Jueves, 02 de mayo de 2024

en viernes santo

El sentido del sufrimiento

El dolor es un misterio. Creo que nunca llegaremos a entenderlo del todo porque es terrible. Sin embargo, desde el punto de vista cristiano se pueden decir varias cosas que arrojan bastante luz sobre este misterio.

En primer lugar, la muerte y resurrección de nuestro Señor han conseguido que el dolor y la muerte no tengan la última palabra. Jesucristo en la cruz derrotó al mal, a la muerte y al dolor, y en su resurrección, ha recreado, ha vuelto a crear nuestra naturaleza: en el cielo no hay llanto. (Ap 21, 4) En segundo lugar, hay que añadir que la prueba nunca es superior a nuestras fuerzas, con el sufrimiento viene siempre la gracia. (1 Co 10, 13).

Lo más importante del cristianismo es el amor desbordante de Dios.  (Jn 3,16). Aunque nos había creado por amor, (CIC 293 y ss) nos enemistamos con  Él introduciendo el pecado y la muerte en el mundo. (Gn 3 y ss)  De esa situación calamitosa nos rescató haciéndose hombre (Jn 1, 14) y muriendo por nuestros pecados (1 Co 13, 3; Mt 26, 28) en medio de atroces suplicios (Pasión de Mel Gibson). - Hay gente que opina que si Jesucristo no hubiese sufrido tanto en la cruz y nos hubiese salvado de otro modo, nosotros viviríamos aplastados por el dolor que generan nuestros pecados; literalmente Jesucristo habría llevado sobre sí la mayor parte de nuestros sufrimientos- La noche antes de morir, instituyó la Eucaristía para estar siempre a nuestro lado de forma palpable, al pie de la cruz nos dió a su madre, en Pentecostés nos regaló la Iglesia. Más aún, por el bautismo nos ofrece vivir la misma vida de Dios, por la penitencia nos perdona los pecados,...

El cristiano es una persona enamorada de Jesucristo en respuesta a tanto amor como ha recibido. En el cristianismo todo se reduce a amar como Jesucristo amó. Desde esa perspectiva si Jesucristo sufrió en la cruz porque nos ama, no tiene nada de particular que a nosotros nos toque algo de sufrimiento por amor a Dios y al prójimo. De hecho, el sufrimiento es algo con lo que debemos contar y debemos estar preparados para ello (San Agustín, Sermón sobre los pastores, 46, 11-12)

Así, si los pecados de los hombres fueron los que llevaron a Jesucristo a la cruz, nosotros podemos aplicar nuestro dolor en expiar nuestros propios pecados y aún los de los demás. Esto ya parece en  el A. T., (festividad del Yom Kippur) pero S. Pablo, en el N. T., le da un nuevo fundamento cuando asegura que nuestro sufrimiento se puede unir al de Cristo en la cruz. (Col 1, 24) En esta fe están fundados los templos expiatorios, por ejemplo, los del Tibidabo en Barcelona y el Santuario Nacional de la Gran Promesa en Valladolid, ambos con adoración perpetua.

Siguiendo esta misma línea de razonamiento, si Jesucristo derramó su sangre por las ovejas descarriadas ¿cómo no vamos a sacrificarnos nosotros por tantos familiares y conocidos que viven alejados de Dios?. La unión a Cristo crucificado hace eficaz nuestra oración. En consecuencia, el dolor del que sufre no es baldío, sino que está lleno de sentido pues puede obrar maravillas en nosotros y en las personas por las que pedimos y esto es muy importante que el enfermo o el que sufre lo sepa. Santa Teresita del Niño Jesús es patrona de las misiones, "simplemente" por ofrecer sus sufrimientos desde su convento.     

Un aspecto sorprendente del sufrimiento es que la persona que ha sufrido es, por regla general, mucho más amable y atenta con los demás. (También puede ocurrir que el que ha sufrido mucho sea tremendamente desgraciado, irascible y una amenaza para los demás). Paralelamente, la gente a la que todo le ha ido bien tiene muy poca empatía y además poco realista. Por el dolor podemos hacernos mejores.

Todavía hay otro punto que explica muy bien el P. Santiago Martín, según el cual la cruz es un lugar privilegiado para encontrarse con Jesucristo. Este encuentro se traduce, además, en un alivio sensible, según la frase del evangelio "mi carga es ligera". Para ello deben darse varias condiciones:

Amar mucho a Dios.

No buscar el dolor.

Desear estar con Jesucristo diciéndole "Estaría todo el tiempo así " sufriendo " con tal de estar contigo"



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