Sabado, 11 de enero de 2025
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El Papa pide a todos que se unan al grito por la paz en Siria: "Sí, queremos"
"Quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos", ha indicado.
En este sentido, ha advertido de que "la violencia y la guerra nunca son camino para la paz" y ha insistido que "la guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad".
Tras el rezo del Rosario, después de los cantos del Salve Regina y el de las letanías de los santos, el Papa ha pronunciado su meditación en la que ha invocado "la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz".
El Pontífice ha animado a gritar que sí es posible la paz. Asimismo, ha invitado a todos los hombres y las mujeres de buena voluntad a mirar la Cruz en la que, según ha precisado, "la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte" sino que "en el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz".
En esta línea, Francisco ha pedido que "que se acabe el sonido de las armas" ya que "la guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad" y ha animado a gritar a todos los cristianos junto a los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad que "la violencia y la guerra nunca son camino para la paz".
"Que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro", ha insistido el Pontífice al finalizar su homilía.
También ha recordado el árbol de olivo colocado en la Plaza de Mayo de Buenos Aires plantado por él junto a los representantes de diferentes religiones en el año 2000 para pedir que no hubiera más caos evocando el relato bíblico de los orígenes del mundo y de la humanidad cuando "Dios mira la creación, casi como contemplándola, y dice una y otra vez, es buena".
Por otro lado, el Papa Francisco ha recordado las palabras de Pablo VI en el discurso a las Naciones Unidas en 1965: "Nunca más los unos contra los otros, jamás, nunca más. Nunca más la guerra". En este sentido, ha añadido que "el perdón, diálogo, reconciliación son las palabras de la paz en la amada nación Siria, en Oriente Próximo y en todo el mundo".
Al finalizar, el Pontífice ha animado a "rezar por la reconciliación y por la paz" y a contribuir a ello siendo, en cualquier lugar, " hombres y mujeres de reconciliación y de paz".
Después del discurso papal y ante la presencia de numerosos cardenales, obispos y representantes de diferentes religiones junto a los fieles que han llenado la Plaza de San Pedro, se ha llevado a cabo la exposición del Santísimo y comenzó la Adoración Eucarística en profundo silencio.
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