si precisa una vivienda, recibe 500 euros más. Por cada hijo 180 euros, sanidad gratis y otras prestaciones, e incluso reciben las mensualidades viviendo en Marruecos. Cito a los marroquíes porque no son refugiados (en su país no hay hambre ni pobreza) y por ser los que mejor conocen las prestaciones existentes. Y lo más injusto es que tienen prioridad sobre los españoles a la hora de solicitar una vivienda protegida, y porque al cruzar sus datos, que no existen, no se puede saber nada de su nivel económico. Así las cosas, según el INE el 70% de los marroquíes que viven en España no trabajan. Pero esta forma de vivir sin trabajar: la pillería de las subvenciones, ha calado también entre los españoles.

Ante todo lo descrito, no es de extrañar que Europa haya reaccionado: Suecia ofrece 36.000 euros a cada inmigrante que regrese a su país; Irlanda, Dinamarca y Holanda se desmarcan de la UE; Polonia y Hungría llevan años con las fronteras cerradas a la inmigración ilegal y lo mismo acaban de decretar Alemania y Francia. Georgia Meloni, presidenta del gobierno italiano, ha reducido la inmigración en un 64% con unas medidas que pueden resumirse así: «que sepa cada inmigrante que en el momento que lleguen a Italia serán deportados, y las oenegés que colaboren con el trafico ilegal serán sancionadas». En consecuencia, la emigración hacia Italia se ha desplazado ahora hacia España.

En resumen, si es verdad todo lo que he expuesto en este artículo, es evidente que, para evitar los riesgos del terrorismo yihadista, del aumento de la criminalidad y de la sangría económica de los españoles habría que penalizar a los que transportan, trafican o ayudan a esta trama criminal organizada. Estas medidas facilitarían, con el tiempo, la entrada en España a inmigrantes sin antecedentes penales, ya que, en el momento actual, son precisamente los más pobres y los más dispuestos a trabajar honradamente los que sucumben en el mar.


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