Miercoles, 27 de noviembre de 2024
Nuestra bandera, ayer y hoy
EN TORNO A LA UNIDAD DE ESPAÑA
¿Será deamasiado pretenciosa y solemne o será catastrofista esta cita de los primeros versos de un soneto de nuestro genial "Caballero de las espuelas de oro"? Eran otros tiempos pero...
Ahora que en nuestro país (a ver si también pronto llegamos a poder decir con naturalidad, nuestra patria), parece que habíamos recuperado un símbolo tan importante y necesario como es la bandera, eso sí, en parte traída de la mano o, en este caso podemos decir, de los pies, de un grupo de excelentes futbolistas con un marqués de aspecto bonachón y familiar al frente y, también "in extremis" por alguno de nuestros olímpicos en los recientes juegos, remachados con autoridad por nuestros paralímpicos, se me ocurre hacer algunas consideraciones sobre dicho símbolo en la actualidad y desde mis recuerdos vivenciales.
En primer lugar, transcribo literalmente la primera definición o acepción de la palabra "bandera", según el diccionario de nuestra Real Academia de la Lengua:
Bandera: 1. f. "Tela de forma comúnmente rectangular, que se asegura por uno de sus lados a un asta o a una driza y se emplea como enseña o señal de una nación, una ciudad o una institución". (Tengo que confesar que también tuve que consultar el significado de la palabra "driza" pues mi saber "semántico", a lo que veo corto, no llegaba a descifrarlo; no incluyo dicho significado para no ser pesado y para que no se crea que sospecho que podría haber muchos que estarán como yo).
Tenemos pues, un punto de arranque: la bandera se emplea como enseña o señal de una nación, una. A mí me parece bastante claro el concepto y desde luego, no veo posibilidad de interpretaciones diversas ni veo en él ninguna connotación negativa.
En relación con el uso de la bandera, el artículo 3 de la Ley 39/1981, de 28 de octubre, establece:
"La bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado".
Y por otra parte, una sentencia del Tribunal Supremo del 24 de julio de 2007 añade:
"La bandera debe ondear diariamente con carácter de permanencia, no de coyuntura, no de excepcionalidad sino de generalidad y en todo momento".
Esto ya no está sólo claro sino, clarísimo y no admite discusión si es que las leyes y sentencias en este país son realmente lo que deben ser: leyes y sentencias que deben ser acatadas y cumplidas pero...
Resulta que los que ya no cumplimos los setenta, hemos vivido entre asombrados y entristecidos a la vez, una evolución en cuanto a los sentimientos que puede despertar esta nuestra señal de identidad.
Por tanto después de haber examinado lo histórico y lo legal pasaremos a lo real, al menos contemplado desde mis experiencias personales.
Durante gran parte de mi vida, experimenté en la realidad cotidiana que la bandera (ya antes de las leyes citadas) fué algo considerable y respetable y, por consecuencia, considerado y respetado. Era primordialmente un importantísimo signo de UNIDAD.
Ahora bien, resulta que tras el cambio de régimen e instaurada en España la democracia y ya desde los inicios de esta nueva etapa en lo político, la bandera empezó a ser objeto de opiniones ambiguas así como de reticencias, cuestionándose su significado y su uso o su presencia pero, sobre todo, su sentido como símbolo de unidad de una nación. Decíamos antes: España, una, y había otros dos conceptos (se me dirá trasnochados y fachas): grande y libre, cuya sola mención pasó a considerarse casi pecado, Sin embargo vemos que, aunque aquellos conceptos fuesen un tanto utópicos y de alguna forma sublimes y heroicos a la moda, quedaron hoy bastante lejos y apreciamos claramente que ya no somos grandes (la verdad es que antes tampoco éramos demasiado), ni mucho menos libres pues grandes está muy claro que no somos pero lo que es libres nunca en nuestra historia, ni siquiera durante el bloqueo de la posguerra hemos sido menos; hoy nuestra dependencia es evidente y me atrevería a decir, humillante para nuestro carácter. Es una situación inédita. Se nos había dicho que el régimen anterior era la causa de todos nuestros males y que un cambio traería una inmediata bonanza en muy poco tiempo...Resulta que la dictadura duró más o menos treinta y seis años y hemos pasado hasta la fecha casi otros tantos dando bandazos, hasta situarnos en la posición dramática actual. Deduzcamos, por tanto, que no era tan fácil el arreglo y dejemos de echar la culpa de todo al régimen anterior, reconociendo nuestra incapacidad.
