Lunes, 25 de noviembre de 2024
Ante la beatificación de Juan Pablo II
El fotógrafo de Juan Pablo II destaca que el Papa "no tuvo miedo" ante los líderes políticos
El fotógrafo que durante 27 años estuvo al lado de Juan Pablo II, Arturo Mari, ha asegurado que Juan Pablo II "ha cambiado el rostro del mundo" porque "no tuvo miedo de decir las cosas como estaban, empezando por la libertad religiosa, la libertad de la gente, la pobreza o el hambre", ni ante los líderes políticos.
En este sentido, ha destacado, en una entrevista concedida a Europa Press, que cuando viajó a Cuba en 1998, el Papa respondió "punto por punto" al discurso que hizo el ex mandatario del país, Fidel Castro, resaltando la tendencia de su Gobierno.
"Respondió de forma muy diplomática, aunque si se analizan sus discursos y homilías, el Papa responde punto por punto a Fidel Castro", ha precisado Mari.
Además, ha asegurado que Fidel Castro, "mostró una veneración por Juan Pablo II que sólo Dios sabe" y que en los encuentros con el Pontífice "fue muy humilde" y se mostró "con ganas de escuchar" a Juan Pablo II, a quien pidió "en varias ocasiones, que volviera a Cuba aunque fuera para una escala técnica".
En cuanto a sus encuentros con el último presidente de la Unión Soviética, Michail Gorvachov, Mari ha subrayado la voluntad "de paz" por parte de Juan Pablo II y del mismo Gorvachov.
Arturo Mari comenzó a trabajar como fotógrafo en el Vaticano el 9 de marzo de 1957, cuando tan sólo tenía 16 años y ha trabajado con los últimos seis papas de la época moderna, desde Pío XII hasta su jubilación en 2007 con el Pontificado de Benedicto XVI.
El fotógrafo, de 71 años, considera a Juan Pablo II "como un padre, porque ha seguido también su vida personal y asegura que "cada día, salía de casa a las 7,00 horas de la mañana y no volvía hasta las 23,00 horas, a veces". "Si sigo casado, es por la paciencia de mi mujer Corinne, que ha respetado un trabajo sin un día libre", ha admitido Mari.
De hecho, subraya que "al mismo tiempo que ha cambiado el mundo" Karol Wojtyla ha cambiado su vida, aunque "no con grandes discursos, sino con el ejemplo" de cada día.
Ante la próxima beatificación de Juan Pablo II, Mari ha afirmado que el grito de "santo súbito" que llenó la Plaza de San Pedro el día de su funeral, el 8 de abril de 2005, es "la mejor respuesta" de la gente a su Pontificado porque demuestra que "ha entendido el mensaje de este Papa, sus movimientos y ha sabido interpretar su personalidad".
JUAN PABLO II, HEREDERO DE POLONIA
Según ha afirmado Mari, Juan Pablo II ha "recorrido el tiempo" pero lo ha hecho también con su "experiencia personal" que había vivido ya en Polonia. Así, ha relatado que cuando Karol Wojtyla era "seminarista clandestino", los trabajadores de la fábrica de Solvay se repartían el trabajo para que él pudiera estudiar, "una experiencia que Juan Pablo II recordaba en sus discursos con agradecimiento" porque "allí nació su vocación, en el dolor, el sufrimiento y la ayuda de la gente".
Entre tantos momentos, Arturo Mari recuerda "las imágenes del sufrimiento" como el viaje a Corea, donde Juan Pablo II visitó un leprosorio con 800 enfermos a los que "fue tocando uno por uno" con "una caridad y una tranquilidad impresionantes".
Según asegura Mari, era necesario "estar allí para comprender a Juan Pablo II, sentir aquel olor y ver esas caras desgastadas" y para saber "que los milagros no son sólo el "levántate y anda" sino también "darse a la gente".
LOS ÚLTIMOS MOMENTOS CON JUAN PABLO II
Mari rememora también los últimos momentos vividos con Karol Wojtyla y recuerda que el entonces secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, ahora arzobispo de Cracovia, le llamó y le dijo que fuera "enseguida".
"Cuando llegué, me abrió Don Stanislaw, nos abrazamos y me dirigió hacia la habitación del Papa" ha asegurado Mari, al tiempo que ha precisado que "había que ver su habitación, porque ni un párroco de campo tenía tanta humildad".
Mari ha negado lo que "muchos periódicos" dijeron sobre que Juan Pablo II estaba lleno de cables" y, por el contrario, ha asegurado que "no tenía nada encima, tan sólo sobre la mesilla de noche una máscara de oxígeno que no llevaba en ese momento".
"Dziwisz anunció al Papa "Arturo está aquí" tras lo cual Juan Pablo II se giró con una sonrisa y unos ojos tan grandes, que hacía años que no los veía, con una sonrisa dulce y fuerte a la vez. Cuando me vio, me bendijo y dijo "Arturo, gracias", recuerda agradecido pues, a su juicio, "el hecho de que alguien le de a uno las gracias por su trabajo durante tantos años es algo también excepcional".
SU MEJOR FOTO
En opinión de Arturo Mari, la mejor foto del Papa polaco es una captada el Viernes Santo anterior a su fallecimiento. Ese día, según ha explicado Arturo Mari, el Papa se encontraba en la capilla de su apartamento porque "no pudo ir al Coliseo", como era habitual, "a causa de su enfermedad".
"En la última estación del Vía Crucis, el Papa cogió la Cruz, se la llevó a la cabeza, la besó y la apretó contra el corazón, una imagen que sólo capté yo porque las cámaras estaban mostrando en ese momento a los peregrinos del Coliseo", relata.
Arturo Mari ha explicado que "en esta imagen" Juan Pablo II "bendice a millones y millones de personas" y muestra "la fuerza de su amor a Cristo y la entrega de toda su vida por devoción a la gente y al credo de la Iglesia".
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