Miercoles, 27 de noviembre de 2024
De cómo la excesiva utilidad conduce a la inutilidad del esfuerzo
Cabe, acto seguido, precisar hic et nunc, que el desarrollo al que nos referimos, ni es homogéneo ni uniforme en los ámbitos humanos y áreas geográficas en que ocurre.
Tiempo ha que Europa (que está en el candelero inextinguible de nuestra vida y acontecer político y por ende, económico) y las naciones que la conforman geográficamente y, la van integrando, países diferentes en un afán constructivo más ideológico y de intereses que de encuentro y armonización histórica, tiempo ha, decimos, está intentando lograr, progresivamente, espacios de gestión más extensos y unidos -que tal vez, unificados-, con un propósito que fuera de los límites estrictamente económicos y financieros, no resulta fácilmente reconocible. Sí; estamos de acuerdo que la libre circulación de personas, bienes y servicios y capitales, parecería más un iter hacia destinos de libertad y democracia en todo su significado etimológico pero, hay algo que se desprende y se percibe a partir del quehacer y discurrir cotidianos que, al menos, nos plantea reiteradamente algún que otro interrogante; v. y gr.: ¿Es posible llegar a unir individuos sin fundir voluntades? Otrosí, ¿se pueden aunar voluntades con proyección de futuro para promover el nacimiento de una nueva identidad? ¿Están dispuestos los neo-europeos a ser eso: europeos?, no franceses, ni alemanes, ni ingleses, ni, tal vez españoles?... En fin, cuestiones estas que encontrarán su respuesta en la inexorable diacronía histórica.
Hacia mediados del siglo diecinueve, un alemán llamado Liszt (sólo le distinguía el nombre de pila -Friedrich- del gran pianista y compositor del Romanticismo Franz Liszt), impulsaba la entonces impensable y difícil unión europea, en un primer ensayo: la zöllverein, o unión aduanera. Por algo se empieza, se podría pensar entonces. Pero hubo de transcurrir alrededor de un siglo más, para que vieran la luz otras instituciones similares que, más que ampliar contenidos -que también-, extendían límites geográficos derogando normas aduaneras, aranceles y tarifas. Es en este tiempo histórico que los Schumann (otra vez la música, que sí tuvo que ver con la Matemática desde el quadrivium pero que sepamos, no con la Economía stricto sensu), los Monnet, los de Gasperi, Adenauer y otros, alumbran el famoso Tratado de Roma, considerado como el embrión de lo que es hoy la UE y anteriormente la CEE; no sin antes pasar por la CECA y otros ensayos e intentos de aglutinar naciones con el mismo propósito: los Tratados Constitutivos de la Unión Europea firmados por Spaak, Segni y Adenauer. Tuvieron que pasar algunos años más para dar paso a la libre circulación de personas merced al Acuerdo Schengen,etc.,etc. Después el ECU-EURO allega a todos los europeos de la UE -¡oh, milagro!- la deseada unión monetaria.
No se intenta en este artículo revisar la sucesión de hechos históricos y acuerdos que fueron conformando la UE hasta aquí, tal y como la conocemos y la vivimos en la actualidad; sino, más bien recorrer lo que podríamos definir como la ruta del político hacia la megapolítica. O, en otros términos: la construcción de la Gran Europa que ya, proyectada hacia ultramar, competirá en los mercados libres con la Gran América de los EE UU que, paradójicamente, había sentado las bases económicas para la posterior arquitectura europea, gracias al Plan Marshall. Plan cuya prioridad consistía en el apremio de reconstruir Europa (y a los europeos como una nueva sociedad curada de sus horrendas heridas y mutilaciones), con el propósito de fomentar y multiplicar el consumo y los consumidores, para dar salida a los outputs intensamente acrecentados por las necesidades de material bélico y otras que demandaba el enfrentamiento enmarcado en la Segunda Guerra Mundial.
Prácticamente, con estos aconteceres y, en simultaneidad, se firmaba en Ginebra en el año l947, el primer acuerdo general de comercio y aranceles: el famoso, socorrido y frecuentemente recurrido GATT (General Agreement of Trade and Tariffs) y, tengo para mi que dicho Agreement -o, mejor, agreements- hasta la Ronda Uruguay l986 , ha servido fundamentalmente y atendiendo a continuas y diferentes coyunturas económicas más, que para dar cauce legítimo y ordenado al comercio e intercambios entre las naciones que lo fueron sucesivamente suscribiendo, para atender concretos y sectoriales intereses de influyentes lobbies en los estados más poderosos de las naciones concurrentes en cada fase temporal. Y así conocemos que desde Punta del Este , en que se firma el primer Acuerdo de esta Ronda, no es hasta Ginebra-l991 que se implementa el Acta Final del Primer Proyecto. Y todo ello concluye, en esta secuencia, una vez más en Ginebra-l995 con el alumbramiento de la Organización Mundial del Comercio, la archiconocida OMC, más ambiciosa y extensa que el primigenio GATT.
(Continuará....)
Columnistas
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