Creo que me perdí un poco y me fuí por las ramas pero retomando el hilo, diré que aquellas dudas y ambigüedades sobre la bandera, fueron calando en el ambiente por lo que las nuevas generaciones fueron recibiendo una idea distinta sobre el sentido y significado de esa enseña que fué pasando poco a poco a ser asociada con mentalidades franquistas o, incluso a ser considerada como un signo de identidad dictatorial y tiránica.
Finalmente y, como consecuencia de estas ideas, su uso o presencia llegó a interpretarse como algo discutido y discutible, vergonzante casi, en ocasiones y, sobre todo, repito, de claras connotaciones fascistas. Se discutió el escudo: que si el águila, que si el yugo y las flechas, etc. pero por extensión era la bandera la discutida y por tanto perjudicada y denostada en muchos casos, cuando ya el escudo se había modificado y no aparecían en él elementos "discordantes". (No haremos ahora valoraciones sobre el escudo que aparece encabezando el texto de la actual Constitución española pues la presencia del águila nos llevaría a elucubraciones o lucubraciones inútiles con toda seguridad).
En realidad no sé muy bien dónde voy con este escrito pero seguiré por ese camino de lo vivido al que me refería antes.
Yo siempre ví y veré en la bandera un emblema en el que me siento representado y que, por tanto va dentro de mis mejores sentimientos como algo noble que forma parte de mi persona. Y pregunto: ¿Dónde está el mal de una bandera y dónde está lo discutible de su uso?
Se me puede tachar de facha pues lo que voy a escribir a continuación se puede prestar a ello, pero procuraré expresarme sin radicalismos y pretendiendo no ser demasiado apasionado. Son vivencias y como tales las expreso. Yo he jurado con mucha honra esa bandera y, como yo, quizá muchas personas que hoy han olvidado ese solemne juramento, desviando sus promesas por otros derroteros. Yo nunca he tomado a broma ese juramento al que sigo inamoviblemente fiel.
Con las primeras explicaciones que recibí sobre la bandera española, me sorprendió, en aquellos años juveniles, el constatar que había una palabra para designar un color que era distinta y más "solemne" que la que venía yo conociendo y usando habitualmente: la palabra habitual era "amarillo" y la novedad, para mí fué: "gualda". Este descubrimiento se produjo gracias a la bandera, uno de cuyos colores pasó a ser "gualda" y, por consecuencia la bandera fué "roja" y "gualda" o "rojigualda" que ya fué para mí entonces, el acabóse.
Otra sorpresa fué la equivalencia o casi, de la palabra "bandera" a "pendón". Reconozco que esto fué algo muy chocante pues nada más lejos para mí, según mis conocimientos de entonces, que un pendón de una bandera. Pero así es nuestra riquísima lengua y por tanto puede suceder lo de aquel "acaecido" que se contaba y en el que, en una crónica periodística sobre una procesión celebrada solemnemente, se escribía: "Y al frente de la procesión iban el pendón de la señora del alcalde y varios pendones más..." O lo que escribía el inolvidable LUDI en "Un kilo de versos" cuando un amigo desde París, describía a otro por carta, sus andanzas en un francés muy personal, diciendo: "A Boulogne y a Longchamps/ con frecuencia nous allons/ allí lo beau y lo élégant/ forman un jolie pendant/ (hay también mucho pendón)".
Ya pueden mis lectores, si los hay, perdonar, pues el escrito está deslizándose hacia lo poco formal y, aunque esto en ocasiones puede ser saludable, no conviene abusar pues el tema que nos ocupa es en verdad, muy serio.
En mi juventud, plena época franquista, se cantaban, cantábamos, muchos himnos patrióticos concebidos para enardecer el ánimo. Yo recuerdo muchas de aquellas letras que pueden tacharse o se tachan ahora de manipuladoras de las mentes y de los cuerpos pero que, en realidad creo que no tenían nada de censurable: era su contenido muy vigoroso y marcial que repetía una y otra vez los nobles conceptos de patria, unidad y bandera. Vuelvo a preguntar ¿Era malo o es censurable esto? ¿Era malo desear y pedir que "los pliegues de la bandera envolviesen nuestros despojos al morir" como rezaba una de aquellas canciones? Hombre, lo de "despojos " es quizá demasiado pero es que el término resultaba mucho más heroico, más sacrificado, tenía tres sílabas además, cosa que no tenía el vulgar "restos" y aparte es que restos los tiene cualquiera pero despojos...ya es otro cantar. ¿Era malo cantar la unidad de la patria? Ahora estamos viendo el peligro de la quiebra de esta unidad. En un sentido distinto pero a tomar en consideración, se pierde en el recuerdo el hecho de que la unidad de España tras los setecientos años de dominación árabe fué conseguida en gran parte gracias a la fragmentación de los dominadores en reinos de taifas.
