Sabado, 23 de noviembre de 2024
Un mal marido: El Sistema
Encaje de bolillos a la asturiana
Cuentan que la de los “tristes destinos”, en su exilio parisino y con referencia a su noche de bodas comentó:«¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?».
Hacer, hacer, ella sabría, ahora bien los presagios le indicaban que podría dedicarse en compañía del hombre que era su marido, a los encajes de bolillos, practica habitual de las Instituciones que se derrumban, como la que doña Isabel representaba en la jornada histórica de sus nupcias.
Bueno en aquella fecha España tenía falseadas las Instituciones, y existía una cierta confusión entre el patrimonio de la desilusionada señora y el erario público, pero al menos existía una voz, un elocuente orador, el señor Castelar, D. Emilio, que en un elocuente artículo puso “los puntos sobre las íes”, cosa que a veces es difícil, como afirmaba un catedrático de matemáticas que mutuamente nos soportamos durante mi bachiller superior, y más tarde, a pesar de todo cliente, cuando afirmaba elocuentemente la teoría del “punto gordo”, vamos que muy gordo tiene que ser el “punto” para tanto encaje de bolillos, algunos con mala fe aseguran que es doble como en las estadísticas de los chicos de baloncesto y todo el personal está esperando el triple.
Lo del encaje de bolillos, tiene su técnica, hay que distinguir ciencia de técnica, como igualmente en el derecho romano se diferenciaba entre ius y leges. Así se puede realizar con hilos muy finos de seda como al parecer son los últimos trabajos expuestos en nuestra querida región, muy diferentes a los habituales, que no podemos definir como artesanales, más bien rústicos, confeccionados con alambre muy grueso, bueno todo depende de la categoría de la persona objeto del regalo, teniendo en cuenta que las encajeras de bolillos, en su juventud, con coche de papá incluido, cantaban aquello de “no se mata a un hermano”, muy influidos por la “revolución” cubana, tanto, que aquí en Asturias estamos como en Cuba, arruinados, nacionalizados y a las órdenes, no del bendito padre de la moza de la “Casa de la Troya”, sino de lo de siempre, de Canovas a Sagasta y viceversa, ahora sí, sin la virtud que pedía el que se iba a reunir eternamente con doña Mercedes.
Dicen las viejas leyendas, que en el atardecer de los veranos, allá a finales de agosto, las fuertes mareas de San Ramón, rompen bravamente en Gijón, recordando a aquélla del triste destino, que creía que el mar cantábrico supliría los deseos insatisfechos de un matrimonio de conveniencia, sin entender que los encajes, sobre todo los de bolillos eran y son la categoría en el Sistema que doña Isabel representaba, que mucho tiempo después deja a los españoles tan insatisfechos como a ella su marido.
Comentarios
Por El desbolillador 2012-04-20 17:07:00
Ya no hay quien lo embolille, gran artículo
Por Compañero 2012-04-14 12:42:00
Empujemos todos que ya no lpueden tapar. Muy gráfico, sencillo y bien explicado
Por Papiniano 2012-04-12 12:59:00
Lección Magistral
Por Sun Tzu 2012-04-12 12:53:00
Encaje de bolillos es lo que le han hecho al Juez del caso marea. Para esta gentuza, el fin justifica los medios y como el objetivo es la absolución, todos los peones que se opongan, son prescindibles... Más claro, imposible.
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