Viernes, 19 de abril de 2024
Elenco de errores del socialismo
Errores, ruina y socialismo
Dos brillantes economistas, Rodríguez Braun y Rallo, han escrito un interesantísimo ensayo sobre la crisis económica y moral que padecemos. En su ensayo “Una crisis y cinco errores” abordan las mentiras que al respecto circulan profusamente en los medios de comunicación. Hacen, además, propuestas alternativas acertadas. Con los criterios expuestos en ese interesante trabajo paso a hacer un análisis de la penosa situación moral y económica a la que han conducido a España las ideologías socialdemócrata y sesentayochista.
Primer error. El primer mensaje falso que se ha llevado a la ciudadanía es que los gobiernos se han desentendido de la economía, que han privatizado y desregulado. Serían, según los socialistas, medidas, inspiradas en el neoliberalismo. Sobra el prefijo “neo”. Quedémonos con el sentido clásico de la palabra liberal que defiende mercados libres, libertad individual, propiedad, responsabilidad y contratos voluntarios. Al contrario de lo que difunden los manipuladores al servicio del socialismo, la intervención de los gobiernos en la economía no ha dejado de crecer en las últimas décadas, especialmente en España. La Banca y el Crédito como veremos están muy intervenidos y regulados. Véase las Cajas de Ahorro en manos de políticos atentos, en su mayoría, a su exclusivo interés. Por eso la idea del “Estado ausente” es una ficción. En nuestra nación la presión fiscal , en porcentaje de PIB, pasó del 25% en 1977 a cerca del 40% en el 2008. El furor reglamentario liberticida es de un tamaño enorme. En términos de número de páginas de boletines oficiales, las regulaciones pasaron de ocupar 40.000 páginas, en 1978, a ¡700.000! en el 2008. Si viviera Bruno Leoni, gran crítico del positivismo jurídico, diría que esta inflación reglamentaria ha destruido el Derecho, la libertad y la democracia.
Segundo error. Consiste en tachar de inmoral calificándola de codicia la sana búsqueda de beneficios o mejoras salariales en la economía libre. Es legítimo y además bueno ganar dinero a través de la acción laboral para mejorar nuestras condiciones de vida. Con esa acción humana contribuimos a crear riqueza y al destino universal de los bienes – reparto justo en el mercado libre- y a beneficiar a los pobres. La codicia, en su peor sentido, se encuentra en el seno de los Estados y las Administraciones donde abundan los privilegios, el saqueo al contribuyente, el tráfico de influencias, el despilfarro para la compra de votos etc. ¿No es codicia suministrar dinero del contribuyente a las Cajas de Ahorro, controladas por políticos locales, sin garantías ni exigencia de responsabilidades?. El caso de la Caja de Ahorros de Castilla –La Mancha más que codicia raya en el saqueo de nuestras modestas carteras de clase media baja.
El mayor problema moral que tiene Europa, en España muy agudizado, para evitar el declive económico, es que muchos ciudadanos aceptan que deben renunciar a toda responsabilidad individual para permitir que el poder gubernativo los someta, “por su bien “. Las estructuras del Estado niñera han convertido a éste en un monstruo que nos tiraniza a través de sus administraciones autonómicas dedicadas a derrochar y a imponer de las ideologías marxistas, fascistas y de género. Como avanzó Hayek en su obra “Camino de Servidumbre” socialismo y fascismo son parientes próximos.
Tercer error. En un extenso capítulo, Braun y Rallo, ponen de manifiesto el error de considerar al crédito, el dinero y la Banca como ámbitos libres de la influencia de los políticos . Queda uno asombrado, leyendo a estos destacados profesores universitarios, de la enorme influencia, en este campo, de los gobiernos, bancos centrales y entidades financieras paraestatales. Instituciones como el Banco Central Europeo, la Reserva Federal en Estados Unidos, el Banco de España o el Banco del Japón, están politizadas y vinculadas al poder gubernativo. Son, en buena parte, responsables de los grandes vicios del sistema bancario como la mala gestión de créditos hipotecarios, los “subprime”, préstamos, etc. El crédito- en las economías occidentales- se disparó porque los bancos privados se endeudaron a corto y prestaron a largo, y porque los bancos centrales facilitaron su refinanciación con tipos de interés históricamente reducidos pese a la caída de la tasa de ahorro.