Retomando el hilo del escrito, nos preguntamos si eran malos los deseos que encerraban nuestras canciones. Pues parece ser que aquello sí era malo y no sólo malo, sino malísimo. Según opiniones de algunos grandes expertos estudiosos del psicoanálisis de hoy, todo esto y además, por ejemplo en mi caso y otros muchos, el haber estudiado en un colegio religioso, tendría que haber dado como resultado una generación colmada de personas y personalidades terrible y penosamente traumatizadas, inservibles e incluso molestas o poco aptas para una convivencia normal. ¿Tendrían razón y yo seré una persona de esas? Las señas son "mortales" en cuanto a "antecedentes" pero yo creo que, a pesar de esos "antecedentes", he vivido, junto a una mujer con las mismas señas, una vida sin ningún trauma, teniendo presentes en todos mis actos unos valores básicos, educando a una familia numerosa según mi credo y pasando hoy día, ya jubilado y abuelo, a ser un normal peatón de esta hermosa ciudad de Oviedo y, según mi conciencia, sin ningún pecado ni culpa de esos que suelen adjudicarse a mi generación y de los que tenga que arrepentirme. ¿Estaré equivocado? Creo que los hijos que hemos traído a la vida, hoy día convertidos en personas útiles para la sociedad, gracias a Dios, y todos con descendencia, pueden ser la respuesta a mi última pregunta.
Pero también si hay que presumir de algo distinto, puedo decir que mi generación fué una de las que hizo posible la Transiciòn, momento histórico tan alabado y reconocido tanto en España como fuera de ella.
Termino asegurando que mis ideas a través de los años se mantienen intactas y vuelvo a manifestar una vez más mi cariño, mi admiración y mi respeto a esa bandera que representa a España, mi patria, y muy especialmente a su UNIDAD tan deseada y necesaria y, desgraciadamente hoy, en evidente y auténtico peligro.
Francisco Alonso-Graña del Valle
Comentarios
Por Aloya. Tuy 2012-10-18 13:43:00
Comentarios Magnífico este nuevo artículo de Pachu Graña, nuevamente has puesto el dedo en la llaga, esta vez hablando con cariño y conocimiento de nuestra Enseña Nacional. Para los que viajamos fuera de nuestra Patria, al menos en mi caso, el ver ondear una Bandera Española, en Embajadas, actos oficiales, Congresos etc., era todo un orgullo, era viajar mentalmente a nuestra querida España, era saber que un poco de nuestra tierra estaba allí, a nuestro lado. Hubo tiempos turbios ya hace años, en los que se maltrató fuera de nuestro País esa Enseña tan querida, y nos escandalizamos por ello, ya está olvidado, algunas de esas personas viven hoy de esta España mejor que muchos de nosotros. La misma emoción experimenté cuando aterrizaba un avión de Iberia en los aeuropuertos extranjeros, ahh, un trozo de España en Nueva York, Paris, lo veía con entusiasmo, era el orgullo patrio, ese que ahora se oculta si se puede, no estamos para ostentaciones de este tipo, y la Bandera Española parece eso una ostentación, una demostración rancia de tiempos pasados.¿Qué sentirían los norteamericanos, los ingleses o los frenceses si su enseña fuera apartada, denostada dentro de sus propios territorios? Me imagino que la indignación sería inmensa y la Ley actuaría con rigor, pero aquí que hemos confundido la democracia con " el todo vale", y el rigor histórico no existe, nos venden reinos, y países que nunca existieron, salvo en las mentes turbias de algunos, todo bien aliñado para confundir al pueblo español, ese que llevó y lleva todavía gracias a Dios con orgullo la Bandera en sus uniiformes ya sea por mar tierra o aire, que trabaja por la paz en varias partes del mundo, amparados por esa amiga roja y gualda que representa como nadie a la madre Patria, que suministra ayuda en catástrofes, pandemias, y en infinidad de graves contingencias, donde sigue ondeando como testimonio de una España solidaria, honesta libre y leal. Parece que hay un resurgir de nuestra Bandera con los campeonatos de fútbol, donde somos ganadores, la gente ha comenzado a comprar banderas nacionales para exponer en sus ventanas o balcones, vamos vestidos de rojo y amarillo, el color de nuestra enseña y me parece muy loable, yo me pregunto, ¿haríamos lo mismo si fueramos perdedores en los partidos? ¿Seguiríamos estando orgullosos de nuestra España, o es algo circunstancial, momentáneo? Creo que si la Bandera Española se sostiene en el mástil deportivo, no avanzamos, para "españolear" tenemos que arriesgar más, defendiendo lo que nuestra Constitución deja claro, nuestra identidad, haciéndolo desde la paz, pero con la veteranía de un Pabellón (otro término Pachu para la bandera) que ha vencido en las batallas más pacíficas y bellas de la historia, como en las letras, la música, la ciencia, el ingenio y la solidaridad del gran Pueblo Español, no estamos muertos, podemos resurgir con las manos extendidas hacia un futuro prometedor si nos lo proponemos.
