Jueves, 25 de abril de 2024

se deja la clasificación matemática

El Barça empata en Copenhague

La disputa final entre Guardiola y Solbakken fue la muestra de que, pese a estar a estas alturas de competición, había mucho en juego. La primera posición momentánea del grupo y el billete para octavos, con la consiguiente relajación en las dos últimas jornadas, era el premio en juego en una contienda que tuvo más contundencia y menos juego que en el partido del Camp Nou.

   Y es que el encuentro empezó muy loco y accidentado, y acabó eléctrico. En un ambiente muy cálido, hostil para los blaugrana, los catalanes lo sintieron en sus carnes. En una de las primeras jugadas, Bolaños se pasó de frenada en su presión sobre Puyol y le propinó un golpe en la cara que dejó al capitán tocado. Tras el susto, Claudemir estrelló un misil al palo en un claro aviso de lo que iba a ser el encuentro de los daneses; orden atrás y velocidad y sorpresas arriba.  

  Bolaños y Kvist pusieron la dureza en el Copenhague, ávido de por lo menos conseguir un punto, mientras el veterano Gronkjaer y Vingaard, en jugadas de estrategia, pusieron el peligro. Por parte blaugrana, intentaron imponer su juego pero les costó demasiado hacerlo, y eso que la defensa danesa estuvo muy avanzada en todo el encuentro, dejando espacios para los veloces Villa y Messi.   

De hecho, el Barça consiguió así abrir el marcador, pero en general estuvieron muy bien las dos líneas defensivas de los de Solbakken. Sorprendentemente, la zaga blaugrana estuvo un tanto espesa en el Parken Stadion. Puyol, quizá por el golpe inicial, estuvo errático en sus despejes.  

  El mediocentro perdió algunos balones clave y Valdés, que paró buenos disparos, también se sumó a la locura cuando, intentando atajar un balón largo, golpeó a N´Doye en la cabeza y le dejó atontado durante unos instantes que parecieron infinitos.   

Dentro de la locura del partido, hubo espacio para las ocasiones, y en repetidas ocasiones. El Barça apretó buscando irse al descanso arriba en el marcador. Ya en el descuento, Messi obligó a Wiland a sacar una muy buena mano y enviar a córner lo que era el 1-2, que no llegó.  

  El argentino estuvo muy activo, y dispuso de las mejores ocasiones, aunque Villa continuó con su noviazgo con la madera al enviar un tiro cruzado al palo derecho de Wiland, que también dejó con la miel en los labios a Busquets, que chutó sin convicción desde el interior del área.   

En los primeros 45 minutos, los dos goles llegaron de la mano pasada la media hora. En el gol de Messi, éste aprovechó un rechazo de la defensa danesa tras un mal control de Villa. Messi controló, encaró y vio como la suerte permitió entrar al balón tras ser desviado levemente por Wiland y colarse en la red con la ayuda del palo.

   Pero, sin tiempo para disfrutar del gol, el Copenhague volvió a poner las tablas en el marcador. Gronkjaer centró, tras irse de Alves, y un balón que no tenía destinatario llegó finalmente en perfectas condiciones a Claudemir, que batió a un Valdés que, con mala fortuna, le sirvió una asistencia al rechazar mal el centro del extremo danés.   

Tras la reanudación, el partido cambió considerablemente. El Barcelona empezó moviendo el balón, buscando huecos, con una paciencia que prevalía sobre las ansias de la primera parte. En este escenario el Barça buscó el gol con la tranquilidad de verse superiores en el campo, pero poco a poco el Copenhague volvió a los fueros de la primera mitad. Estiró un poco más las líneas y buscó faltas y córners para crear peligro.

PEDRO, REVULSIVO, TUVO LA VICTORIA  

  Eso sí, la segunda parte del encuentro fue más tranquila que la primera a excepción del bombardeo final blaugrana. Con un Copenhague más cerrado y situado cerca de su portero, el Barça volvió a la carga y llegaron nuevas ocasiones, como un tiro cruzado de Keita u otro de Iniesta tras las croquetas caseras del de Fuentealbilla.

   N´Doye, delantero prometedor aunque hace tantas faltas como un defensor, vio como le anulaban un gol de cabeza precisamente por hacer falta previa sobre Abidal. Acto seguido, el Barça reclamó un posible penalti, no pitado, a David Villa. Buscando velocidad, Guardiola dio entrada a Pedro en sustitución del asturiano.

   Con Messi en el centro, Xavi e Iniesta buscaron al astro argentino o un camino al gol, mientras Solbakken firmó el empate al retirar a Vingaard y dar entrada al central Ottesen. Casi le salió mal, pues Pedro se escoró en la izquierda del área danesa, hizo una bicicleta estática y se colocó el balón para estrellarlo en el palo lejano, segundo del partido para los blaugrana.


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