Lunes, 25 de noviembre de 2024

Murieron alrededor de 8.000 bosnios

Declaran al Estado holandés responsable de la matanza de Srebrenica

Un tribunal de apelaciones de La Haya estableció este martes que el Estado holandés es "responsable" de la matanza de Srebrenica, en Bosnia, la peor masacre registrada en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial y de la que en estas fechas se celebra el decimosexto aniversario.   

Las fuerzas de paz holandesas estaban al cargo de la defensa del enclave de Srebrenica, declarado zona segura por la ONU. Pese a esa protección, el 11 de julio de 1995, las fuerzas serbo-bosnias, al mando del hoy capturado y procesado general Ratko Mladic, irrumpieron en la ciudad y mataron a alrededor de 8.000 varones bosniacos musulmanes, tanto adultos como niños, que se habían refugiado en Srebrenica.  

  El tribunal ha tomado esta decisión a partir de las denuncias presentadas por los familiares de tres bosniacos musulmanes asesinados en Srebrenica, un electricista que trabajaba para las tropas holandesas y el padre y el hermano de un intérprete local de los soldados. El fallo siente precedente para la presentación de nuevas denuncias y para la reclamación de compensaciones por daños y perjuicios.   

 "El tribunal ha determinado que el Estado holandés es responsable de la muerte de estos hombres" porque el Dutchbat (las tropas holandesas bajo mandato de la ONU) no debió permitir su salida de la zona segura ni su captura por parte de las fuerzas serbo-bosnias, declaró el tribunal.

   "El Dutchba había sido testigo de múltiples incidentes en los que los serbo-bosnios habían maltratado o asesinado a varones refugiados en el exterior del complejo", prosiguió. "Países Bajos, por tanto, sabía que los hombres corrían un alto riesgo si salían de la zona", manifestó.   

 El tribunal ha advertido de que este fallo solo es aplicable para el caso específico de los tres fallecidos y no es extensible a otras personas refugiados en Srebrenica. No obstante, ha recordado que las tropas holandesas, que operaban en principio a las órdenes de la ONU, se enfrentaron a una "situación excepcional" con la caída de la ciudad y que la implicación de las autoridades neerlandesas les convierte en responsables de la muerte de los tres hombres.  

  El caso de Srebrenica es especialmente delicado en Países Bajos. En 2002, el Gobierno de Wim Kok dimitió en bloque por su "corresponsabilidad en la matanza", tras la publicación de un informe del Instituto Holandés de Documentación sobre la Guerra (NIOD), que atenuaba la responsabilidad de los cascos azules holandeses encargados de proteger el enclave, pero acusaba a los políticos de haber enviado a los soldados a una "misión imposible".   

El Gobierno holandés, que en los últimos años se ha enfrentado a numerosas denuncias relacionadas con la matanza, ha insistido en todo momento en que sus fuerzas fueron abandonadas por la misión de Naciones Unidas, que no le suministró ningún apoyo aéreo. El Tribunal Supremo holandés está estudiando una denuncia contra el Estado presentada por el grupo Madres de Srebrenica. Los demandantes podrían remitir el caso al Tribunal Europeo de Justicia e incluso denunciar a Naciones Unidas.

 LA MATANZA Y LA IMPLICACIÓN HOLANDESA   

En 1992, cuando comenzó la guerra de Bosnia y Herzegovina, el 75 por ciento de la población de Srebrenica era bosniaca musulmana frente a un 25 por ciento serbia. En 1993, Srebrenica fue declarada, junto con Sarajevo, Zepa, Gorazde, Tuzla y Bihac, una de las seis "zonas de seguridad" decididas por el Consejo de Seguridad de la ONU en Bosnia y Herzegovina.  

  Pero semejante "protección" no impidió que entre los días 6 a 8 de junio de 1995, las fuerzas serbobosnias sitiaran el enclave, en el que se habían refugiado decenas de miles de civiles huidos de otras áreas arrasadas del noreste de Bosnia. Una fuerza de 600 soldados holandeses mal armados era la encargada de "protegerlos". Apenas había combustible y los alimentos frescos no se renovaban desde mayo de 1995. El asedio resultó particularmente fácil.   

 Cuando empezaron los bombardeos serbios, los musulmanes pidieron a la ONU que les entregaran las armas confiscadas por los cuerpos de paz, pero la solicitud fue denegada. Los bombardeos atacaban los centros de refugiados y los puestos de observación de las tropas de la ONU, mientras el comandante holandés, teniente coronel Tom Karremans, pedía en vano apoyo aéreo a sus superiores en Sarajevo. Entretanto, miles de refugiados seguían llegando a la ciudad huyendo de la ofensiva serbia.   

 Ante tanta insistencia por parte de Karremans, el comandante general de la ONU, general Bernard Janvier, responsable militar en Sarajevo de las fuerzas de UNPROFOR, accedió a enviar ayuda, la cual sirvió para detener temporalmente el avance serbio. Contando con ese apoyo aéreo, Karremans decidió actuar y lanzar un ultimátum: los serbobosnios deberían retirarse antes de las seis de la mañana, o en caso contrario los aviones de la OTAN les atacarían.  

  Los serbios no se retiraron, pero el mando de la ONU en Sarajevo informó a Karremans de que su solicitud de apoyo aéreo había sido hecha de forma inadecuada. Janvier recibió otra petición con hora y media de retraso, y, por si fuera poco, los aviones enviados carecían de suficiente combustible y debieron desviarse a Italia para repostar. En ese momento, la base holandesa en Potocari albergaba a 20.000 refugiados, sobre todo mujeres, niños y enfermos.  

  A primeras horas de la tarde, el jefe militar de los serbios de Bosnia, general Ratko Mladic, acompañado de las cámaras de la televisión serbia, entró en Srebrenica. "Ha llegado el momento de vengarnos de los turcos", fueron sus declaraciones. Una vez ocupada la ciudad, comenzó la tragedia.  

  Más de 20.000 mujeres y niños fueron deportados en las siguientes 30 horas, y los serbios comenzaron a separar a los hombres de entre 12 y 77 años de edad para "interrogarlos" sobre presuntos crímenes de guerra. Dos días después de la ocupación, comenzaron las matanzas en la vecina localidad de Kravica, mientras las fuerzas de paz internacionales entregaban a los serbios a nada menos que 5.000 bosniacos musulmanes que se habían refugiado en Potocari a cambio de 14 soldados holandeses tomados como rehenes.  

  El 16 de julio se empezaron a dar las cifras de la masacre. Muchos prisioneros prefirieron suicidarse. Otros murieron hacinados en un hangar mientras eran tiroteados. Un testigo vio cómo tres camiones repletos de musulmanes y una excavadora se internaban en el bosque: los camiones volvieron vacíos. Se calcula que tras la toma del enclave se ejecutó sumariamente a más de 8.000 musulmanes.  

  Un año después de la matanza, el 11 de julio de 1996, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) dictó contra los jefes político y militar de los serbo-bosnios, Radovan Karadzic y Ratko Mladic respectivamente, acta pública de acusación formal por genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos en Srebrenica.


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