Jueves, 02 de mayo de 2024
Fe y ciencia (4).
Cuestiones morales
Los descubrimientos de la ciencia, entendidos como una extensión de la obra creadora de Dios son, sin duda, buenos en sí mismos. Ello no es óbice para que puedan ser usados para el mal. Con todo las posibilidades aterradoras que ofrecen algunos avances de la ciencia como la fusión y fisión nuclear o la ingeniería genética obligan a las autoridades y la propia sociedad a estudiar seriamente la necesidad de controlar y limitar su uso. En este debate moral la primera obligación de los hombres de ciencia consiste en exponer con claridad las consecuencias reales a que pueden llevar la utilización perversa de los avances científicos. En este punto, el papel de los medios de comunicación es fundamental. La película Gataca es un ejemplo de ello.
De otro lado, debe comprenderse que los científicos son personas como las demás, de tal manera que junto a ejemplos de abnegación y altruismo se pueden encontrar casos de inmoralidad y maldad manifiesta. En cualquier caso es posible hablar con cierto fundamento de virtudes y defectos comunes entre los hombres de ciencia. Entre las primeras se podría destacar el amor acendrado a la verdad y entre los segundos sobresale, sin duda, la soberbia.
Quizás resulte interesante comprender el por qué la ciencia fomenta tales vicios y virtudes. Así la honradez en las comunicaciones científicas viene impuesto, en parte, porque la mentira (o el error) en una publicación, si es importante, es rápidamente detectada por los propios colegas al utilizar esos descubrimientos en sus propias investigaciones.
Por otra parte, los científicos brillantes tienen una alta autoestima que les ha permitido adentrarse en campos de investigación difíciles o defender con firmeza las conclusiones a que han llegado. Si a una elevada autoestima se añade el reconocimiento social y la merecida alabanza en los medios de comunicación se comprende cuan fácilmente pueden caer en la soberbia.
Ahora bien, la soberbia suele conducir a dos tipos de errores bastante comunes, el inmiscuirse con prepotencia en campos que les son ajenos y el pretender tener la última palabra en todos los asuntos que les conciernen. En general, resulta un espectáculo especialmente bochornoso escuchar (o leer) las divagaciones pseudofilosóficas de no pocos investigadores en temas aledaños a su profesión. Más preocupante, sin duda, es constatar cómo algunos científicos demandan libertad absoluta en sus investigaciones, especialmente en los campos donde está en juego la dignidad de la persona humana.
Aquí convendría recordar una vez más que la ciencia, por definición, solo estudia una parte de la realidad; que el ser humano posee otras vías de conocimiento igualmente valiosas; y que la inteligencia es selectiva (nadie es muy inteligente en todos los campos). Por tanto, las opiniones de los científicos sobre temas controvertidos de la sociedad tienen aproximadamente el mismo valor que el de cualquier otro ciudadano bien informado y deben tenerse en cuenta por sí mismas y no en virtud de la fama del que las defiende
Comentarios
Por Nada nuevo bajo el Sol 2012-09-26 15:36:00
Sr.Don Francisco Javier Garcia Alonso, la única finalidad es hacer propaganda a la religion católica, la Ciencia aqui no pasa de señuelo.
Por El Gato 2012-09-25 21:34:00
Miranda, tienes cada ocurrencia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Por Rafael del Pulgar 2012-09-23 17:21:00
Brillante y acertado final a la serie de articulos sobre tema tan interesante
Por MIRANADA 2012-09-23 11:59:00
Los científicos sois un instrumento de DIOS para la mejora del mundo.No hay mejor cosa que utilizar la inteligencia para descubrir los misterios de nuestro mundo ,y que de ello nos beneficiemos todos
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