Triste destino el de los pueblos  que aceptan y viven en la mentira, son pueblos sin vida, no cantan por su libertad, no luchan por sus derechos,  solamente están prestos a cumplir los dictados del Calígula de turno con tal que les garanticen el acceso a los vicios que encadenan su libertad.        

  La más horrenda de las dictaduras, tal vez nunca existió otra tan terrible a lo largo de la historia, día a día se está implantando a lo largo y ancho del planeta, y una persecución selectiva pero feroz se está produciendo, entre la indiferencia general, contra los núcleos de resistencia, contra los hombres e Instituciones que se rebelan contra el poder totalitario del nuevo orden mundial, ese que a la guerra, por ejemplo la de Afganistán, la llama operación de paz, a los fundamentalistas árabes, les define como precursores de una nueva primavera y al latrocinio cometido en las arcas públicas  le denomina déficit.       

   Mucho déficit público, Estado, Autonomías y Ayuntamiento, pero hemos comprobado que ante las elecciones asturianas, todos los partidos están de acuerdo en una cosa, no se pueden bajar los impuestos, hay que seguir ordeñando los bolsillos de los asturianos, mientras para no estigmatizar a nadie, todos callan como “pitos en presencia de raposos”, no vaya a ser que una ola de la marea les alcance y deje al descubierto a muchos autores, cómplices o encubridores en el gran agujero de la contabilidad pública.     

     Hace años, un ilustre compañero proponía que las Alcaldías tenían que ser por oposición, quería  oposiciones a Alcalde, y con eso afirmaba, se garantizaría un mínimo nivel de conocimientos, lo que no se imaginaba nuestro fallecido compañero,  que existían personajes como el Sr. Garzón ( que merced a una oposición en sus tiempos mozos) ,   al igual que muchos políticos ayudó a incrementar el déficit que tenemos que pagar, vamos que el delito de prevaricación es una de las causas de la evidente ruina económica de nuestra nación y de la existencia de cerca de seis millones de parados y otros muchos que en pocos meses incrementarán la larga cola del desempleo.       

       Aquí, en nuestra Asturias del  alma, el déficit y el paro van en relación directa con el precio del jamón ibérico, que marca la muy selecta sociedad de la bellota, sociedad muy limitada de abundantes pastos, manteles y  lujos diversos, fundada en el poder político y en el pago de soldadas diversas, aquí la honradez tiene un precio, el de la soberbia, regada con Ribera de Duero y acompañado de finas lonchas de jamón ibérico.         

En esta Asturias de las bellotas, no saldrá nada de las próximas elecciones, todos siguen con  paños calientes y persisten en  una  política apuntalada en amistad con sus mantenedores más podridos, esos que han vendido no sólo a sus compañeros, camaradas y hermanos, sino también su alma por un puesto, no en los confines de las estrellas, más bien en la pocilga en que ha degenerado la autonomía astur.         

Todavía esos necios nos acusan, que se queden en la granja pestilente, nosotros seguiremos trazando un eje  de rectitud que en su verticalidad nos lleve a la transcendencia. Entendemos que la política tiene abonos mucho más morales que la corrupción, y detrás de estas elecciones asturianas sólo se esconden los más bajos intereses, los más obtusos egoísmos, las pusilanimidades más inconfesables y la necia soberbia de unos asnos que se han disfrazo de leones.      

    San Pablo dice que “el ángel de tinieblas se disfraza de ángel de luz”, por eso podemos distinguir las trompetas verdaderas de las falsas, y cualquier sistema social o político que acepte la falsedad y la necedad se convierte en diabólico y por ende en tiránico, al final lo de siempre, la canalla de Barrabás, la crucifixión de los hombres antes de nacer, el reparto de las vestiduras y lo peor los Pilatos que se lavan las manos en las setenta palanganas gubernativas, mientras se arrodillan ante los nuevos cesares, y aceptan el consulado no de un caballo, más bien de un asno con la cabeza adornada, con las evidentes consecuencias que constan en autos, los autos de la quiebra espiritual y económica de nuestra región.