Por GASPAR 2012-10-17 21:34:00
La lectura de este artículo me hace pensar y decir, que dadas las circunstancias actuales que se estan dando en España,los que la queremos de verdad,tenemos que demostrar nuestra fuerza desde ya,y no andar con paños calientes. Eso de responder cuando ya tenemos el pié en el cuello, ¡se acabó! QUEREMOS GOBERNANTES DIGNOS, NO TIBIOS
Por RAQUEL 2012-10-17 21:08:00
Me ha gustado muchíííííííísimo el contenido del artículo y creo que el Ejército debe salir a la calle-en el buen sentido de la palabra-en forma de desfiles,en todas o en muchas capitales de España como antes se hacia en determinadas celebraciones. Es la forma de que nuestra bandera se conozca y que sea un honor inclinar nuestras cabezas a su paso. Una Institución como es el Ejército no puede seguir siendo una desconocida. Además,los militares son tan guapos.....Muá
Por botón de ancla 2012-10-17 13:20:00
Graña ha despertado sentimientos de dignidad y patriotismo. Es así como se defiende la Bandera
Por McLauglin 2012-10-16 22:50:00
Magnífico, Paco. Desde aquí, y abundando en el tema, recomendaríamos leer "Defensa de la Hispanidad, de Ramiro de Maeztu Whitney, y "Banderas lejanas. La exploración, conquista y defensa por España del territorio de los actuales Estados Unidos", de Fernando Martínez Láinez y Carlos Canales Torres, para ver lo que es la auténtica Hispanidad. Pero, claro, ahora esto no se lleva. Con ver al augusto disfrazado de militar, ya es bastante.
Por Miguel Sánchez 2012-10-16 21:06:00
Me gustó un montón este artículo.¡ Es PARA ENMARCAR!. Le trae a uno tantos recuerdos... Mi abuelo dió su vida por España en Paracuellos. Mi padre dió parte de su sangre en la defensa de Oviedo, "ciudad indómita". Yo juré defender nuestra BANDERA, símbolo de la UNIDAD de España,con toda el alma,mente y corazón y con todas mis fuerzas,y mantengo,igual que el autor,ese juramento. Que los que reinan y gobiernan ahora a nuestra Patria,España se dejen de pamplinas y den testimonio de que la quieren,que no se comporten como mansos cornúpetas, y salgan como tiros a defenderla. Urge que así sea
Por Demediado 2012-10-16 17:52:00
Como antiguo marino de verdad muy navegado, servidor de ésta Patria mía y ahora en dique seco por mi edad ya muy avanzada,he sentido después de la lectura de éste artículo la misma emoción que sentí el dia en que juré la Bandera de España con 19 años , Se me llenan los ojos de lágrimas al ver ahora a mi amada España con sus muros "en un tiempo fuertes" con riesgo de caer desmoronados-He nacido,he vivido,la he servido y deseo morir, en una España una y como pidió el Beato Juan Pablo ll en su visita a Covadonga,en una España que siga siendo "tierra de María Santísima"
Por yaya 2012-10-16 11:13:00
Comentarios Leer éste sentido artículo después de haber vivido en Madrid el desfile militar ,es una afirmación y confirmación de que somos miles y miles los que creemos en nuestra querida Patria unida a nuestra bandera. El desfile fue corto, serio, formal.... el post desfile fue vibrante!!!!! conmovedor y siempre respetuoso. Me ha gustado mucho éste artículo, como se dice en nuestra bendita tierra, prestóme. Otro artículo pronto. por favor...
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