Quienes votamos a Foro lo hicimos por diversos motivos: unos porque pensaron que el Sr. Cascos sería el nuevo mesías salvador y otros –entre los que me encuentro- para darle un tirón de orejas a Marianín, Ovidio y demás jerarcas del PP provincial. Unos y otros, en mayor o menor medida, lo hicimos también cautivados por el atractivo gore y sangriento de la famosa motosierra que exhibían los más entusiastas casquistas. En nuestro interior disfrutábamos evocadoramente con esa imagen purificadora de la motosierra decapitando y descuartizando pusilánimes, altos cargos, coches oficiales, sindicalistas y demás parásitos del Presupuesto y de las clases medias. Una visión mezcla de los “Chicos del maíz” y Homer Simpson en acción.

  Después del tiempo transcurrido, ahora a muchos vecinos de Asturias no asalta la pregunta ¿dónde está la dichosa motosierra? ¿Qué fue del prometido fuego purificador? La sensación que hay es de bluf, de desencanto, de globo pinchado. A lo largo de estas semanas no ha habido ningún cambio ilusionante, ninguna promesa reformista, ni anuncio relevante. Viendo los movimientos y medidas que está adoptando el PP en Baleares, Madrid, Castilla la Nueva e incluso Galicia, la sensación que nos queda es que nos equivocamos de papeleta. Que aunque no nos entusiasmara la Pespi, hubiera bastado con que se hubiera dedicado a seguir los pasos de Aguirre, Cospedal o Bauzá.  

 Pero no sólo hay desilusión, sino sentimiento de engaño, de estafa electoral, pues sólo así puede calificarse el anuncio de suspender las prometidas bajadas de impuestos por las que muchos le votamos: se acabó la retirada del impuesto provincial sobre los carburantes, la eliminación del injusto impuesto sobre sucesiones, etc. La pueril excusa es que se ha encontrado con déficit oculto ¿pero a quién piensa engañar? ¿qué se pensaba? ¿que iba a encontrar las cuentas saneadas? En definitiva, se trataba de falsas promesas, promesas que de antemano sabía que no iba a cumplir.  

 Cascos es consciente que ese regionalismo carlista que propone está espantando al voto conservador profundamente español y que su negativa a reducir el gasto público y bajar los impuestos ahuyentará a los liberales. Sabe que para las elecciones nacionales muchos volveremos a votar al PP y que tendrá captar votos de la izquierda, una izquierda que da por perdidas las elecciones y que antes de tirar el voto a la papelera, se decantará por el voto egoísta y del sálvese quien pueda, el voto regionalista que propone el Sr. Cascos. En definitiva, la izquierda asturiana en este entorno de crisis económica votará a quien considere que puede arrancar más migajas subvencionadas al Gobierno de España.

  Sólo así se entienden los permanentes guiños a la izquierda del Sr. Cascos, las medallas repartidas a insignes comunistas y socialistas, los acuerdos con los sindicatos para repartirse la gran tajada de los fondos de “concertación social”, la obligatoria dedicación exclusiva de los médicos, su negativa a liberar de compromisos de gasto público al contribuyente, el mantenimiento de miles de interinos innecesarios en la escuela estatal o el mantenimiento de centenares de liberados sindicales total y legalmente prescindibles en la administración pública.

  Yo no he vuelto a oír hablar del cierre de la TPA y demás empresas públicas, ni de la retirada de los recursos contra los colegios de educación separada. Tampoco he vuelto a oír nada de las medidas para garantizar la libre elección de colegio por parte de los padres. Sin embargo, ahí siguen en el organigrama del Principado temibles Direcciones Generales con fines totalitarios y adoctrinadores, como la de Política Lingüística y la de “Igualdad” e incluso he oído hablar de nuevas convocatorias de oposiciones para educación y sanidad o exigencias de inversiones absurdas e irreales como la parada del AVE en Pola de Lena y la autovía para piragüistas del Sella.

  El centro derecha huirá escarmentado y desilusionado de Foro, salvo unos cuantos embrujados por los cantos de sirena y de las xanas, cautivados por la llamada telúrica de la tierrina y el sentimentalismo facilón. El Sr. Cascos lo sabe, por ello se echa en brazos de la izquierda y la colma de atenciones, sabedor de que el votante socialista, ante el desmoronamiento del PSOE, será su gran caladero de votos.

  Sr. Cascos ¿qué fue de la motosierra?