Cuarto error. Los modelos de rescate sean el irlandés, el estadounidense u otros se consideran otra falsa solución por los enormes problemas morales y prácticos que genera. Hay otras soluciones e instrumentos mixtos en el ámbito del mercado que los autores proponen frente a la falacia de rescatar a los bancos con cargo al contribuyente. Mediante otras alternativas los bancos y los acreedores- clientes- serían los protagonistas porque tomarían las mejores decisiones para recapitalizarse. Otros desaparecerían y serían absorbidos por otros bancos u otros accionistas. De esa manera se evitaría que los bancos y cajas de ahorro (en éstas por demás) sigan prestando dinero con independencia de la rentabilidad del proyecto, despilfarrando los fondos que coactivamente les ha inyectado el Estado. El principal obstáculo son, según Braun y Rallo- los políticos socialistas de todos los partidos “que siempre se muestran ansiosos de considerarse los únicos salvadores del sistema.” Es el caso de Barack Obama, socialista fabiano y político intervencionista. ¿Logrará romper con la tradición de USA- que ha beneficiado a millones de personas,-de mercados libres y trabas a los políticos para que no metan las narices en la economía? El peligro existe. Ya tiene, el presidente Obama, en su gran nación, un tasa de paro de casi el 10%. A pesar de que cuenta con grandes apoyos surgen críticas sólidas en los medios financieros como las del presidente del Banco “Wells Fargo”, Richard Kovacevich, que se ha opuesto al plan de rescate público de los bancos. El reciente triunfo del Tea Party, movimiento conservafor que defiende la propiedad, los valores cristiano, la economía libre, las instituciones ,el derecho, la libertad de enseñanza ha sido el motor del triunfo de los republicanos en las recientes elecciones a la cámara de Representantes y Senado.
Quinto error. La última mentira que desmontan los dos autores de este excelente estudio es aquella que afirma que es necesario “aumentar el gasto público para crear empleo y elevar el consumo”. También dejan, en evidencia este quinto error, puesto que para crear empleos hay que crear riqueza y el Estado no hace esto. España necesita ahorro, inversión y empresas rentables. Menos subsidios para incitar a la gente a no trabajar y a no asumir la responsabilidad de vivir y esforzarse. El Estado puede hacer mucho si legisla bien los mínimos, administra la justicia con jueces independientes e imparciales, asegura la seguridad y evita impuestos abusivos y despilfarro de recursos.
Por supuesto que hay que disminuir los salarios, pero no sólo eso. Hay que recortar gastos en otros capítulos como subvenciones al cine o ONG partidistas, eliminación de sueldos de concejales, alcaldes de pequeñas localidades, diputados regionales y liberados sindicales, privatización de todas las televisiones estatales y autonómicas. También hay que terminar con los gastos en festejos inútiles (por ejemplo la Semana Negra de Gijón y festivales varios, energías renovables y carbón, eliminar prejubilaciones .Se precisa una moratoria en todas las oposiciones a la función pública docente y no docente, etc, etc.Y por supuesto iniciar un proceso de revisión del Estado de las Autonomías que garantice unidad de España y el recorte drástico del gasto. Paralelamente reformar y liberalizar el sistema escolar para rescatarlo de las ideologías hostiles a la libertad de mercado y a las virtudes de la tradición occidental judeocristiana. Sin esto la pobreza a imagen argentina se extenderá por nuestra patria española. ¿Estamos en alto riesgo de quiebra financiera del Estado Español
Los puestos de trabajo, los altos salarios o las mejores condiciones laborales son sólo una consecuencia de que se esté creando correctamente riqueza. Porque, efectivamente, siguiendo el hilo argumental de Braun y Rallo, la supuesta relación positiva entre gasto público y empleo todavía resulta más cuestionable. El gasto público sólo puede financiarse con impuestos más altos o con deuda pública. Si se escoge el primer camino y se suben los tributos de familias y empresas, las primeras tendrán menos renta para ahorrar y consumir y las segundas menores recursos para invertir y generar riqueza. Si elige la segunda vía, la emisión de deuda pública reduce o encarece el crédito para el resto de las empresas, motivo por el que no podrán invertir para crear nuevos puestos de trabajo o incluso se verán obligadas a quebrar por no poder refinanciar la deuda.
El socialismo de todos los partidos nos lleva a la ruina y a la tiranía.
Silvino Lantero Vallina
Comentarios
Por una profe 2010-11-11 22:28:00
Sr. Vallina: ¿y qué opina,usted que sabe de eso,de los dispendios en materia de educación,llámese ordenadores para 5º y similares?
Por Manuel Sánchez 2010-11-11 21:09:00
Comentarios Excelente el comentario sobre los efectos devastadores que el socialismo desencadena cuando interviene abusivamente en la economía. Su afán liberticida estrangula las iniciativas creadoras de trabajo y de riqueza y presenta a la turba de demagogos que las cercenan como sujetos capaces de obtenerlas de la nada.
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