Igualdad, pero igualdad para qué. Cuando yo quiero o persigo la igualdad, es para mejorar de condición, para obtener algo mejor a lo que ya tengo. Lo que es absurdo es buscar la igualdad cuando esa igualdad supone un empeoramiento de mi situación. Y esa es la paradoja de los autónomos. Llevamos años escuchando que los autónomos son los parias del sistema, que quieren los mismos derechos que el resto de trabajadores, etc. Y claro, a ver quién es el guapo que se atreve a decir lo contrario. A ver quién se atreve a poner en solfa esta cuestión, porque, realmente ¿son los autónomos los parias de la Seguridad Social? Yo me atrevería a decir que no, es más, yo digo que no son –eran, más bien- los parias, sino los brahmanes del sistema, los favorecidos, los privilegiados de la Seguridad Social española.  

 Años de titulares de prensa, de fotos, de declaraciones de políticos y de las asociaciones de autónomos. Años de intensa actividad de los sindicatos oficiales para ganarse el favor de los autónomos, para ir tomando posiciones de cara a las jugosas subvenciones que asoman por el horizonte. Todos ellos defendiendo la equiparación de los autónomos al régimen general de la Seguridad Social. Pero equiparación ¿En qué? ¿Para qué?  

 En todos estos años -se lo prometo- no he oído, ni leído una sola opinión en contra de este proceso de desnaturalización de la figura del autónomo y su progresiva asimilación al régimen general. Nadie, absolutamente nadie, ha explicado a los autónomos que esa deriva esconde la semilla del socialismo, del intervencionismo y del estatalismo feroz, emponzoñando ese oasis de libertad que era el Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos. Nadie se ha cuestionado las bases de este proceso. Las críticas no eran al proceso en sí mismo, sino a los detalles y aspectos prácticos del mismo. Que si la cotización por el accidente de trabajo era alta, que si la prestación por cese de actividad es muy corta, etc. Pero nadie ha criticado el modelo como tal, todos han seguido el discurso oficial, el discurso intervencionista y liberticida. No en vano, el ya –afortunadamente- exministro de trabajo, D. Celestino Corbacho, dijo que el nuevo subsidio por desempleo para los autónomos era –prepárense para la gran frase del estadista del paro- “una conquista histórica del que toda la sociedad ha de estar satisfecha”.

  El Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos (RETA), es –o más bien era- un sistema en el que ellos mismos deciden lo que pagan a la Seguridad Social, un sistema por el que escogen las coberturas que quieren tener y con quién las quieren tener. Un sistema a la carta, un sistema basado en su libre elección. Maravilloso ¿no les parece? Un sistema en el que podían decidir cubrir sus contingencias con una entidad privada, con una compañía de seguros o, sencillamente, no cubrirlas con nadie y destinar sus recursos a otras formas de ahorro o incluso al consumo. Ellos –y no el Gobierno- decidían qué hacer con su dinero.  

Ya me gustaría a mí, que soy empleado por cuenta ajena, poder decidir mi base de cotización a la Seguridad Social, ya me gustaría a mí decidir lo que pagar (obligado, que no por gusto) a la Seguridad Social, ya me gustaría a mí poder contratar libremente la asistencia sanitaria o la prestación por incapacidad temporal o el seguro de vida o contratar mi plan de pensiones con una entidad aseguradora o financiera. Vamos a ver ¿Porqué me obligan a pagar la Seguridad Social para cubrir la asistencia sanitaria, cuando yo podría contratar el mejor seguro médico privado de España por 70 € al mes o uno normalito por 40 €? Pues bien, todo eso lo tenían los autónomos ¿No les da envidia?

  Frente a este sistema de libertad, a los autónomos les han vendido un sistema más cómodo, por el que a cambio de no pensar y de no tomar decisiones sobre su futuro, les imponen un sistema público de subsidios. Frente a un modelo de responsabilidad individual, les imponen un sistema de dependencia, de infantilismo social. Así les quieren, sumisos, serviles, dependientes del poder político.

   Eso sí, siempre con la misma estratagema. Primero la campaña mediática, ofreciendo nuevos “derechos”, derechos que de inicio son voluntarios, optativos, para progresivamente pasar a ser obligatorios y así, a golpe de tuerca legislativa, van estatalizando los instrumentos de previsión personal.

   En definitiva, desde la aprobación de la Ley 20/2007 sobre el Estatuto del Trabajo Autónomo que, entre otras muchas aberraciones, crea la absurda figura de los Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes (TRADE) y la Ley 32/2010 que regula la prestación por Cese de Actividad del Trabajador Autónomo -conocido como el paro de los autónomos- todos pasan a estar obligados a cotizar para la incapacidad temporal y algunos también para los accidentes de trabajo y el desempleo. Pero ya verán cómo, en breve, irán ampliando la obligatoriedad de cotizar para todas esas coberturas a nuevos colectivos de autónomos y -no me extrañaría nada- limitando la posibilidad de libre elección de las bases de cotización.  

 Lo curioso de todo es que estas obligaciones, estas cortapisas a la libertad, se las venden como derechos. ¿Quién en su sano juicio puede oponerse a la concesión de un derecho? ¿Quién es el kamikaze que está en contra del reconocimiento de nuevos derechos? Pero de lo que no se enteran, es que los derechos conllevan obligaciones y las obligaciones implican limitaciones a nuestra libertad. Así que cuando alguien te hable de darte un derecho, ten muy, pero que muy presente, que lo que en realidad pretende es cercenar tu libertad.

  Lo más curioso del tema es que, mientras en todo el mundo –y también en España- se está empezando a cuestionar el sistema público de pensiones y de la Seguridad Social en general, mientras se avanza en muchos países hacia sistemas mixtos de Seguridad Social, los probitinos de los autónomos van –o les llevan- contra corriente.   Fíjense si es así, que hasta el PSOE está barajando un sistema de capitalización de la prestación por desempleo, el conocido como sistema austriaco. Es más, parece que a lo largo de 2011 se darán los pasos para implantarlo en España. Y sin embargo, precisamente ahora, es cuando aprueban un sistema de desempleo para los autónomos basado en el obsoleto criterio de reparto ¿Tiene esto alguna lógica?

  En vez de más libertad, los autónomos caminan hacia atrás, hacia el modelo público obligatorio, hacia el modelo fracasado de intervencionismo estatalista. ¿Pedirá alguien explicaciones y responsabilidades a los líderes de las asociaciones de autónomos por tan vil felonía? Les apuesto a que no.