Sabado, 23 de noviembre de 2024
Hacía un nuevo (viejo) derecho
Crisis moral y crisis del derecho
El Fiscal General del Estado, D. Cándido Conde-Pumpido, ha señalado que, a su juicio, la presidencia belga de la Unión Europea dará un impulso "todavía más importante" que la española al proyecto de Fiscalía Europea ya que España introdujo la reflexión sobre el tema y ahora Bélgica continuará con actos "un poco más consistentes", recordemos que de la fiscalía belga ha partido la orden de asalto a la catedral de Bruselas acusando a la Iglesia Católica de “atentado contra el pudor”; vamos que mete miedo la nueva fiscalía europea.
Tal parece que para la fiscalía belga, el cinismo es fuente de derecho, hecho nada extraño en este nuevo reinado de Herodes. Aquí, en España, el Tribunal Constitucional, niega el amparo a los más desprotegidos, a los concebidos y no nacidos; el citado tribunal niega la tutela judicial efectiva a los más indefensos y al negar la suspensión cautelar de la genocida “ley del aborto”, dicta una condena a muerte, sin defensa alguna, de los que más tenía que proteger, de los nasciturus.
El mismo día, en una “coincidencia” siniestra, el Parlamento de Cataluña aprueba la modificación de la legislación civil, en el aspecto referente a la familia y a la persona, afirmando la consejera de justicia y citamos textualmente: “Estamos ante una nueva cultura de la familia que garantiza el pleno desarrollo de todos sus componentes", así, y a título de ejemplo, en la nueva “cultura”, no existen padres o madres, sólo progenitores, amén de introducir al poder político en la esfera privada de las personas y abrir camino hacía la eutanasia, en un auténtico aquelarre legislativo.
No podemos calificar de ordenamiento jurídico, el conjunto de “leyes” aprobadas por unas instituciones “parlamentarias” cuya legalidad y legitimidad es dudosa, olvidando que la actuación de los poderes públicos, tiene que efectuarse sin desviación de poder, no siendo suficientes la mera apariencia formal de legalidad, sino el fin y el contenido del acto, pues así el sistema jurídico tiende a moralizar la acción administrativa vinculándose estrechamente con el bien común y por ella viene a descubrirse la antinomia que existe entre la legalidad y el Derecho, correspondiendo a un orden superior al de la simple legalidad, es decir a la esfera de la ética, por lo que la moral y el Derecho aparecen en íntima conexión y por que en definitiva, esa doble conexión de moral y norma es el derecho de la persona, siempre portadora de valores permanentes, inmutables, transcendentes y eternos.
Como “leguleyos” que venden su oficio por unas monedas, han hecho trampa, el derecho a la vida no depende del voto de uno o más miembros de un tribunal, sea judicial o en el caso que nos ocupa político, el derecho a la vida y los demás derechos que conforman la dignidad de la persona, son consustanciales al ser humano, desde su concepción hasta su muerte.
El nuevo orden jurídico, que día a día se está implantando en nuestra nación y en Europa, del que son ejemplos las actuaciones de los tres poderes públicos citados, conduce al aniquilamiento del hombre y nos conduce al retroceso histórico del caos de la horda, sin frenos, leyes y rumbos como observamos en el quehacer diario, volviendo a colocar al hombre en las viejas servidumbres y los viejos errores. Los principios generales de nuestro derecho, parten del concepto cristiano del hombre, considerando que el español es persona, y ser persona es sobre todo que el hombre está ordenado para fines transcendentales; por el mero hecho de su concepción ,es portador de unos derechos (entre los que destaca el derecho a la vida ), que por ser eternos e inmutables, deben ser los principios de obligado cumplimiento de nuestro ordenamiento jurídico, superiores en todo caso a cualquier norma positiva cualquiera que sea su rango.
Esos principios, impiden que se relativice el orden jurídico, su olvido y el repudio de los valores esenciales del hombre, conducen e históricamente han conducido a Europa, a España, a la locura, a la devastación, a los crímenes más atroces y en definitiva al error y a la servidumbre de lo relativo, de lo aparentemente dulce y fácil, en suma al gravísimo error de pensar de que la Verdad depende de una suma de votos en un momento determinado.
Ayer, en las Cortes españolas, los representantes del Sistema, seguían jugando a la aritmética, tratando de embotar las conciencias de los españoles, sin darse cuenta de que las leyes que aprueban, no son dictadas buscando la justicia y el bien común y por tanto son ineficaces para mantener un orden jurídico, social y económico, produciendo además una quiebra y derribo de las viejas ( nuevas ) Instituciones; no existen soluciones parciales, no existen fórmulas mágicas para resolver los problemas económicos y financieros, el único camino es volver al hombre y a su destino transcendente, hoy sólo se observan los despojos y escombros de un régimen que se ha deslizado por los caminos del totalitarismo; tenemos que volver a nuestras raíces, a ese orden humano integral, a los valores y virtudes eternos, tenemos que volver al fortalecimiento de los valores morales, a restaurar en nuestro derecho la tradición cristiana y española de los valores de la persona y su primacía en el orden jurídico y finalmente, volver a conectar nuestro derecho con la justicia y el derecho natural, única forma posible de desarrollar un orden social.
Columnistas
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