Hoy, nuestro colectivo va a dar la nota, vamos a hablar, de lo que no se puede hablar, la verdad es que con los años nos hemos convertido en chicos traviesos, eso sí, siempre estamos dispuestos a ampliar nuestro conocimiento, y como el Sr. Camps, releemos el libro de Job, sobre todo después de la brillante intervención de la muy digna representante del ministerio público, ¡pobre “in dubio pro reo”!, convertido en una vulgar tableta de chocolate,  por cierto, señora fiscal, no fue el niño el que lo comió, había sido su padre, el del niño, y el menor asumió estoicamente la culpa, para evitar conflictos familiares, así es señora, unos “cardan la lana y otros llevan la lana” y por lo que se ve, aquí en Asturias, se llevaron la lana, la pasta y como premio les otorgaron  medallitas y jugosas jubilaciones, tan jugosas como las que otorga el sistema financiero a los “fenómenos” que lo hundieron.     

     Una gran parte de la población española, lleva más de tres décadas leyendo el libro de Job, les piden el voto, lo llaman el voto útil, y después les dan con el voto en la cabeza, en el bolsillo y lo que es peor en el corazón. Como afirma el amigo Scruton, en lo que llama la gran estafa electoral, millones de españoles se sienten estafados, decepcionados, sin tener conciencia de la gran fuerza que tienen, suficiente para barrer a la “nomenklatura gerontocrática” que con la paciencia de Job llevamos años soportando.       

     El señor Rajoy y las tropas populares, avanzan en orden cerrado, consciente de la obediencia ciega del pueblo  a los que detentan el poder, que pueden repartir muchas prebendas, y la histórica subordinación de las tropas españolas a sus mandos, utilizando su artillería para eliminar los obstáculos que impiden la consecución de su destino histórico: el euro, y que en España, no se produzca la resistencia contra ese Europa de las finanzas especulativas, que ya empieza a asomar la cabeza en Francia, Polonia, Italia y como no, en Hungría, a la que se le critica, entre otras cosas,  su empeño en jubilar a los verdugos de los húngaros, una triste generación de jueces soviéticos, por su nueva Constitución, pues los constituyentes húngaros introducen referencias al cristianismo, como no podía ser de otra manera  en la patria de San Esteban, rey de Hungría, amén de proteger en la misma el derecho a la vida, y su oposición total a los mecanismos financieros del llamado nuevo orden o desastre mundial.      

    Cuando se intenta convertir un sistema democrático en uno plutocrático, uno de los problemas que surgen, es el que llevó a la derrota a muchas potencias militares del Antiguo Régimen, la ausencia de unos jefes y oficiales preparados, y ya sabemos que el nuevo desastre pretende convertir las Academias Militares, en facultades de ciencias abstractas, y visto lo de la alianza de civilizaciones, en ciencias “exóticas”, vamos, unos generales de cuna y una oficialidad de “cunita”, aunque ahora la alta "cuna financiera" se construya con el dinero de todos y en dinastías político financieras, en muchos casos como producto de una “baja cama” en una noche crapulosa, que al parecer son las nuevas normas de estilo del nuevo orden.       

   Lo de siempre, vista a la izquierda  de la formación en marcha, a la izquierda progre,  eso sí con efectos retroactivos que diría la portavoz popular en Castilla La Mancha, que en vez de aplicar el Código Penal, quiere aplicar con carácter retroactivo leyes penales. No nos extraña la preocupación por los “jueces” al servicio del genocidio soviético en Hungría, con los que los húngaros muy caritativos, les jubilan y con derecho a pensión, cuando lo que tenían que hacer era procesarlos, pues los delitos de genocidio no prescriben.        

  Está claro, con el euro, las dos caras de la moneda son la misma, el voto sigue siendo inútil para muchos españoles, está clara la solución, es preferible la libertad y la dignidad, que el servicio a una moneda trucada, las monedas necesitan un respaldo real, no los engaños de un grupo de tahúres que juegan con una baraja marcada con un número muy conocido, el número que representa a lo que ustedes saben, por cierto y no sabemos, si lo harán incluso con efectos retroactivos, para salvar al euro limitaran el uso del papel moneda, ya lo saben para evitar el fraude fiscal y la economía sumergida, sin embargo, aquí nadie se enteró, de que respetables contribuyentes tenían el “morro” lleno de chocolate, el papel plata roto  y estaban, por ejemplo, en el limbo, laico por supuesto, los dineros destinados a los fondos mineros, claro, la culpa de los constituyentes húngaros que quieren  jubilar a los jueces soviéticos, no vaya a ser que nombren otros,  que  crean en el Estado de Derecho y no se crean que los fondos de todos vayan al limbo, negros como los mineros o de color rosa, color que tampoco les gusta a los húngaros, a pesar de que el nuevo color del euro es rosa/chocolate.       

   Por cierto, con esto de Bolonia, seguro que a los “jueces soviéticos” los colocan en la Corte Penal Internacional, eso sí, posiblemente por el “sexto turno” y con soldada en euros, del rublo al euro, al final como afirmaba Chesterton “cuando se deja de creer en Dios enseguida se cree en cualquier cosa”, en el euro, por ejemplo.