Sabado, 23 de noviembre de 2024

Ideologia y realidad (I)

Coche eléctrico

Nuestros políticos han decidido potenciar el coche eléctrico como medio adecuado para disminuir la contaminación en las ciudades. Las razones que aducen son que estos automóviles no emiten gases tóxicos (óxidos de nitrógeno) ni gases invernadero (CO2) ni partículas menores de 2,5 micras (PM2.5), aunque esto último puede que no sea del todo cierto.

La situación es, en realidad, bastante más complicada. En la ciudad hay otras fuentes de contaminación del aire: las calefacciones, las industrias y el resto del tráfico (camiones, furgonetas, autobuses) y el conjunto de todas ellas tienen más peso que los automóviles.  Esto se ha puesto de manifiesto cuando la contaminación de Madrid subió el día que la actual alcaldesa prohibió la circulación de los automóviles con matrículas pares.

De otro lado, la utilización de coches eléctricos no garantiza la disminución de la contaminación global, pues tanto su fabricación como su reciclado siguen siendo contaminantes. Más aún, en tanto en cuanto la electricidad que alimente los automóviles eléctricos se genere en las centrales nucleares o en las plantas de carbón, se producirá una contaminación nada desdeñable.  De hecho, si se generaliza el uso del automóvil eléctrico habrá que tomar la decisión de potenciar las centrales nucleares y/o de carbón, que son las únicas capaces de garantizar el suministro estable de energía electrica.

También es importante darse cuenta de que el coche eléctrico es más caro que el convencional tanto en construcción como en consumo real " si se dejan de lado los impuestos. Por ello, para que la gente se decida a utilizarlo, se están adoptando una batería de medidas  políticas alejadas de las leyes del mercado real. Así, en Madrid, los coches eléctricos pueden circular por el carril bus y aparcar libremente en las plazas de aparcamiento con limitación de tiempo (zonas azules y verdes).

Por otra parte, los coches eléctricos son especialmente poco competitivos en los recorridos largos. Así se entiende que algunos fabricantes ofrezcan a quien compre un automóvil eléctrico, la posibilidad de usar un coche "normal" dos semanas al año (¿para vacaciones?).

Parece evidente que el ciudadano debiera tener en cuenta todos estos datos antes de decidirse por un tipo u otro de coche.


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