Sabado, 23 de noviembre de 2024
Los gunners remontan (2-1)
El Arsenal saca tajada de un Barça que perdona
La sensación para los blaugrana es que perdonaron. Jugaron bien y dispusieron de buenas ocasiones, pero no supieron concretar y al final, en dos cañonazos de los gunners, vieron como lo que podía ser un resultado cómodo se convertía en una pesadilla de cara a la vuelta, donde deberán esperar una nueva noche mágica en Europa. Eso sí, a diferencia del año pasado (2-2), esta vez el Barça estuvo muy serio, bien plantado. De ahí el amargo gusto del marcador.
Y es que la primera parte fue un espectáculo futbolístico. Volver a ver a estos dos equipos juntos, sin que ninguno de los veinte jugadores de campo renuncien al balón, buscando siempre el fútbol asociativo a cuantos menos toques mejor, con presiones asfixiantes a las defensas contrarias para volver a atacar, es un placer. Y difícil verlo si uno de los dos contrincantes no se llaman Barça o Arsenal.
El único pero en los blaugrana fue alguna pérdida tonta de balón en el centro del campo, que propició contraataques rápidos y peligrosos del Arsenal. El Barça dominó, pero los gunners tuvieron dos ocasiones para marcar tan claras que más de un marcapasos blaugrana se puso en alerta. En los londinenses, el pero fue que el Barça, cuando quiere y esta noche quiso, no tiene rival que le equipare en su juego.
Empezó el partido un tanto loco y con un Arsenal muy metido en su papel. Desplegó sus mejores armas, precisión técnica y verticalidad de Walcott y Nasri, para ir siempre con la directa hacia Valdés. Así, el primer protagonista blaugrana fue su guardameta, que en el minuto cinco estuvo providencial al detener un disparo a bocajarro del holandés Van Persie, que le ganó la espalda a Piqué tras un pase genial elevado de Cesc.
Precisamente, el de Arenys fue de nuevo el cerebro del Arsenal en el que Nasri estuvo bien, pese a llegar al partido con una recuperación rapidísima de la lesión que sufrió ante el Huddersfield. Para acabar con la intensidad inglesa, el Barça intentó aguantar más el balón, en la tan esperada batalla por el esférico, y junto más sus líneas. Como era de esperar, mucho primer toque en ambos conjuntos, buscando sorprender al rival.
Rozando el primer cuarto de hora, llegó la acción que rompió el encuentro. Messi falló lo que no acostumbra a fallar, un tango con el polaco Szczesny. No obstante, su error puso el miedo en el cuerpo al Arsenal, que se metió más atrás, y poco a poco el Barça empezó a hacer uso de su rondo gracias a una mayor presión.
Eso sí, Van Persie, el más peligroso de los de Wenger, a punto estuvo de volver a inaugurar el marcador aunque no llegó a tocar el balón. Y es que Abidal evitó su remate en un alarde de colocación defensiva tras un contraataque de libro con Walcott y su moto, y un Cesc que se la envió a Van Persie para que marcara. Pero no contaba con Abidal.
Pasado el susto para los blaugrana, llegó el jarro de agua fría para los locales. Pasada de Messi al espacio a un Villa en posición reglamentaria que, muy inteligente, se coló entre los dos centrales y superó al portero polaco con un preciso toque entre sus piernas. Éxtasis en el banquillo blaugrana tras abrir la lata el Guaje.
El Barça encontró el camino para destrozar al rival más fuerte con el que se ha encontrado este año, pero el árbitro anuló mal un gol de Messi totalmente legal, por no existir el fuera de juego que intuyó el linier de Rizzoli.
Así, se llegó al descanso con un 0-1 que pudo haber sido más amplio pero también favorable a los gunners, en una primera parte muy intensa. Con un ritmo más lento y papeles cambiados. El Barça aculado atrás en su área y saliendo al contraataque, si bien el Arsenal mostró menos peligro en ataque y el ritmo del partido fue arraigando donde el Barça lo puso.
ENTRAN ARSHAVIN Y CON VAN PERSIE REMONTAN
Pese a esta situación, la entrada de Arshavin al campo lo cambió todo. El ruso obligó a Alves a estar más pendiente de él y, con su frescura, fue el socio perfecto de un Van Persie demasiado solo hasta el momento. Se fraguó así un cambio que se hizo realidad en dos mazazos del Arsenal, en sendos errores blaugrana.
Quizá no fuera justo, pero Van Persie disparó fuerte al primer palo y Valdés, en un error humano, se tragó el balón al creer que el tulipán centraría. Poco después, en la enésima contra inglesa, Nasri sirvió a un Arshavin totalmente solo que llegó cómodamente desde segunda línea para superar a un batido Valdés, tapado por Abidal y Piqué.
Lo peor de todo es que el Barça perdonó el segundo, que sería tercero si el gol anulado hubiera subido al marcador. En el minuto 67, un desafortunado Messi volvió a perdonar cuando, teniendo solos y listos para marcar a su derecha a Villa y Pedro, decidió acabar él la jugada. Disparó fuera. Al final, se hizo bueno aquello de que quien perdona demasiado, lo acaba pagando. El Camp Nou dictará sentencia.
Columnistas
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